Treinta y uno

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[Kilian 21 años – Amira 16 años]

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[Kilian 21 años – Amira 16 años]

         Mis padres y tíos están actuando demasiado raro, y no sé por qué, lo que me frustra demasiado. Mis padres decidieron que toda la familia se quedaría por unos cuantos días en White Moon, incluso pasaríamos mi cumpleaños acá, lo cual me extrañó demasiado. Los noto a todos muy tranquilos, demasiado, considerando que no llevo una pulsera puesta y que por ende cualquier vampiro puede olerme a kilómetros de distancia. Pero no voy a ser yo la que se encargue de alertar a todo el mundo, por lo tanto, lo dejo pasar, aunque veo que la manada ha aumentado sus guardias, incluso hay vampiros de los tíos Arinka y Otto custodiando, vampiros que por supuesto encontrar ya a su Tua.

         -Okey, estoy aburrida de este encierro impuesto, ¿nos escapamos y vamos al lago? Podemos escribirle a Ferran y a Joakim – me dice entusiasmada Katia.

         -Tú puedes ir a dónde quieras, la del encierro impuesto soy yo – le digo con obviedad.

         -Pero si encierran a mi amiga, ¡también me encierran a mí! ¿Le escribo a los chicos?

         -Kat, no puedo ir, porque no solo me pondría en riesgo a mí, sino que a ustedes y a toda la manada. No me voy a mover de acá – digo con seguridad, ella bufa.

         -Esto apesta – se queja.

         -Pues dímelo a mí, tú al menos estás yendo al colegio – suspiro y ella asiente con su cabeza - ¿No notas raro a nuestros padres y tíos? – le pregunto frunciendo el ceño, ella me mira por unos segundos, pensando.

         -La verdad que no – dice elevando sus hombros – Debe ser que están planeando alguna otra cosa para inhibir tu olor – pienso unos segundos sobre sus palabras y asiento con mi cabeza, es probable que sea ese el motivo de que estén tan extraños, igualmente no me gusta que no me cuenten, después de todo la afectada soy únicamente yo.

         -Tal vez – digo suspirando - ¿Qué te parece si invitamos a los chicos a una tarde de películas?

         -Del asco, no puedo ni acercarme a Ferrán porque papá, Kilian, nuestros tíos y tus hermanos andan cerca – bufa y yo río.

         -Pues ahorita mismo somos las únicas en la casa – digo subiendo y bajando las cejas, ella chilla y toma enseguida su celular.

         -¿Qué esperas? ¡Escribile rápido a Joakim! – lanzando una carcajada tomo mi celular para invitar a Joakim a que venga a la mansión.

         Ambos chicos nos confirmaron su asistencia, y en menos de veinte minutos nos encontramos los cuatro en mi dormitorio, sentados en el piso, rodeados de golosinas y a punto de iniciar una película. Joakim está sentado a mi lado, con un brazo rodeándome los hombros y mi cabeza cómodamente apoyada en su pecho. Katia está sentada entre las piernas de Ferrán, ambos demasiados abrazados, verlos me provoca una sonrisa involuntaria, es que son demasiado hermosos juntos.

Una Loba para el CachorroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora