Ocho

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[Kilian 21 años – Amira 16 años]

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[Kilian 21 años – Amira 16 años]

Un mes fue lo que pasé lejos de la manada, yendo de manda en manada, buscando sin éxito a mi mate. Pero era hora de volver a la manada, en pocos días mi hermana Keila cumpliría 18 años, y quería acompañarla en los días previos y sobre todo cuando se convierta.

-¡Mi bebé! – grita mamá cuando me ve correr en mi forma de lobo.

Una parte de mí quiere tirarse sobre ella, estoy feliz de verla, la extrañé. Pero otra parte de mí se encuentra muy avergonzada, mamá nunca va a entender que ya crecí, soy el futuro Alfa, que me hable de esa forma no es lo adecuado, siento que mi manada no me va a respetar si saben que soy un niño de mamá. Miro a papá que está conteniendo la risa, a Keila y Katia se le escapan unas pequeñas risillas, y Kenneth mantiene su cara neutra, igual que siempre. Entro a casa y voy directo a mi cuarto, donde me transformo en humano y me visto rápidamente, bajo las escaleras donde mamá me está esperando con sus brazos abiertos.

-Chiquitito – me dice mientras la envuelvo con los brazos.

-Hola ma – la saludo y dejo un beso en su cabeza – Te agradecería si no me gritas bebé en el medio de toda la manada soy el futuro Alfa mamá – le digo y ella me mira con el ceño fruncido.

-Y yo soy la Luna, y le voy a decir como quiera a mis bebés – me dice y papá lanza una fuerte carcajada mientras me separa de mamá.

-Hola cachorro – papá me revuelve el pelo y abraza por los hombros a mamá.

-Hola pa, ¿cómo ha estado la manda?

-Todo bien – me guiña un ojo.

-¿Y ustedes como han estado? – le pregunto a los mellizos.

-Súper bien, aunque hemos tenido un montón de tareas. Deberían de exonerarnos de tareas por ser los hijos del Alfa – dice Katia haciéndome reír.

-Tendrían que darte más tareas justamente por eso – le digo y ella me saca la lengua, para después darme un abrazo fuerte y un sonoro beso en mi mejilla, yo sonrío porque ella es pura energía - ¿Y tú cómo has estado? – le pregunto a Kenneth mientras lo abrazo y le revuelvo el pelo.

-Bien – me dice mientras da un paso atrás, yo suspiro y niego con la cabeza, de los cuatro es el menos expresivo y el menos cariñoso.

-¿Y tú? ¿Muy nerviosa? – le pregunto a Keila.

-Extremadamente, solo falta una semana para mi transformación – chilla mientras se abraza a mi cintura, yo río y dejo un beso en la cabeza.

-Lo vas a hacer espectacular, ya vas a ver – le guiño un ojo.

-Estoy segura que sí, ustedes van a estar conmigo – me dice y yo le sonrío.

Una Loba para el CachorroKde žijí příběhy. Začni objevovat