CAPÍTULO 9

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8:30 p.m.

Las risas solo se hacían cada vez más fuertes. Ambos hombres se encontraban sentados en el balcón de aquella heladería observando lo poco que se lograba divisar de las calles de aquel lugar. Todo se sentía tan cálido de repente. Las personas no dejaban de aparecer, los bares a sus alrededores estaban llenos y los puestos callejeros eran muy atrayentes.

De pronto la vida comenzaba a ser más colorida, era extraño.

— Entonces esa vez el capitán llegó y justo vio que Manduk estaba limpiando sus pantalones, pero... p-pero —se detuvo sin dejar de sonreír al ver la forma tan tierna en la que aquel alfa lo observaba— ¿sucede algo?

— No, es solo que... —suspiró viendo directamente a sus ojos— creí que nunca volvería a verte. Casi mato a Taehyung cuando me enteré de lo que hizo, y... me lamenté no haber llegado a tiempo, si tan solo... no hubiera tardado o...

— No es tu culpa.

— No me imagino todo el dolor que pasaste, el miedo... —tragó saliva— pero, ahora que te tengo aquí, puedo decirte que tus amigos y yo no paramos hasta que... hubieron inconvenientes que nos detuvieron.

— Eso ya no importa, Hyung —sonrió apenado— fue difícil, sí, pero... son cosas que pasan.

— Eres muy fuerte.

— Lo soy, no por nada vencí a todos en mi prueba de defensa —rió llevando el helado a su boca.

— Maduraste mucho, claro, era de esperarse, ya casi tienes... 30 años, ¿no?

— Oye... —se quejó— tampoco estoy tan viejo.

— Lo estas —sonrió.

— Pues tú tienes casi los 50.

— Tengo 45, no me mates tampoco —fingió sentirse ofendido.

Ambos comenzaron a reír nuevamente. La vibra que ambos traían era demasiado linda que incluso los de su alrededor creían que ya eran una pareja de esposos.

— ¿Tienes el número de Yoongi y Jimin?

— Oh, sí, ¿quieres hablarles ahora? —tomó su teléfono.

— ¿Será buena idea?, no quiero... —se quedó en silencio por unos segundos— bien, quiero hablar con ellos.

Namjoon sin esperar más buscó entre sus contactos a alguno de aquellos dos, siendo Jimin el primero en aparecer y el primero en ser marcado. Jungkook sin más tomó aquel aparato entre sus manos esperando que este contestara, lo cual fue algo difícil pues, hasta la quinta llamada finalmente respondieron.

¿Hola?

La voz era de una niña.

— Hola, ¿está... Jimin?

Papá está en el baño, ¿qué necesita?

Jungkook y Namjoon no pudieron evitar reír. La sinceridad de los niños en aquella edad era muy penosa en ciertos momentos ya que la vergüenza seguramente no existía tanto como tiempo después.

I LEARNED TO PLAY |DPWT PT.2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora