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VEGAS:

Lo deseaba con todo mi cuerpo. Ahora que sabía que era mi mate y compartíamos ese lazo, todas las emociones se duplicaban, haciendo irresistible poder no tocarlo. Era demasiado perfecto, tan hermoso y tan imponente. Quería estar dentro de el, llegar al clímax y sentir esa sensación electrizante que solo el me causaba.

Su pecho subía y bajaba con rapidez. Claramente, estaba apreciando el estado que le ponía mi presencia. Llevé mis manos a su trasero para que se hiciera más contacto con mi erección que estaba sobresaliendo del pantalón.

Ambos gemimos.

-Quiero devorarte enterito mascullé, mordiéndole suavemente el mentón. No he tenido sexo desde hace un mes.

El resopló.

-Eso es bastante tiempo. Tanto que ya mismo lloro por la pena que siento.

-Tú ironía me enciende.

-Y tu sinvergüencería, hace que tenga ganas de golpearte. -Sentí sus manos sobre mis hombros, alejándome un poquito de el-. Mírame -acaté a su mandato. Sus ojos estaban oscuros de la excitación que nos rodeaba. Tomó mi rostro en sus manos, de una manera demasiado delicada y cálida -. No será sexo. Quiero que sea algo más profundo.

Nuevamente estaba sacando el tema sobre el sexo.

-Lo sé, Pete. Solo que te deseo tanto, y.... quiero tenerte -mascullé, pasándome la lengua por mis labios.

El se estremeció-. Quiero tenerte para mí.

-Eres un hechicero muy erótico.

-Eso debería decirtelo a ti -concluí, poniendo una mano en uno de sus pezones. Enseguida pude sentir la dureza de sus botones. Lo escuché gemir, incentivando las ganas de sacarle completamente la ropa.

-Tengo ciertas ganas de.... -No habló, ya que chupé su cuello, para luego morder. Seguí acariciando sus botones rosados con mis dedos. Lo podía sentir moverse inquietamente encima de mí, provocando caricias a mi parte rígida masculina-. Espera, Vegas. Oh Dios....

Dejé de acariciar con mis dedos, y reemplacé mi boca, tomando uno entre mis labios para comenzar a chupar, moviendo mi lengua por todo su cuerpo.
-Tu lujuria está incrementando murmuré entre su pecho. Chupé, haciendo ruido. El gemía y se mecía contra mi cuerpo, para tener más contacto-. Podemos hacer algo al respecto.

-Eres un tonto.

-Eso lo sé perfectamente -Chupé, jalándolo un poco para luego chuparlo profundamente. Llevé una de mis manos hacia su pantalón, dirigiéndome hacia su parte intima el cual ya estaba húmedo. Con mis dedos diestros y con movimientos perfectos, me sumergí en su parte húmeda-. Oh Pete, parece que esta vez, estás listo para mí.

No habló, sino gimió, moviéndose y acoplándose con mis dedos.

-Vegas...

-Quiero probarte -sugerí con desesperación. El jadeó y me miró, y vaya que me dio una mirada demasiado excitado.

-No estoy enseñado al sexo oral. Y ya te dije que no quiero que solo sea sexo, quiero hacer bien las cosas. Además, todavía me duele un poco el cuerpo. -Moví más mis dedos, y soltó otro gemido—. Eres un idiota. Lo digo muy en serio.

-Entiendo. Pero.... Podemos hacer otras cosas muy diferentes propuse demasiado excitado, por todo lo que estaba tocando y viendo. Por el en general. -

-¿Quieres venirte con mi mano? preguntó algo ido por la pasión que estaba desbordando. Su idea no estaba para nada mal-. Podemos tocarnos y... ¡Vegas! -gimió fuerte, cuando metí un dedo en su cavidad,
entrando y sacando lentamente, dándole el toque de la desesperación de por más.

-Podemos hacerlo, querido. Muchas cosas. Comienza, antes que termine con esta tarea -comenté, tomando una de sus manos para dirigirla a mi pantalón. Escuché su jadeo al tocar mi erección.

Bajé mi cabeza y tomé uno de sus hermosos pezones con mi boca. De nuevo, lo comencé a chupar suavemente, y a la vez con desesperación. Mis dedos comenzaron a moverse, metiendo los dedos con rapidez, sintiendo como se derretía encima de mí.

Gemí, cuando sentí como una de sus manos tocaba mi parte masculina.

De arriba y abajo, sintiendo la humedad escurrir de ello.

La habitación se rodeó de nuestros gemidos y ruidos de cuerpos moverse. Nuestros corazones latían en unísono, compartiendo todas las emociones que suscita de ese evento erótico. Nunca pensé sentir algo así por alguien, siempre me mantuve alejado de todo. Siempre tomando un debido espacio.

El era mi mate, mi pareja destina, mi otra mitad.

Los movimientos se hicieron más rápidos, hasta que ambos soltamos unos gemidos fuertes, indicando nuestro clímax. El se veía tan hermoso, todo despeinada y con los labios semi abiertos.

-Eso fue demasiado excitante -dijo entre jadeos. Besó mi nariz y luego mi mejilla para último abrazarme con calidez, dejándome algo confundido por su demostración de afecto-.Sonreí y le regresé el abrazo, dándole un beso en su cabeza.

-Es primera vez que alguien me dice gracias al tocarlo.

-Soy tu primera vez en eso.

-Totalmente -contestó con una risa - ¿Nos bañamos juntos?

-No. Me bañaré solo, así que....cárgame hasta el baño. Me duele un poco el lugar de la herida - ordenó con su vocecita cansada.

-A la orden, señor -refuté, cargándolo suavemente. Estamos cubiertos de fluidos. Me gusta que huelas a mí.

-Yo prefiero oler a jabón. De verdad lo digo -Ambos nos reímos. Lo bajé suavemente en el baño, abriendo la ducha. ¡Hey grandulón! -Lo miré con una sonrisa por su palabra. El sonrió maravillosamente-. Te amo, Vegas.

Quedé congelado.

No era la primera vez que me decía sus sentimientos.

Pero esta vez, sentí algo en mi corazón. Algo que me provocó una sonrisa muy grande, pude al fin sonreír como antes. La misma sonrisa que tenía mi hermano, la misma que compartí en la  adolescencia.

No dije nada, todavía no podía decirle esa palabra.

Sin embargo, le di un beso lleno de mis sentimientos que tenía hacia el.

-Vegas. Sé que puedo arruinar este momento. Sin embargo, quiero saber qué mierda pasó con Tankhun y tu padre.

Me tensé.

El lo notó, pero no se apartó de mí. Más bien, me acercó más a el.

No tenía ganas de hablar sobre ese tema. Hablar, era como recordar la herida de mi pasado. Todavía no podía sacarme de la cabeza, la noticia de la muerte de ellos. El padre de Tankhun, fue el que me lo dijo. Pude ver su cuerpo y, el de mi padre. Ese día, mi madre lloró abrazando al hombre que le había acompañado todo ese tiempo.

Su otra mitad se había ido.

Y nunca más, lo volvería a ver.

-¿Vegas?

-Murieron en la disputa entre manadas -solté con amargura—. Tankhun, protegió a Porsche con su cuerpo, llevándose el disparo. Mientras que a mi padre, lo mataron fríamente.

-Lo siento tanto -susurró Pete con suavidad. Porsche me explicó algo, pero.... Lo lamento tanto. Por eso, tu mamá no sale de ese cuarto.

ERES MI ALPHA (vegaspete)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora