♡Capítulo 5♡

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Darien vio a Diamante sentado sobre el muro fuera de la casa mientras conducía bajando la calle. Cuando Diamante le saludó con la mano, al instante Darien se puso dür0 y sonrió de oreja a oreja. Aparcó a su lado y le dio al botón del maletero.
Diamante dejó caer su bolsa dentro y lo cerró de golpe.
—¿Me has echado de menos?—preguntó Diamante mientras se deslizaba en el asiento de pasajeros.
Darien le echó un vistazo y se le curvó la boca en una sonrisa.
— El apartamento ha estado limpio, conseguí ver lo que quise por la TV y comí comida china tres veces. ¿Tú qué crees? —
Diamante se rió y deslizó su mano sobre el aumento prominente en los pantalones de Darien.
— Sí, me echaste de menos. —
Darien gymi0. Su p0ll@ lloraba al pensar en f0ll@rse a Diamante. Había estado fuera durante una semana pero se sentía como un mes. Sólo tenía que mirar a Diamante para desearlo.
—¿Has sido un buen chico y no te has hecho p@j@s? —preguntó Diamante.
— Sí, pero casi me m@t@. —
Darien esperaba que Diamante le dijera lo mismo, pero no lo hizo. Una ola de inquietud le bajó por la espalda a Darien.
— Ve más despacio, hay una cámara con radar de velocidad más adelante —dijo Diamante.
Darien soltó un poco el acelerador. Estaba desesperado por rec0g€r a Diamante para poderse j0d€r el uno al otro locamente pero ya tenía tres puntos menos en su licencia. Diamante descansó su mano sobre el müsl0 de Darien, a centímetros de distancia de la fuente de su incomodidad y Darien suspiró. No estaba seguro si quería que la mano subiera o que la sacara, pero el calor de la palma de Diamante quemaba a través de la tela de sus pantalones. Darien sentía cada dedo. Su p0ll@ comenzó a luchar contra la cremallera que la limitaba. Darien estaba tan dür0 que dolía.
Después de que Diamante le hubiera llamado para decirle que estaba en Greenwich y le podía rec0g€r cuando quisiera, las p€l0t@s de Darien le habían dolido como si le hubieran colgado pesos de plomo y olvidado.
No le iba a decir eso a Diamante. Tal vez quería probarlo.
— Vas a tener que mover tu mano —dijo Darien.
Diamante acarició el müsl0 de Darien con su pulgar y Darien aspiró un aliento entre dientes.
— Intento que lleguemos a casa de una pieza —Darien oyó su voz c0gid@. No quería que Diamante supiera lo desesperado que estaba pero Diamante tenía que estar ciego para no verlo, ni oírlo. No era sólo s€x0. Darien adoraba tener a alguien al volver a casa, con el que hablar por la noche, alguien con quien reír, con quien estar.
Diamante era todo lo que Darien siempre quiso: divertido, brillante, guapo y s€xy. Sería perfecto, excepto por una cosa. Darien sabía que no era suficiente para Diamante.
Diamante era el dominante, aunque nadie que quisiera seguir con sus dientes en su sitio consideraría a Darien un sumiso. Darien había sido el dominante en todas sus relaciones, hasta que conoció a Diamante, y ahora eran más o menos iguales.
Excepto que Darien sabía que eso no era verdad. Él necesitaba a Diamante más de lo que Diamante le necesitaba a él. Le permitía a Diamante mandonearle mucho más de lo que se lo había permitido a cualquier otro compañero. Pero Diamante se guardaba para sí una parte y Darien intentaba hacer lo mismo porque tenía miedo de asustar a Diamante volviéndose demasiado intenso. Así como también estaba asustado de preguntar por qué Diamante no le había llamado ayer por la noche para decirle que había llegado temprano de Zurich. ¿Por qué no le había pedido que le recogiera en el aeropuerto? ¿Qué había estado haciendo en casa de su hermana? ¿F0ll@nd0se a otro tío? Más le valdría que no fuera eso. Las manos de Darien agarraron con más fuerza el volante.
—¿Qué tal fue el viaje? —preguntó Darien, esperando que Diamante omitiera el chasquido en su tono.
— Creo que conseguiremos el contrato suizo. Su jefe supremo es un completo gilip0ll@s, tan lleno de sí mismo que rezumaba por cada orificio, pero le gustó la presentación. Y también a su esposa. Ella es la jefa de finanzas. Da miedo. Construida como una pared de ladrillo. Estaba sentado allí imaginándomela en cuero negro, manejando un látigo en el cül0 pálido de su marido. No es una bonita vista, pero funcionó. —
Darien comenzó a relajarse. Un error.
— Al menos por un ratito, sólo que entonces pensé en tu sabroso cül0 y cómo se siente cuando pego mi p0ll@ dentro de ti —dijo Diamante.
Darien tragó con fuerza. Mientras giraba por Tower Bridge, Diamante se inclinó y pellizcó el lóbulo de su oído.
—¡Jesús! —Darien viró bruscamente, sonó una bocina y Diamante se rió.
— No hagas eso cuando conduzco. Tú ya eres distracción suficiente ahí sentado. Nada de t0c@r. Nada de hablar. De hecho, j0d€r, ni respires. —
Pero el daño había sido hecho. La sensación de Diamante mordisqueando su oído había enviado una oleada de sangre c0rr€r por el cuerpo de Darien directamente a su p0ll@. De manera imposible la cosa creció todavía más. Los dedos de Diamante se deslizaron un milímetro más arriba.
—¡Diamante! —Darien sabía que debería apartar la mano de Diamante, pero si tocaba al tipo, estaría en más problemas.
Entonces Diamante ahuecó con la mano sus p€l0t@s y el tr@s€r0 de Darien se cayó del asiento.
— J0d€r, Diam —gymi0 Darien—. Déjame que lleguemos a casa. —
—¿Estás seguro que puedes esperar todo ese tiempo?
No, Darien no estaba seguro en absoluto, pero no había mucha opción. Era un mediodía, brillante y soleado para variar, y estaban en un atasco en el tráfico de Londres. Mucho más toque y Darien iba a c0rr€rse en sus pantalones. Diamante arrastró su mano a lo largo de la congestionada longitud de la p0ll@ de Darien y la exprimió.
— Para, Diamante. Vas a lamentar atormentarme de esta manera. —
— Cuento con ello. —
Los dedos de Diamante desataron el botón de los pantalones de Darien.
— No... —dijo Darien.
—¿No qué? —Diamante bajó la cremallera y dejó caer la camisa de Darien por encima.
Darien no podía detener el g€mid0 que se escapaba de su garganta. Su traidora p0ll@ envió un mensaje de gracias por el espacio extra y creció algo más.
— Voy a estrellarme si no paras —se las apañó para decir Darien—. Déjame encontrar algún sitio para parar. —
—¿Como dónde? —Diamante preguntó.
Darien suspiró. No había ningún sitio donde parar, bueno, ninguno lo suficientemente resguardado. No se podía permitir ser arrestado.
Eso sería el fin de su carrera como policía.
— Sigue yendo. Concéntrate en conducir. Estarás bien. —
Darien no lo creía. Diamante había metido la mano en sus b0x€rs y había liberado la p0ll@ de Darien. La bastarda había sacado la cabeza por debajo de su camisa y dio un tirón mientras perfumaba el aire fresco y con la perspectiva de diversión. Darien tragó con fuerza. Antes había pensado que sus p€l0t@s dolían, pero se equivocaba. Ahora sí que dolían.
— Sigue tocándome y te m@t@ré —advirtió Darien—. Lo digo en serio, Diamante. —
Presionó su pie sobre el acelerador. El apretón de Darien sobre el volante era tan fuerte que dudaba que pudiera volver a soltarlo.
Condujo por instinto, apenas registrando las curvas. Ya no estaban lejos, pero parecían no llegar nunca. Darien sintió la mano de Diamante moverse antes de que lo pudiera alcanzar.
— No —soltó—. Lo digo en serio. Me voy a c0rr€r en toda mi j0did@ camisa. —
— Yo podría apartarla del camino. —
—¿Y cómo voy a explicar el lío sobre el parabrisas? —
Diamante se rió.
— Ni un dedo cerca de mí o te haré lamentarlo. —
Darien giró por la Calle Wresel y dio un suspiro de alivio. El edificio donde él y Diamante compartían un apartamento de tres dormitorios, con una vista fantástica del Támesis, estaba justo delante. Darien nunca podría haberse permitido tal lugar con su salario pero Diamante era un abogado de primera que ganaba mega dólares. Sólo le pidió a Darien una parte proporcional a su sueldo como un inspector de policía en la Policía londinense. Darien sabía que Diamante no necesitaba su dinero pero estaba contento de que lo tomara.
Cayenne Wharf tenía su propio aparcamiento subterráneo, y gracias a un emisor sobre el parabrisas, la barrera se abrió al acercarse. Darien balanceó el coche alrededor de una esquina y aparcó en su lugar designado con los neumáticos chirriando sobre el hormigón tratado. Quitó la marcha. Una mano apagó la ignición, la otra fue hacia el cuello de Diamante. Darien tiró de la cabeza de Diamante hacia adelante, dudando seriamente entre besarlo y estrangularlo.
La boca de Diamante se abrió y la l€ngü@ de Darien se zambulló dentro, un beso dür0, c@li€nt€, apasionado por el que Darien se había estado muriendo desde el momento que había visto a Diamante esperando fuera de la casa de su hermana. Darien contuvo la pregunta de por qué estaba esperando fuera, por qué no le había dejado entrar. Diamante sabía dulce, a café, pasta de dientes, a Diamante. Darien lo amaba mucho, y no se atrevía a decírselo porque tenía la sensación de que cuando esas palabras salieran de su boca, su relación estaría terminada. La l€ngü@ de Darien exploró, retorciéndose alrededor de su compañera, antes de que cayera en el ritmo pulsante que quería imitar con su p0ll@. Sintió a Diamante intentando alejarse, pero Darien no había tenido suficiente, nunca tendría suficiente. Quería devorarle, consumirlo, hacerlo una parte de sí mismo.
Las manos de Diamante acariciaron su tr@s€r0, intentando calmarlo.
Cuando sus dedos tiraron sobre su pelo, Darien finalmente se separó.
Ellos se miraron fijamente al uno al otro, ambos jadeando. Darien imaginó que sus ojos tenían la misma mirada vidriosa que vio en Diamante.
— Abróchate tú mismo. Sacaré mi bolsa del maletero —dijo Diamante.
Abrocharse la cremallera era fácil, aunque era más fácil de decir que de hacer. La p0ll@ de Darien protestó por ser forzada de nuevo a los pantalones.
Esperaba ver cómo se cabreaban sus b0l@s. Mientras Darien salía del coche, se sacó el jersey por encima, intentando cubrir el prominente bulto de su entrepierna. Vio a Diamante hacer lo mismo. Se sonrieron el uno al otro.
— Dos minutos y contando —dijo Diamante al acercarse rápidamente al ascensor.
— Nada de t0c@r —contestó Darien. Su p0ll@ dio un tirón al recordar el s€x0 que habían tenido en ese ascensor hacía unos meses. Darien se puso con la espalda hacia el panel de control para evitar que Diamante diera al botón de parada. Se cerraron las puertas.
Diamante se rel@mi0 los labios.
— Un minuto cincuenta —se inclinó en la pared de enfrente a Darien y le miró fijamente—. Apenas puedo esperar para rodear con mis labios tu p0ll@. Quiero aspirarte hasta el corazón. —
— Oh j0d€r. —Darien se estremeció.
— Voy a l@m€rte desde la brillante punta hasta tu precioso @n0 fruncido y, si eres realmente bueno, jugaré allí un ratito. —Los ojos de Diamante centelleaban de diversión.
— Cristo, Diamante. J0d€r, cierra el pico. —Darien cerró sus ojos.
— Un minuto treinta. ¿Cuánto tiempo piensas que serás capaz de soportarlo? Mi boca c@li€nt€, mojada sobre tu dura y aterciopelada p0ll@. Mi l€ngü@ en tu @n0.—
Darien abrió sus ojos y lo fulminó con la mirada.
— Si sigues así, un segundo. —
Diamante se rió.
La puerta se abrió en el último piso, el quinto, y Darien saltó, hurgando en su bolsillo buscando sus llaves.
— Un minuto diez —contó Diamante d€tr@s de él.
Darien abrió la puerta. Gracias, Dios.
— Ah, hola, Sra. Dutton. ¿Cómo está Ud.? —dijo Diamante.
Darien puso los ojos en blanco por la broma pero cuando se giró, vio a su vecina medio sorda del otro lado del pasillo saliendo de su apartamento con un perro que parecía una b0l@ de pelo. Era difícil decir dónde acababa uno y empezaba el otro. Era una rica viuda sobre los sesenta años, y los dos la adoraban, pero justo en ese momento Darien quería asesinarla. Mantuvo la parte baja de su cuerpo d€tr@s de la puerta y saludó con la mano.
— Buena días, Darien. —
— Buenos días, Mary. ¿Cómo era aquel número, Diamante? —
— Treinta —dijo Diamante.
El par intercambió unas palabras más y Darien tuvo que impedirse volver por el pasillo y arrastrar a Diamante al apartamento. Suspiró de alivio cuando Mary se movió y Diamante empujó su maleta por la puerta.
— Cinco —dijo Diamante y cerró de golpe la puerta—. Cuatro —Darien empujó a Diamante contra la pared—. Tres —pero era Darien quien fue desabrochado—. Dos —sus b0x€rs y pantalones bajaron de un tirón a la vez—. Uno.
Darien apenas podía contener el jadeo de pl@c€r mientras la mano de Diamante apretaba en torno a su p0ll@.
— Te quiero d€snüd0 —susurró Diamante.
Darien pisoteó sus zapatos y salió de sus pantalones mientras Diamante le sacaba el suéter por la cabeza. Darien hurgó con los botones de su camisa mientras su p0ll@ lo impulsaba a apresurarse. Diamante apartó de una patada la ropa de Darien y lo miró de arriba a abajo.
— Eres magnífico —susurró Diamante.
Exprimió la base de la p0ll@ de Darien y el grito brusco de Darien se oyó por todo el apartamento. Mientras Diamante caía de rodillas, Darien pasó sus dedos por su pelo.
Los ojos violetas y grandes de Diamante miraron arriba mientras lamía la corona de su p0ll@. Las p€l0t@s de Darien se apretaron y se mordió el interior de su mejilla en una tentativa de impedir c0rr€rse. ¿Y si no miraba? Pero cómo no hacerlo.
La boca de Diamante se abrió, rodeó con sus labios c@li€nt€s la desesperada p0ll@ de Darien y aspiró con fuerza. El pulso brincó en el cuello de Darien y se puso de puntillas. Sus ojos se fueron cerrando a pesar de sus tentativas de mantenerlos abiertos.
— Voy a... —
Darien no pudo pronunciar otra palabra. El 0rg@sm0 comenzó en algún sitio d€tr@s de sus ojos y se dirigió como un relámpago por su cuerpo, disparando en su p0ll@. Darien deseaba que la sensación de cómo se corría pudiese durar para siempre, pero casi no tuvo tiempo ni de rezar para que el tiempo se detuviera antes de que el clím@x le golpeara. Jadeó con cada explosión de s€m€n que se disparó de su p0ll@ y roció en la boca de Diamante. Las manos de Diamante se deslizaron a su espalda, atrayéndolo más para que pudiera introducirse más profundamente y entonces estuvo en la garganta de Diamante. Las rodillas de Darien temblaban tan violentamente que pensó que se caería.
Cuando Diamante finalmente le dejó ir, Darien todavía estaba dür0. No sabía cómo era posible, pero imaginó que era la manera en que su p0ll@ le pedía más.
Después de una semana de abstinencia había sido un milagro que no se corriera justo cuando Diamante entró en el coche. Diamante tenía que estar tan desesperado como él a no ser que... Darien no quería ir por ahí. Tiró de Diamante hacia arriba y lo rodeó con sus brazos.
Sus bocas se encontraron en un suave beso y Darien l@mi0 su s€m€n de los labios de Diamante.
—¿Es bueno el gusto? —preguntó Diamante.
— Sí, tengo buen sabor. —
Diamante se rió.
Parecía como si Darien hubiera estado esperando este momento.
Diamante sólo había estado fuera unos días, ¿cómo podía estar tan desesperado?
Darien se sintió tranquilizado por el hecho que por una vez Diamante parecía tan entusiasta como él. Si tan sólo estuviera igual de desesperado por el compromiso.
Diamante se separó de su boca, pero no de sus c@d€r@s. Los dos eran casi de la misma altura, Darien tal vez unos dos centímetros más alto.
Pero Diamante era definitivamente más amplio. Él era claro, su pelo besado por el sol, probablemente se hacía las mechas aunque Darien no se lo preguntaría nunca. Darien era moreno, a la vez que empezaban a salirle canas sueltas. Darien rotó sus c@d€r@s, frotándose contra el dür0 borde de la p0ll@ de Diamante, perfilada bajo sus vaqueros.
— Pensé que estarías cansado con todas aquellas idas y venidas. De Bruselas a Madrid y de vuelta a Zurich —dijo Darien.
— Y pensabas bien. Estoy un poco cansado por el desfase horario pero tú pareces propulsado a motor. —
Darien se puso rígido y su cara se inundó de calor.
—¡Eh!, estoy de broma. ¿Piensas que voy a ir más despacio? Pero necesito una ducha. ¿Quieres echarme una mano? —
Darien agarró los dedos de Diamante y tiró de él por el pasillo hacia el dormitorio principal. Le sacó el suéter azul a Diamante por la cabeza y lo echó al suelo. Cuando Diamante alcanzó los botones de su camisa, Darien le apartó la mano de un golpe.
— Déjame. —
A Darien le encantaba mirar el p€ch0 de Diamante. Le abrió la camisa revelando sus dür0s abdominales y los redondeados pectorales culminados por oscuros y planos p€z0n€s. Dejando caer su cabeza, Darien le l@mi0 uno. Éste se endureció y Darien sonrió y lo frotó con su mejilla. Diamante posó una mano sobre el hombro de Darien mientras levantaba un pie para sacarse el zapato y el calcetín. Darien no pudo resistirse a acariciar con su boca a través de los pantalones la €r€cci0n de Diamante, respirando aire c@li€nt€ por su longitud, y fue recompensado con un silencioso g€mid0 y unos dedos que se clavaron en su cuello.
Cuando se sacó el otro zapato y el calcetín Darien se levantó. Su p0ll@ sobresalía delante de él, de nuevo dura como una roca, anticipando lo que estaba por venir. Desabrochó los vaqueros de Diamante y se los bajó junto con sus boxers.
Finalmente, estaban los dos d€snüd0s, sus p0ll@s moviéndose. Sus sonrosadas cabezas rozándose en tentadores besos la una contra la otra mientras ellos estaban de pie cara a cara.
— Jesús —gymi0 Diamante.
La cabeza de la p0ll@ de Diamante brillaba de pre—s€m€n, la brillante punta estaba tentando a Darien pero tendría que esperar la ducha de Diamante para que se la m@m@r@.
— Ni hablar —dijo Diamante, leyendo su mente.
Diamante se había duchado en la casa de su hermana pero todavía podía oler a Serena. No quería hacerle daño a Darien, pero si supiera lo que había hecho, sin duda alguna Darien se sentiría herido. No había marcas en el cuerpo de Diamante pero él había dejado algunas en el de Serena. En ningún sitio que fuera visible excepto para un amante. Lo había hecho a propósito, una manera de hacerla suya, para que pensara en él, sólo que ahora ella debía odiarle. Dejó ir un pesado suspiro.
—¿Demasiado c@li€nt€? —preguntó Darien mientras empujaba a Diamante bajo el agua.
— Nada que no pueda manejar.—
Diamante no estaba seguro que fuera verdad porque Serena había despertado en él una necesidad que había estado intentando suprimir. Por mucho que Darien le importara y que lo quisiera en su vida, no era suficiente. Diamante echaba de menos tener una mujer y ahora que había tenido un recordatorio de lo bueno que podía ser, tenía que descubrir una manera de tenerlos a los dos.
Darien comenzó a enjabonar el cuerpo de Diamante y Diamante dio un g€mid0 ronco mientras unas firmes manos masculinas exprimían y atormentaban su p0ll@. Se inclinó atrás contra la pared curva de cristal de la ducha y dejó que Darien jugara con él, disfrutando al sentir el tacto más fuerte de un hombre. Darien despacio permitió que la p0ll@ de Diamante pasara por su enjabonado agarre y luego suavemente amasó sus b0l@s, pero cuando Darien bajó para poner su boca sobre él, Diamante tiró de él hacia arriba.
— No. —
Darien lo miró aturdido. Diamante se obligó sonreír.
— Gira —dijo Diamante.
No quería que Darien bajara sobre él. Quería recordar un poco más el modo en que los pequeños y suaves labios de Serena se habían sentido en su p0ll@.
Presionó la cara de Darien contra los azulejos y se inclinó a su espalda, pellizcando el lugar donde el cuello de Darien se unía con el hombro, sonriendo abiertamente cuando las rodillas de Darien se echaron hacia adelante, golpearon la pared y él aulló.
Diamante deslizó su mano por la espalda de Darien, trazando cada cresta ósea de su espina antes de pararse en el pli€gu€ de su cül0. Sólo un dedo justo dentro de la hendidura, resbalando por la línea especial, la delicada tira de piel entre el @n0 y las p€l0t@s. Darien se tensó, pero sus piernas se abrieron más para permitir un mejor acceso. Los dedos de Diamante acariciaron el punto ultrasensible y luego se lo echó atrás para revolotear sobre la entrada al cuerpo de Darien. El toque suave como un susurro sobre el arrugado círcül0 tuvo a Darien arqueado contra la pared de la ducha.
— Tranquilo, poli —susurró Diamante.
— Fácil de decir —jadeó Darien—. Estoy j0did@mente desesperado. Esta pared de ducha ha estado tentándome toda la semana. Mis c@d€r@s no lo pueden evitar. Tienen el piloto automático puesto. —
Diamante se rió. Él deslizó una mano por la p0ll@ de Darien, la rodeó con su puño apretado y con la otra mano presionó con la punta del dedo en el @n0 de Darien.
Diamante no empujó hacia adentro, sino que se contuvo, rodeándolo en círcül0s, atormentándolo.
— Diamante —dijo Darien con tono de advertencia—. ¿Qué c0ñ0 estás haciendo? ¿Intentando producirme un infarto? —
Mientras una mano continuaba exprimiendo la p0ll@ de Darien, la otra alcanzó el lubricante que colgaba del estante. Diamante lanzó un chorro sobre el cül0 de Darien.
Las c@d€r@s de Darien se echaron hacia delante otra vez y gritó cuando sus rodillas volvieron a golpear los azulejos. —¿Frío? —Diamante preguntó.
— Que te j0d@n. —
Diamante pasó sus dedos por el pegote de lubricante y lo extendió por el valle entre las n@lg@s de Darien, presionándolo pero no en su agujero.
— Deja de atormentarme —jadeó Darien.
 
Diamante apretó más fuerte en la base de la p0ll@ de Darien y mientras deslizaba su dedo por la apretada barrera muscular. Darien se tensó y luego se relajó. Diamante introdujo dos dedos y rió silenciosamente cuando notó tensarse a Darien una vez más. —¿Te gusta así? —Diamante presionó su cara contra el cuello de Darien, pellizcando su piel con los dientes.
— Ah Dios. —
Diamante folló con los dedos a Darien, sintiendo la forma distintiva de la glándula de la próstata y acariciándola hasta que Darien comenzó a hacer jadeos ruidosos.
— Diamante. Te necesito en mí. Ahora. Por favor. —
—¿No te doy siempre lo que quieres? —
— Sí, pero no cuando lo quiero. —
Diamante torció sus dedos, girando uno contra el otro una y otra vez mientras los bombeaba dentro y fuera del @n0 de Darien. Entonces unió esa acción a la de apretar con el puño la p0ll@ de Darien. Torciendo y bombeando mientras Darien se retorcía y g€mi@. Observó las manos de Darien intentando agarrarse a los azulejos y resbalarse. Diamante sonrió en su hombro. Darien giró su cabeza, apoyando la mejilla en la pared de la ducha, y la p0ll@ de Diamante dio un tirón al ver la cara de su amante escrita con d€s€0 y desesperación.
— Ahora —pidió Darien—. Por favor. —
Diamante dejó ir la p0ll@ de Darien, se lavó las manos bajo el agua y exprimió otra vez el lubricante en su p0ll@ antes de tirar de las c@d€r@s de Darien hacia atrás y de separarle las n@lg@s. Él hizo rodar la cabeza roma de su p0ll@ por la oscura hendidura y luego dobló sus rodillas para alinearse con la entrada früncida del cuerpo de Darien. El corazón de Diamante corría, su pulso daba saltos en su cuello, c0rr€spondiendo al latido de Darien.
Un empuje envió la punta del p€n€ de Diamante a través del restrictivo múscül0 que protegía la entrada del cuerpo de Darien. Diamante continuó presionando, sus manos agarrando fuertemente las c@d€r@s de Darien y reteniéndolo mientras empujaba más allá hasta donde pudo llegar, sus b0l@s apretadas contra las de Darien. El aliento de Diamante vino a explosiones entrecortadas mientras descansaba un momento, dejando que Darien se acostumbrara, permitiéndoles a los dos saborear el momento, la presión ardiente, antes de que cualquiera de los dos comenzara a moverse. —¿Bien? —Diamante preguntó con un gruñido.
— Solamente hazlo. —
Diamante sonrió y simplemente meció sus c@d€r@s un ratito, frotando su p€ch0 contra la espalda de Darien, antes de sacar su p0ll@ casi por completo. La larga y dura oleada desde atrás los hizo gemir a ambos.
Diamante deslizó sus manos por el p€ch0 de Darien hacia arriba, encontró sus p€z0n€s y los retorció mientras golpeaba sus c@d€r@s hacia adelante, cada empuje más dür0, con más firmeza, más fuerte, más rápido que la vez anterior, atravesando el tejido lleno de terminaciones nerviosas hasta que obligó a Darien a ponerse de puntillas.
— Cristo, Diamante —jadeó Darien.
Diamante no podía reducir la velocidad, no podía pararse. Él sintió los múscül0s rectales de Darien apretar su p0ll@ y sabía que se iba a c0rr€r pronto. Diamante agarró a la p0ll@ de Darien y emparejó la acción de su mano con el bombeo de sus c@d€r@s. Él quería que Darien se corriera primero.
Al final, se corrieron a la vez. Darien gritó mientras su p0ll@ daba tirones en la mano de Diamante y Diamante apretó su cabeza contra la espalda de Darien mientras sus b0l@s soltaban fuego y enviaban llamas directamente por su p0ll@ en el cuerpo de Darien. Diamante corcoveó involuntariamente mientras su p0ll@ continuó expulsando su s€m€n.
Esto duró tanto que Diamante se preguntó si algo iba mal, sólo que se sentía tan bueno, tan bien. Su cabeza cayó hasta el hombro de Darien mientras los espasmos se calmaron y le besó la nuca.

***Hasta el siguiente capítulo!!!

Serena en el medio (Adaptación) TERMINADAOnde histórias criam vida. Descubra agora