𝐂𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟏𝟏

15 3 2
                                    

𝐶𝑎𝑝𝑖́𝑡𝑢𝑙𝑜 11

LAYLA

𝐻𝑎𝑐𝑒 𝑢𝑛 𝑎𝑛̃𝑜...

El sol estaba a todo lo que daba, mi hermano disfrutando su fiesta en el patio junto con sus amigos y otros compañeros de su Universidad, mientras yo estaba en mi habitación viendo cómo ellos se divertían pegada en la ventana.

Cuerpos mojados, chicas en bikini, chicos en bermudas jugando dentro de la piscina, otros bailando, moviendo sus cuerpos como lombrices.

—¿En serio no podemos bajar? —preguntó Vianney, quien había venido a pasar el día conmigo antes de que ella también se fuera de vacaciones.

—No, Grover me dijo que no nos quería ver en su fiesta.

Me quité de la ventana y me senté de nuevo en la cama, donde había un montón de esmaltes de diferentes colores y maquillaje por dondequiera. Habíamos planeado maquillarnos y pintarnos las uñas, pero cuando terminamos ya no teníamos nada que hacer.

—Pero nos podemos colar, sin que él se dé cuenta —propuso con una mirada maliciosa.

Me negué rotundamente, si Grover me ve en esa fiesta me mata.

—vamos —insistió.

—Pero, ¿cómo le vamos a hacer para que no se dé cuenta?

—Fácil, aún tienes las pelucas que usamos para disfrazarnos el año pasado de las chicas súper poderosas con Natalia.

Asentí.

—Bien, manos a la obra.

Tomó su estuche de maquillaje y empezó a maquillarme. Después de un rato, peinamos las pelucas. Ella se puso la de Bombón y yo la de Burbuja.

—¿Estás segura de que nadie se va a dar cuenta  de que somos nosotras? —dije, apenas manteniéndome de pie, debido a los tacones que me hizo ponerme.

—Con el maquillaje que nos hice, estos tacones y las pelucas parecemos de la edad de ellos.

Vianney empezó a caminar, y yo detrás de ella pero me torcia el pie con cada paso que daba.

—Espera, no puedo caminar, son muy altos los tacones —me sostuve de su brazo para no caerme.

—Tienes que acostumbrarte a caminar con ellos.

Tras unos intentos torpes y divertidos, logré caminar con cierta soltura. Juntas, nos acercamos sigilosamente al patio donde se llevaba a cabo la animada fiesta de mi hermano.

—Recuerda, actúa como si fuéramos universitarias, ¡no podemos delatarnos! —susurró Vianney mientras se ajustaba la peluca.

Asentí, tratando de imitar la forma en la que se comportaban los demás.

Entramos al patio y nos mezclamos entre los invitados. Pronto, algunos chicos se acercaron y comenzaron a conversar con nosotras, pensando que éramos de su universalidad. La sensación de estar disfrazada y oculta tras la peluca me hacia sentir más segura de que mi hermano no me descubriera.

Pero mientras charlábamos, mi mirada se cruzó con la de alguien que me dejó helada. Era Osiel, el mejor amigo de mi hermano y del que estado enamorada desde hace siete años. No sabía si esbozar una sonrisa o desaparecer. Sin embargo, antes de que pudiera reaccionar, Vianney nos separó para socializar con otros invitados.

—¡Vamos, es hora de disfrutar! —exclamó, arrastrándome hacia un grupo de chicas que estaban riendo y bailando cerca de la piscina.

Intenté relajarme y disfrutar el momento, pero no podía evitar sentirme ansiosa cada vez que veía a Osiel. ¿Y si me reconocía? ¿Y si le dice a mi hermano? ¿Y si todo este plan era un desastre?

𝐋𝐚 𝐏𝐫𝐨𝐦𝐞𝐬𝐚 𝐃𝐞 𝐔𝐧 𝐁𝐞𝐬𝐨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora