Capítulo 12: Historia (Parte 1)

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Gulf

La mañana había llegado cuando Gulf abrió sus ojos sin sentir que su cuerpo se quemaba. Habían pasado tres días en los que Mew se había dedicado exclusivamente a cuidar del omega, y con cada minuto que pasaba él empezaba a caer en cuenta de ello. Su cabeza comenzó a llenarse de vagos recuerdos donde veía la manera tan atenta en que el alfa había cuidado de él.

Su cuerpo había sido lavado y vestido, pues tenía puesta una pijama de seda que no recordaba haber comprado, y olía una mezcla de pino y café que combinaba a la perfección con su aroma a pie de limón. Además, no había sentido dolor salvo el primer día, así que comprendía que Mew le había proporcionado analgésicos para contrarrestarlo.

Y hablando de su profesor...

Gulf soltó un jadeo cuando observó lo cerca que estaban ambos en la misma cama. A su lado el alfa dormía plácidamente y parecía haber rejuvenecido por varios años. Esa expresión tranquila le sentaba bien, pareciendo un cachorro despreocupado que no tenía ninguna responsabilidad más que dormir. Se veía delicado, frágil, no muy propio a su habitual ceño fruncido y actitud altiva que tenía en su diario vivir.

En ese momento, Gulf no se aguantó las ganas de recorrer con su dedo las perfectas facciones de Mew. Trazó líneas suaves y delicadas en sus mejillas, en los surcos de su boca, en la frente y en la esquina de cada ojo. Se maravilló por el contraste entre la dureza de sus huesos y la suavidad de su piel, algo que no era muy usual en alfas.

Pero aquella calma pronto acabaría.

—¡Gulf!

Mew se levantó de un sopetón mientras su expresión se contraía. Luego giró su cuerpo y encaró al omega, quien podía notar que el alfa estaba asustado.

—¡¿Estás bien?!—preguntó mientras respiraba agitado y tocaba su rostro.

Gulf suavizó su mirada y asintió.

—Perdón por despertarte.

Mew negó con la cabeza: —Perdón. No debí quedarme dormido.

Luego se paralizó y quitó ambas manos de su rostro. En el fondo, su omega quería protestar mientras le exigía que volviera a acunar su cara para seguirlo observando de cerca, pero aquellas palabras no salieron de su boca. En cambio, notaba la manera en que la mandíbula del alfa se tensaba y sus ojos preocupados se edurecían.

—Debo irme.

—P'Mew—El brazo del omega voló con rapidez hacia el alfa.

Mew se tensó aún más bajo su toque, haciendo que Gulf dudara en si hablar lo que tenía en mente o dejarlo ir. Incluso el aroma que desprendía el alfa en ese momento no era el más apetecible, pareciéndose más al de un café recién pasado por una tostadora que al del fresco de la mañana.

Después de todo, el omega sabía que no estaban en los mejores términos, pero por decencia debía agradecerle a la persona que se había encargado de proporcionarle solo lo mejor para aguantar su celo. Así que decidió sacarlo todo, sin importar si esa era la última vez que tendría ese tipo de acercamientos con el alfa:

—Gracias. Por esto, por todo—dijo tomando la suave fábrica que tenía su cuerpo. —No tenías que aguantar a este omega en celo, ni llenarme de atenciones, pero hiciste que fuera más manejable.

Él continuó observándolo en silencio, pero Gulf pudo notar como sus ojos se suavizaron un poco. Era como si su interior estuviera en una lucha de la que estaba siendo testigo, pero en el fondo él no quería darse esperanzas. Ya se sentía lo suficientemente contrariado con el hecho de que su profesor lo hubiera visto en la peor condición que un omega podía estar.

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⏰ Last updated: Mar 28 ⏰

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La Nocturna | MewGulfWhere stories live. Discover now