𝐂𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟒

8 3 0
                                    

𝐶𝑎𝑝𝑖́𝑡𝑢𝑙𝑜 4

LAYLA

Hace nueve años...

Dejé mi maleta en la cama mientras buscaba desesperadamente mis Converse rojas. Ya había mirado debajo de la cama, en mi clóset y por toda la habitación, pero no las encontraba por ningún lado.

—¡Layla! —gritó mi madre desde abajo.

«¿Dónde Diablos estarán?», repetía una y otra vez.

—¡Layla! Si no bajas en este momento, te aseguro que pasarás todo el verano en casa —advirtió mi mamá.

Diablos, me rendí y opté por tomar mis Vans negras. Tomé mi maleta y bajé.

—¿Por qué tardas tanto?

—No encuentro mis Converse rojas. ¿Sabes si Esther sabe dónde podrían estar?

—Le preguntaré más tarde. Ahora, vámonos, el autobús esta a punto de partir.

Salimos de la casa y nos subimos a la camioneta de mamá. Hoy ella nos llevaría para tomar el autobús que nos llevaría al EcoCamp Verano Vivo, un campamento de verano que estaban ofreciendo en nuestra ciudad y al que asistirán la mayoría de los niños de nuestra comunidad.

Estaba emocionadísima por ir. Lo mejor de todo es que no estaría sola, estaría con Grover y mis amigas de primaria. Mamá y Papá se irían en un crucero durante las vacaciones de verano, por lo que los empleados de la casa también habían recibido tiempo libre con sus familias o descansar, y se les pagaría como si estuvieran trabajando, a pesar de no haber nadie en casa.

—Muy bien, niños, hemos llegado —anunció mi madre mientras estacionaba la camioneta.

Tomamos nuestras maletas y descendimos del vehículo. Mamá se bajó para despedirse de nosotros.

—Grover, cuida a tu hermana —él asintió. acatando las órdenes.

—Y tú—se giró hacia mí—, haz lo que te pidan. No hagas travesuras, compórtate y no comas en exceso, podrías enfermarte si recargas tu estómago con tanta comida.

—Si, mamá —contesté con una sonrisa inocente.

—Muy bien, cuídense. Los amo —dijo, despidiéndose con un beso de nostros.

Nos acompaño mientras sabíamos al autobús y se quedó conversando con uno de los responsables del campamento, dándole indicaciones sobre nosotros.

Al subir al autobús busqué con la mirada a Vianney, quien alzó la mano al verme. Me senté a su lado, y comenzamos a charlar de lo emocionadas que estabamos. Grover se sentó enfrente, junto a Osiel, quien también había venido al campamento después de haberle insistido a su padre de dejarlo venir al campamento en vez de tomar durante todas las vacaciones clases particulares de matemáticas.

—Le dije a mi mamá que nos hiciera una merienda para el viaje —me comentó Vianney mientras sacaba su lonchera de Hello Kitty. En su interior había dos jugos, dos sándwiches de nutella con plátano  y dos manzanas.

—Layla, mamá dijo que no comieras tanto —intervino Grover, volviéndose hacia mí.

—Por favor, Grover, la mamá de Vianney se levantó temprano para prepararlo. No puedo no comerlo, sería grosero de mi parte —dije, poniendo mis mejores ojitos de cachorro.

Él rodo los ojos y se acomodó nuevamente en su asiento.

—Toma —dijo Vianney extendiéndome uno de los sándwiches.

𝐋𝐚 𝐏𝐫𝐨𝐦𝐞𝐬𝐚 𝐃𝐞 𝐔𝐧 𝐁𝐞𝐬𝐨Where stories live. Discover now