Prólogo

7.9K 330 27
                                    

[Kilian 5 años, Amira 5 días]

El nacimiento de la pequeña Amira había revolucionado la manada Red Blood, sobre todo la casa del Alfa y la Luna. El Alfa no podía dejar de admirar a la pequeña niña de cabellos rubios que le había robado completamente su corazón, y la Luna no dejaba de morir de ternura al ver a su gigante hombre cargando con tanta ternura a su pequeña cachorra.

Einar y Aitana no podían perderse de conocer a la pequeña nueva integrante de la familia Relish, Mason e Irina no se habían perdido el nacimiento de Keila, así como tampoco el de los mellizos Kenneth y Katia, estos últimos habían nacido hace apenas dos meses. Así que todos juntos se subieron al avión de Einar directo hacia Seattle.

-Mami, ya estoy aburrido – Kilian no sabe con qué entretenerse, sus tres hermanos duermen y él no tiene nada de sueño.

-Ya queda poco para llegar cariño – le responde con dulzura su madre.

-¿Por qué no me podía quedar con tío Anoki y tía Aila? – se queja.

-Porque mami te iba a extrañar un montón, y porque tía Aila no puede cuidar de ti, dentro de poquito va a nacer tu primo.

-Creo que ya tenemos suficientes niños en la familia – dice con cara de desaprobación, robándole una carcajada a sus padres - ¡Hablo en serio!

-¿Ya no quieres más hermanitos? – le pregunta su padre.

-No papi, ya somos cuatro – y mostró cuatro de sus deditos.

-¿Ves? Somos dos los que opinamos que somos suficientes – le dice Aitana a su mate.

-Lo hablaremos más adelante – Einar no se da por vencido, siente que nunca es suficiente si se trata de cachorros.

El avión aterriza y los seis bajan del mismo directo a un auto que envió Mason para llevarlos hacia la manada. En el viaje Keila se despierta y mira a su alrededor con suma atención y con la curiosidad de una niña de un año y unos meses, y Kilian pide ver a sus abuelos y padrinos, luego de prometerle que los visitarían imita a su hermana, mirando todo con atención.

-¡Mason! ¡Felicitaciones! – Einar le da un gran abrazo a su amigo y éste sonríe feliz, mientras de fondo se escucha un llanto ensordecedor – Tiene buenos pulmones.

-Demasiados buenos – dice risueño Mason, lo cierto es que no le importa en lo más mínimo los llantos de su hija, él está feliz por tenerla a su lado – No sabía si entraban todos en un auto, estuve a punto de mandarte un micro – dice riendo.

-Calla que tú no estás tan lejos, ahora son tres.

-Y no dentro de mucho van a ser cuatro, solo tengo que convencer a Iri.

-Suerte con eso – ríe Aitana – Felicidades Mason.

-Gracias Aiti.

-¡Tío! – Killian corren a saludar a su tío y Keila imita a su hermano mayor.

-¡Pero qué grande que están! ¿Cuánto han crecido? ¡Tú casi me alcanzas!

-Tío nos vimos hace poquito – dice Kilian poniendo sus ojos en blanco.

-Igual, creces a cada segundo campeón. Entremos, así conocen a mi pequeña princesa.

Los siete entraron a la casa, donde se pudo escuchar con más fuerza el llanto de la pequeña Amira, Kilian frunció su ceño con desaprobación y con ganas de irse a su casa. ¿Cuántos días había dicho su papá que estarían allí? ¿Todos esos días tenían que aguantar los gritos de esa niña?

Una Loba para el CachorroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora