31.

201 23 0
                                    

PETE:

Quería golpearlo, quería destrozarlo con mis manos. ¿Cómo pudo llamar a alguien solo para tener sexo? ¿Su memoria era de corto plazo? ¿Tan rápido se olvidó de mis sentimientos? ¡Era un imbécil! Yo quería hablar con él. Quería que me explicara todo lo que ha dicho, pero nada. ¿Cómo lo encontré? En una situación de sexo con esa tipa.

Maldita sea.

Me tiré a la cama y comencé a llorar. Saqué mi dolor, la ansiedad que me causaba ese idiota. Todo lo que estaba haciendo era solo para alejarme de su lado, para que lo viera como el malo de la película sin serlo.

¿Tanto era? ¿Tanto quería alejarse de mí?

Me había enamorado de él, no le pedía nada a cambio. ¡Nada! ¿Y él? Claro, quiso meterle a un agujero solo para satisfacer sus instintos. Como yo lo rechacé, fue atrás de otra tipa para revolcarse.

No quería estar cerca de él, tenía náuseas de solo pensarlo.

Me iré de aquí. No estaré cerca de ese idiota. Si tanto quiere alejarse, que así sea. No seré su juguete

Eso iba hacer.

Salí del cuarto sin llevarme nada; total, nada era mío.

Iría a mi departamento para bañarme y salir por la noche. Ya no importaba nada, solo quería despejar mi mente de ese idiota. Sí tanto quería alejarme de su estúpida presencia, pues lo consiguió. Yo no era un juguete para tratarlo de mala gana.

Nadie pisotearía mis sentimientos. Ya no más.

La vida me ha enseñado demasiado para volver a lo mismo. No era un pendejo, ni mucho menos un ciego enamorado. Ese tiempo ya pasó hace mucho. Ahora era un chico diferente, y no veré como el hombre del que estaba enamorado, me trataba a patadas.

Ya no.

Salí de la mansión sin que nadie me viera. Ya fue mucho para mí, al diablo el conflicto que tenían, al diablo la verdad que tanto guardaba con ahínco. ¡Al diablo con él!

Di una última mirada hacia la mansión y me despedí con la mirada.

Que te vaya bien con esa tipa, idiota.

Llegó la noche y ya estaba listo para salir a distraerme. Porsche me había llamado, pero no le contesté. No quería saber nada del tema de hombres lobos, ni de ese estúpido, solo quería volver a mi vida normal y pacífica, sin estar preocupándome por un grupo sanguinario que querían mi trasero solo por estar rodeado de hombres lobos.
Sí, quizás tenía que olvidar ese tema y enfocarme en otra cosa.

Me puse un top azul que se me vieran mi abdomen  acompañado con un pantalón de cuerina azul y  unad botas negras. Me veía muy sexy; dejé mi cabello peinado a los lados y un poco de maquillaje.

Nadie me pisoteará. Nunca más.

Salí de mi departamento, llevando el taser en mi bolso. Si algo pasaba, me defendería sin dudar.

En todo el bendito camino, estuve mirando por todas partes, para que nadie me saltara encima para hacer daño. Llegué con desconfianza a la discoteca, ya nada era lo mismo que antes. Ya no podía estar tranquilo sin pensar que algo se podía lanzarse
encima para matarme.

-¡Hola, Pete! -gritaban mis amigos de copas, mientras movían sus cuerpo al compás de la música. En total eran tres, cada uno de ellos lo había conocido en la universidad. Siempre los encontraba en esta misma discoteca los fines de semana.

-¡Hola, Chicos! -grité por encima del volumen fuerte de la música.

-¡Pensé que te casaste! -dijo Macao, el chico que siempre estaba detrás de mi trasero. ¡Me alegro que no sea así!

-¡Soy un hombre libre! ¡Soltero! grité, mientras reíamos los cuatro. Empecé a moverme con ellos por toda la pista de baile. Dejé a un lado mis pensamientos, y disfruté de mi noche. Ya no más Vegas, ni hombres lobos extraños. Solo yo y la diversión.

Moví mis caderas, y reí con mis amigos.

Siempre había estado rodeado de personas, pero a veces me sentía solo. Había veces que más acompañado estaba, más solo me sentía.

Así que por eso, es que salía de vez en cuando con mi soledad.

-Te encontré -susurró detrás de mí. Me congelé para luego sentir como me cargaban y ponían encima de uno de sus hombros. Porsche me dijo que no respondías a sus llamadas. Tuve que transformarme en lobo para llegar a tu olor.

-Bájame.

-No contestó, sacándome de ahí. La ira se acumuló en mi pecho y empecé a darle golpes fuertes en la espalda. No tenía ganas de estar a su lado, ni que me tocara un pelo—. Vamos a hablar.

-¿Hablar? ¡Ni mierda hablaré contigo! -grité, intentando bajarme de su hombro. Parecía un saco de papa-. ¡Vegas!

-Calla, tengo que decirte algo.

-¿A mí? O, ¿a la tipa? Porque déjame decirte, que no tengo nada que hablar con un estúpido como tú -Escupí con molestia. ¡Bájame ahora!

-Como siempre tan salvaje, querido Pete.

-Claro, claro. Ahora sí, bájame imbécil -exigí, mirando como salíamos de la discoteca. Miré como mis amigos salieron y observaron como el idiota de Vegas estaba llevándome.

-¡Pete! ¿Quieres ayuda? -gritó uno de mis amigos. Escuché como gruñó Vegas. De nuevo soltaba un signo de hombre lobo.

-¡Estoy bien! ¡Luego nos vemos!
dije en voz alta, dejándome llevar
por el idiota de Vegas. Escuché
cómo preguntaba sobre Macao; sin embargo,no le respondí
¿Para qué hacerlo?
No quería ni hablar con él. ¡Idiota y estúpido, hombre lobo!

ERES MI ALPHA (vegaspete)Where stories live. Discover now