𝐂𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟏𝟎

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𝐶𝑎𝑝𝑖́𝑡𝑢𝑙𝑜 10

OSIEL

Caminé por el largo pasillo dirigiéndome hacia el despacho de mi padre, quien me había llamado informándome que ya se había encargado del asunto de Layla.

Toqué la puerta antes de que la voz de mi padre me permitiera entrar. Al entrar, él estaba revisando algunos documentos y despejó la mirada de ellos para verme y pedirme que me sentara.

—Ya tienen la declaración de Layla —dijo, para luego encender un cigarrillo.

—Bien, ¿y ya están buscando al desgraciado?

Dio una calada a su cigarrillo antes de hablar.

—Deja que la policía haga su trabajo. Atrapar a un delincuente no es fácil.

—Si, pero ella puede estar en peligro.

Mi padre me escaneó y luego me mostró una sonrisa. Sabía que estaba a punto de decir algo que tal vez era cierto.

—Te recuerdo que estás comprometido, así que te recomiendo que dejes a un lado lo que estés sintiendo por Layla.

Él tenía razón, pero no era fácil hacer lo que me pedían Grover, Lorenzo, mi padre e incluso ella. Pero tampoco quería revelar la verdad. Aprendí muy bien que cuando lo hice hace un año, todo se fue al carajo.

—Pero, ¿qué dices? Layla es como...

—Una hermana —terminó por mí—. Han crecido juntos que por cierto, hace mucho que no veo a Grover. Solían estar todo el tiempo juntos.

—Las cosas cambian padre, el tiene ahora su vida y yo la mía.

Mi padre asintió, sabiendo que tenía razón, pero también vi cierta preocupación en su mirada. El tema de Layla y nuestra relación nunca fue sencillo para él. Desde pequeños, nuestras familias han estado muy unidas debido la gran amistad de nuestros padres, quienes han sido mejores amigos de toda la vida.

—Tienes que recordar tus responsabilidades, hijo. Eres mi único heredero y el futuro de los negocios de la familia están en tus manos, con todo lo que eso implica—agregó, exhalando el humo de su cigarrillo.

—Lo sé, padre. Pero en este momento, lo importante es que Layla esté a salvo —respondí, sintiendo esa dualidad en mi interior: las responsabilidades familiares y la necesidad de cuidar de Layla.

—Confío en que tomarás las decisiones correctas. Ahora, necesitamos hablar de algo que me tiene muy preocupado —dijo, buscando entre todos los documentos uno en especial—. Nuestros inversionistas no están del todo satisfechos con el proyecto actual. Creíamos que las cosas en la compañía iba muy bien. Supongo que Albert y yo tendremos que volver a tomar las riendas de la compañía.

Revise los documentos sobre los planos del nuevo modelo. Recordaba haberlos revisado y no encontré errores evidentes.

—Pero, no lo entiendo. Los planos que tengo en la oficina coinciden con los que vemos aquí —dije volviendo a hojear los documentos.

—Necesito que revisen muy bien, Grover y tú. Ambos son los dueños y ahora los que dirigen la compañía. Necesitamos resolver esto antes de que el nuevo modelo salga al mercado, no queremos ninguna falla —indicó con preocupación.

𝐋𝐚 𝐏𝐫𝐨𝐦𝐞𝐬𝐚 𝐃𝐞 𝐔𝐧 𝐁𝐞𝐬𝐨Where stories live. Discover now