35.

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PETE:

Me le fui encima y utilicé mi taser a un lado de su costilla. Aquel tipo solo soltó un gemido y una risa. Su cuerpo robusto se fue encima y me tiró a la cama, sujetando mi muñeca e imposibilitando mis movimientos de escape.

-¡Suéltame!

-Es primera vez que encuentro a un chico duro de roer. Eres una delicia para un hombre lobo; sobre menos, si este es un alfa -Su voz me estremeció, provocándome arcadas -. Una advertencia que le removerá recuerdos viejos al pobre idiota.

-¡Si me tocas un pelo, te juro que te corto en pedazos! -grité fuertemente, intentando salirme de su agarre.

-No, mi niño. Así no se dice cuando solo eres un ser humano débil.

Y ¡bam!

Me dio un golpe que me dejó viendo estrellas.

Mi conciencia estaba algo ida. Solo dejé llevarme como un saco de papa en su hombro, Provocándome el recuerdo de Vegas.

Odio esto.

Solo era un simple chico que estaba involucrada en un conflicto entre manadas.

Abrí los ojos poco a poco,
encontrándome con un lago que
se extendía en el horizonte. El olor
a tierra húmeda cosquilleaba en
mi nariz, haciendo que mi cerebro
trabajara de manera rápida para
saber dónde mierda estaba.

-Despertaste. -Escuché hablar a un conocido que despreciaba con todo mi corazón. Pensé que el golpe te había matado. Pero por suerte, no es así.

-¿Qué quieres de mí? -inquirí suavemente. Estaba algo mareado, mi cabeza latía por el dolor que sentía por el golpe que recibí.

Soltó una carcajada llena de sorna.

-¿De ti? Nada, pero del futuro alfa, sí. -Caminó hacia mí y se agazapó hasta quedar en la misma altura—. Esta será la última vez que lo diré: Quiero los descendientes de la manada Arcanos. Cuando tenga lo que quiera, no volveré a molestarte. Tienes mi palabra como hombre lobo.

No, eso de esa manera no funcionaba 

Sabía perfectamente que Vegas, nunca le daría lo que pedía. Él no arriesgaría nada que tuviera que ver con su manada. Lo entendía, ya que si fuera él, también haría lo mismo.

Pensar que mi mejor amigo corría peligro con su bebé, hacía que me hierva la sangre y deseara matarlo con mis propias manos.
-Él no te dará lo que pides. Deberías rendirte e irte con tu manada asquerosa a otra parte -articulé con una mirada hacia los hombres que lo custodiaban. Eran en total cinco, todos ellos estaban atento a cualquier moviendo a su alrededor-. Ríndete, hombre.

-Él que se va a rendir es él. -Tomó abruptamente de mi mentón y lo alzó -. Todo comenzó con la muerte del hijo de nuestro anterior alfa, el fue muy querido por nosotros. Nunca desarrolló ese don que tienen los hombres lobos, ya que su parte humana siempre ganaba en eso.

-¿Por qué me dices todo esto?

Esa pregunta ya deberías saberla. Sobre menos, cuando estamos enfrente del lago. -Su declaración abierta, hizo estremecerme por completo. Sentí un escalofrío pasar por toda mi espalda, llegando a mi corazón, produciéndome el anhelado sentido de la muerte.

Estaba en peligro.

Algo me indicaba eso.

-Tienes tan pocos huevos para matarme, ¿verdad? Pensé que eras el alfa de tu manada, y solo eres un asesino disfrazado de líder. -Suelto con una mirada fija en él, no le iba a mostrar el miedo que estaba sintiendo, no le iba a dar el privilegio de eso-. Cobarde.

Resopló. Claro, soy muy cobarde. Ahora te diré como murió nuestro Tawan. -Indicó a los hombres que me tomaran de ambos extremos. Gemí cuando el dolor punzante latía en mi cabeza por la brusquedad que usaban en mí-. Fue la culpa de esa manada Arcanos. El se ahogó en este lago que conduce hacia ese territorio. El recibió un disparo.....

Un arma apuntó hacia mi pierna, y el ruido de la bala salir resonó por el todo el lugar. Grité fuertemente, sintiendo el dolor en la parte del músculo. El maldito me hará lo mismo que le hicieron al ex de Vegas.

¡¡Te matarán!! ¡¡Lo pagarás con tu vida!! -grité fuertemente, doblegándome del dolor-. Este conflicto solo traerá muerte para ambas manadas, ¡nunca estarán tranquilas! ¡Nunca!

-¿Eso me importa? Me importa un cuerno, solo quiero obtener lo que quiero. Mis hombres están de acuerdo conmigo. Mi manada es la dueña del territorio del sur, y muy pronto seremos más que en la manada Arcanos.

—¡Púdrete, imbécil! –Le escupí hacia la ropa. Alcé la mira con altivez y sonreí de medio lado-. Morirás a tu propia ley, y me reiré desde el infierno.

-Eso quiero verlo, precioso.

Y lo hizo.
Uno de esos hombres me tomó, y de un agarre, me tiró al lago. No fue cerca de la orilla, sino en medio. La fuerza descomunal que ellos poseían, hizo que mi cuerpo fuera lanzado de una manera abrupta.

No podía nadar, tenía las manos bien atadas. Tampoco podía moverme, todo mi cuerpo estaba magullado, y mi pierna dolía por el disparo.

Escuché sus risas. Quería justicia por lo que estaban haciendo, quería verlos de rodillas con lágrimas en los ojos.

Sabía que más adelante, todo se volvería un caos. Iban a morir demasiados inocentes, solo por una disputa absurda entre manadas, una disputa que no terminaría hasta que una de las manadas, muera en su totalidad.

Maldita realidad.

Intenté respirar, estaba tragando bocados de agua, sabía nadar, pero la corriente era demasiado fuerte. Aparte de tener el cuerpo magullado sin fuerza, no podía mover mis músculos del cuerpo con normalidad. Iba a ahogarme, mi vida terminaría en ese asqueroso lago de mala muerte. Por un momento todos los recuerdos rodearon en mi cabeza, sintiendo el presentimiento de muerte.

-¡Resiste! ¡Por favor, resiste! -gritó una voz muy reconocida para mí. Miré como venía hacia mí, pero el ruido estridente de un arma, resonó cerca de nosotros. Esos malditos estaban disparando a los lejos. Gimió de dolor, pero no se detuvo. Siguió nadando hacia mí.

No podía más, quería cerrar mis ojos y descansar.

¿Lo amaba? ¿A pesar de sus actos estúpidos lo amaba?

Recordé su sonrisa, recordé su olor masculino, los momentos que había salvado mi vida como si fuera una damisela en peligro.

Sonreí levemente. Los latidos de mi corazón al estar a su lado, al sentir la calidez de su presencia; estaban ahí conmigo. El sentimiento que renació después de caer por muchos obstáculos, aquel sentimiento que tanto había buscado, todo aquello.... Él me lo había hecho sentir.

No solamente con sus actos, sino con su mirada.

Intenté no enamorarme de él, intenté que no entrara en mi cabeza y en mi corazón.

Todo fue imposible.
Él se adueñó de cada lugar recóndito de mí ser, se adueñó de mi corazón herido. Nunca lo olvidaría, a ese chico petulante, que fingía ser malo.

El cliché del chico malo. Mi chico. Mi lobo.

Y caí, sumergiéndome en aquel lago. Cerré los ojos, dejándome llevar por el cansancio por el estrés sometido. Me llevé los recuerdos de todas las personas que había conocido. De cada una de las emociones que surgieron en aquel momento, de los sentimientos resbaladizos, de las sonrisas y las risas.

Me llevé todo conmigo.

Solo dejé una parte de mi corazón con aquel hombre lobo.

Y unas palabras en mi boca para él.

ERES MI ALPHA (vegaspete)Where stories live. Discover now