♡Capítulo 6♡

43 8 0
                                    

Diamante se tumbó de lado, los ojos abiertos de par en par con Darien haciendo la cuchara contra su tr@s€r0. Darien se durmió rápidamente hociqueando en el cuello de Diamante, con un brazo posesivo echado sobre su p€ch0. Se suponía que Diamante tenía que ser el cansado, pero su mente corría, pensando en Serena. ¿Qué estaría haciendo? ¿Estaría pensando en él? ¿Pensaba que era un bastardo? Si Diamante le dijera a Darien lo que había hecho, es lo que le llamaría también.
Habían acordado no j0d€r a otros hombres mientras estuvieran juntos, también habían acordado compartir los detalles de las mujeres con las que f0ll@ran. Nunca sin protección. Darien era el único al que Diamante f0ll@ba sin c0nd0n.
Él nunca había roto aquella regla sin importar lo tentadora que fuera la mujer. Hasta ahora en la relación, todos los relatos jugosos sobre encuentros s€xü@les habían sido los de Diamante y Darien le escuchaba, lo que era parte del actual problema de Diamante. Darien era tan bi como él, pero no parecía tan dispuesto a compartir su cama con una mujer.
No es que hubiera habido muchas mujeres desde que conoció a Darien. Si Diamante contara, y parecía que lo estaba haciendo, en casi un año había tenido cuatro líos. Cinco con Serena. Diamante se preguntó si recordar a las mujeres que se había f0ll@do funcionaría como contar ovejitas para dormir. Podría probar.
Katie había sido la primera. Darien llevaba tres semanas y media trabajando en el turno de noche y Diamante se aburría. Había conocido a Katie en la cola para pagar del Marks amp; Spencer. Él llevaba comida para uno en su cesta y ella lencería de encaje en la suya. A ella se le había caído al suelo al ponerla en la cinta transportadora y Diamante había rec0gid0 la delicada prenda. Un poquito obvio, pero había visto la mirada de ven—y—acércate en sus ojos y le gustó la idea del body transparente.
La había llevado a tomar algo a una degustación de vinos cercana y dos botellas más tarde, él le invitó a su apartamento.
Mientras su cena para uno se había descongelado en la cesta de la compra él se la había f0ll@do tres veces. Ella le había dicho que estaba dispuesta a todo, así que Diamante la invitó al Shifters, un club de fetiche al que iba de vez en cuando.
La belleza de mal genio se convirtió en no estar dispuesta a nada y Diamante tuvo que llevarla a casa.
No se molestó en j0d€rla y no la volvió a ver más.
A Diamante no le gustaban los extremos, pero sí experimentar. Él lo había intentado todo: tríos, grupos de cuatro personas, orgías (algunas de todos hombres y otras mixtas). Había estado sobre los bordes de B—D—S—M. Prefería estar arriba, pero también disfrutaba estando debajo. Le gustaba roz@r los filos de la incomodidad, pero no sufrir directamente dolor, ni recibirlo ni darlo.
Linnea, la de después de Katie, había resultado estar un poco demasiado metida en todo. Ésta había comenzado bien. Diamante la había rec0gid0 en lo que de manera eufemística llamaban "tienda adulta".
Por lo general no había ningún adulto en venta, pero esta vez, con unos artícül0s para usar con Darien, Diamante había rec0gid0 a Linnea. Ellos habían tenido diversión, habían f0ll@do un montón y luego ella le había pedido que la golpeara. Dar azotes en el cül0 era una cosa, pero dar y volver a dar con hojas de afeitar era algo totalmente distinto. Adiós Linnea.
Georgia había sido un lío de una noche. Rec0gid@ en una barra, ella le llevó a su casa. Tenía un cuerpo aturdidor, un pedazo de mármol negro c@li€nt€. El s€x0 con ella fue como rascarse un picor.
Genial en ese momento pero no necesitaba hacerlo otra vez. Ella se colgaba demasiado, estaba demasiado necesitada, no se había ni corrido y ya le estaba fastidiando con cuándo volverían a verse, dónde irían, lo que harían... No había nada más efectivo para espantar a Diamante.
Sandy era secretaria en su trabajo. Ella había coqueteado con él durante meses y en un momento de debilidad, Diamante había cedido al impulso. Ella ofreció, él aceptó pero ojalá no lo hubiera hecho. Otra sanguijuela. Había intentado demasiado agradarle y no le dejó ir.
Tuvo que soportar semanas de sms, emails, tazas de café traídas a su oficina hasta que ¡J0d€r, gracias!— ella encontró a otra persona.
Ahora Serena. Un enigma. De poco carácter, prefería saltar una valla para evitar una confrontación con su hermana y el novio de ésta, pero le había sorprendido al estar lista para tener s€x0 con un extraño. Diamante parpadeó mientras la imagen de su suave tr@s€r0 le vino a la mente y aquella j0did@ astilla. Él había estado casi permanentemente dür0 desde el momento que la vio colarse por la verj@. Cuando ella hizo ver que era un gato él quiso rugir de la risa.
Pero una vez la tuvo en la casa, todo en lo que pudo pensar fue en f0ll@rla.
Diamante deseaba que ella estuviera ahora en la cama con él. En un mundo ideal, no solo con él. Con ambos. Intercalada entre ellos. Era lo que realmente quería.
Deseaba que él y Darien pudieran j0d€rla a la vez, que su v€rg@ pudiera sentir la v€rg@ de Darien dentro del cuerpo de ella, que ella lo mamara mientras Darien lo f0ll@ba a él, que él pudiera enterrar su cara en su c0ñ0 mientras Darien f0ll@ba el cül0 de ella, que él pudiera f0ll@r a Darien mientras Darien la f0ll@ba a ella. Diamante soltó un silencioso g€mid0 al engordarse su p0ll@. No la volvería a ver de nuevo. Ella pensaba que le había mentido, que estaba casado y tenia hijos y tal vez, al final, era lo mejor.
Mientras Diamante dormía, Darien se salió de la cama y empezó a vaciar su maleta. Darien era ordenado, Diamante no, y en vez de discutir por eso, Darien iba recogiendo d€tr@s de él. Ropas sucias a la cesta de la ropa, chaqueta del traje de vuelta al armario, pantalones en la percha, ropa limpia de vuelta a los cajones. Darien pasó su mano por los bolsillos de los lados, comprobando que estuvieran vacíos y sintió algo largo y dür0. Sacó una astilla larga y delgada de madera. Darien la giró entre sus dedos, preguntándose qué hacía un trozo de valla en la maleta de Diamante.
— Es un trozo de madera —dijo Diamante desde la cama. ¿En serio, Sherlock? Darien se volvió. —¿Te gustaría explicar qué es lo que está haciendo en tu maleta? —
—¿Como amuleto? —
Darien frunció el ceño. —¿No se te ocurre nada mejor que esto? Como que te gusta estar preparado en caso de un ataque vampírico. Tal vez es parte de un puzzle diabólicamente difícil —miró a Diamante y sonrió.
— Yo... lo saqué del tr@s€r0 de una mujer. —
Darien sintió que su mundo comenzaba a condensarse y la madera cayó de sus dedos.
Diamante se sentó y apartó la colcha de sus piernas.
— No es lo que te piensas. —
Ah Cristo. Entonces era exactamente lo que Darien pensaba.
Diamante se puso de pie.
— Ella subió al jardín de mi hermana y se enganchó en la cerca. Saqué la madera de su cül0. —
¿Y por qué te quedaste con esta j0did@ cosa?
— Ah —fue todo lo que salió de la boca de Darien.
Darien quiso apartarse mientras Diamante daba un paso hacia él, pero no lo hizo.
Siempre se alejaba de las discusiones, pero no esta vez.
— Te la f0ll@ste —dijo Darien.
— Sí. —
Darien se mordió el interior de las mejillas.
— Eso no es un problema —dijo Diamante—. No dejes que sea un problema. Tú sabes lo que siento por ti. —
Pero Darien no lo sabía, así que esto era un problema. Quería creer que Diamante lo amaba pero las palabras nunca habían salido de su boca.
Darien comenzaba a pensar que el tipo era incapaz de decirlas.
— Está bien —Diamante lo calmó y dio otro paso hacia él—. ¿Darien? —
Darien dudó, pero dejó que Diamante lo rodeara con sus brazos. Diamante apretó su d€snüd0 cuerpo contra él, puso sus labios en los de Darien y lo pellizcó suavemente con sus dientes.
No es tan j0did@mente fácil. No soy tan j0did@mente fácil.
Darien permaneció flojo, luchando una batalla interior porque quería abrazar a Diamante, pero estaba muy enfadado, no con Diamante, si no con él mismo por dejar que esto le afectara. Ellos habían acordado f0ll@r a mujeres, así que ¿por qué le alteraba tanto? Diamante pasó sus brazos por su espalda, de vuelta a su cuello, masajeando los tensos múscül0s, urgiendo a Darien a responder. ¿Por qué no hacerlo? Los labios de Diamante resbalaron al cuello de Darien y sus dientes rozaron su clavícula. Darien se estremeció —Darien —dijo Diamante—. Relájate, compañero. Es un j0did0 trozo de madera. No voy a volver a verla de nuevo. —
El cerebro de Darien hizo algunas matemáticas y se apartó de Diamante.
— Volviste a Londres un día antes y no me telefoneaste. Estabas con ella.—
Quería que eso no fuera verdad, pero cuando Diamante no lo negó, supo que lo era.
—¿Me vas a decir que no hubieras aceptado si te hubieran ofrecido una f0ll@da? —preguntó Diamante, sus ojos oscureciéndose, un aviso de su enfado.
Sí, sería lo que él le diría, si pudiera hablar, pensó Darien. Había escuchado a Diamante contarle sus historias de mujeres con las que se acostó, veía cómo eso encendía a Diamante y sentía los resultados en el s€x0 que tenían luego. Darien no estaba tan encendido. Él quería que Diamante trajera a casa una mujer a la que pudieran compartir. Darien quería una vida compartida en tres, no dos y uno, porque sabía quién sería el j0did0 impar. Darien inspiró fuerte. Diamante apretó su cuerpo más fuerte contra el suyo, agarró sus v€rg@s con una mano, rozó la suya contra la de Darien, las húmedas cabezas untando sus vientres de pre—s€m€n.
— Vamos, Dar. —
El s€x0 no iba a arreglar esto.
—¿Quieres que te hable de ella? —
No, no quería.
— Apártate de mí, j0d€r —gruñó Darien.
Diamante no paró.
— Creo que tu v€rg@ no está de acuerdo contigo. —
La v€rg@ de Darien estaba dura como el hierro. Bastarda p0ll@ p@j€r@ traidora de mi€rd@. Darien empujó a Diamante. Con fuerza. Diamante, asombrado, sintió la parte de atrás de las rodillas golpear la cama y se cayó. Soltó una risotada y se levantó, directo a la cara de Darien.
—¿Qué te ha entrado? —
Un espasmo de dolor revoloteó a través de la cara de Darien al pensar que Diamante tenía incluso que preguntar y su puño reaccionó. Diamante agarró su muñeca antes de que pudiera lanzar un puñetazo.
— Por el amor de Dios, Darien, páralo ya. —
— No. —
Diamante no detuvo el siguiente puñetazo. Darien lo lanzó a sus costillas y Diamante se dobló al sentir disparado el aire de sus pulmones. Darien lo tiró sobre la cama, sus manos agarrando los brazos de Diamante, intentando sujetarlo. La expresión de Diamante pasó de sorprendida a j0did@, y al final empezó a hacer lo que Darien quería.
Devolverle los golpes.
Darien estaba acostumbrado a los golpes, provenía de un ambiente donde era común usar los puños para salir de los problemas. Su padre los había golpeado a él y a su hermano y luego su hermano le había golpeado a él. Darien aprendió de primera mano el daño que los puños podían hacer. Esa era una de las razones por las que se había unido a la policía, así podría detener situaciones que se deterioraban hasta el punto al que Diamante y él habían llegado.
Al momento que lanzó un golpe a medias a las costillas, sabía que ninguno de ellos quería esto. No debería haber empujado a Diamante hasta aquí.
Girándose hacia Diamante, Darien lo besó. Un beso rápido y Diamante se congeló. Los dos se miraron fijamente. Ahora que Darien quería detenerse, Diamante no. Rodó con Darien de la cama al suelo. Compitieron en una combinación de lucha y juegos bruscos, mientras se golpeaban, abofeteaban y €xcit@ban uno al otro dentro y fuera de la cama. La ira se tornó en p@si0n. El rígido eje de Diamante golpeaba contra Darien.
Igualmente la p0ll@ €r€ct@ de Darien presionaba sobre Diamante. Ambos gruñeron y jadearon sin aliento sobre el rostro del otro, cada mano agarrando a su compañero, las piernas entrelazadas, sus cuerpos empapados de sudor golpeando y luchando tratando de colocarse uno encima del otro. Estaban casi igualados. Darien, con su hogar vi0lent0 y su historial como policía tenía la mejor técnica, pero Diamante era ligeramente más fuerte.
Ninguno habló, no sabían por qué aun estaban haciendo esto, excepto que uno de ellos tenía que ceder. Darien continuó la lucha. No sería él. Siempre era él quien cedía, esta m@ldit@ vez preferiría morir.
Ambos tenían rasguños y moretones, estaban doloridos y sin aliento, pero sus p€n€s eran como estacas de hierro, la tensión s€xü@l era tan intensa que era difícil respirar.
Finalmente, Darien forzó a Diamante a girar sobre su estómago, se arrodilló encima de sus müsl0s y presionó sobre su espalda con los brazos. Diamante dejó de luchar. Su rostro giró hacia un lado, gruñendo contra la almohada. La cabeza púrpura de la p0ll@ de Darien estaba hinchada y brillante por la emoción. Una perla de pre—€y@cül@ción manaba de la r@j@ con forma de lágrima y cayó dentro de la hendidura de las n@lg@s de Diamante. La necesidad aumentada apretaba las b0l@s de Darien y estas tironearon de la base de su dura, firme y vibrante p0ll@. Darien cambió el peso de manera que sus rodillas quedaran a ambos lados de los müsl0s de Diamante y luego metió las manos bajo el cuerpo de Diamante mientras se tendía a lo largo de su espalda. Las manos de Darien buscaron sus p€z0n€s y los retorció tan dür0 que Diamante gritó.
— Jesús, Darien, tómalo con calma. —
Ese no era el punto. Darien se echó hacia atrás, se apoderó de la parte inferior de Diamante y separó sus n@lg@s.
Diamante trató de levantarse y Darien lo golpeó hacia abajo. ¿Qué diablos era lo que se le había metido? Diamante era quien acostumbraba ir a la ofensiva, no Darien, pero algo le decía que tenía que tenderse y aceptar esto. Diamante escuchó el pop de la tapa del lubricante, sintió el chorro de frío líquido golpear su cül0 y se estremeció. Pensó en un centenar de cosas que decirle a Darien, pero no expresó ninguna. Sabía m@ldit@mente bien por qué Darien estaba haciendo esto y por qué tenía que dejarle.
La cabeza roma de la p0ll@ de Darien presionó contra la entrada al cuerpo de Diamante. Cuando Diamante comenzó a bajar y relajar sus múscül0s para hacer menos dolorosa la intrusión, Darien p€n€tró directo, a través del apretado anillo de tejido restrictivo, buceó en lo más profundo hasta que Diamante sintió sus b0l@s golpear contra él. Diamante no pudo evitar el g€mid0 que escapó de su garganta.
Era en parte dolor, en parte profunda satisfacción. Las c@d€r@s de Darien tiraron hacia atrás y Diamante sintió cada pulgada salir a través del tejido ricamente inervado.
Apretó hacia abajo, tratando de retener a Darien dentro de él, contrayendo los múscül0s alrededor de la turgente carne de la p0ll@ de Darien.
—¿Quieres más? —pregunto Darien, su voz ronca.
— Maldición, sabes que sí —jadeó Diamante.
Darien gymi0 y golpeó de nuevo contra Diamante, sacudiendo su p0ll@ dentro y fuera, una y otra vez, más rápido, más fuerte, cada golpe aumentaba la necesidad de Diamante por c0rr€rse. Su p0ll@ se deslizó hacia atrás y hacia adelante sobre la sábana de algodón mientras Darien se incrustaba a sí mismo dentro de él. Diamante trató de llegar debajo de su cuerpo para alcanzar su p0ll@ pero Darien enganchó una muñeca y luego la otra. Inmovilizando las manos de Diamante a ambos lados de su cabeza, Darien siguió impulsándose dentro de él, a un ritmo frenético que Diamante emparejó con sus propias c@d€r@s corcoveando sobre la cama.
Diamante estaba tan cerca y repentinamente Darien cambió su ángulo de entrada, su p0ll@ tocó la glándula del tamaño de una nuez, y Diamante estuvo más que cerca.
Sus b0l@s explotaron mientras el aire huía de sus pulmones. Chorro tras chorro de s€m€n salió de su p0ll@ hasta que estuvo sobre un charco de calor húmedo. ¿Por qué el pl@c€r tenía que ser tan fugaz? Diamante quería que durara más tiempo, quería memorizar cada placentero chorro de liberación. De pronto Darien se puso rígido sobre su espalda y Diamante sintió sus c@d€r@s oprimirse contra él. Darien gritó y Diamante suspiró mientras el esperma c@li€nt€ de Darien se rociaba dentro de él.
Por un largo rato, Darien simplemente yació allí. Diamante no podía moverse con Darien tirado sobre él, aun aferrando sus muñecas. Cuando el rugido en sus oídos cesó, Diamante escuchó la respiración entrecortada de Darien. El chico seguía tenso como un arco. Diamante tenía dificultad para encontrar algo que decir, algo para suavizar la situación, sintió una gota húmeda golpear su hombro. ¡J0d€r! ¿Darien estaba llorando?
— Déjame ir —dijo Diamante gentilmente.
Darien lo agarró más fuerte.
— Darien. —
— Cállate. —
Darien temblaba por la tensión.
— Por favor —dijo Diamante con voz tranquila—. Necesito ir al baño. —
Después de unos segundos, Darien relajó su agarre sobre Diamante y rodó sobre su espalda, echándose el brazo sobre el rostro, cubriendo sus ojos. Diamante se acomodó en la cama, ahogó un g€mid0 y se tambaleó unos pasos sobre la alfombra hasta que sus piernas hicieron lo que su cerebro ordenaba. En el cuarto de baño, se miró en el espejo y lanzó una pequeña sonrisa. Se veía devastado. Su piel estaba rojiza y moteada. Los moretones ya empezaban a aparecer.
Arañado, golpeado y bien f0ll@do. Se lavó la cara, la p0ll@ y el cül0 y luego tomó una toalla y volvió al dormitorio. Darien seguía exactamente como lo había dejado.
El p€n€ de Diamante debería estar blando, pero su p0ll@ se hinchó a la vista de Darien, todo él estaba hecho de largas extremidades y múscül0s magros. Debajo de los firmes pectorales coronados por tensos p€z0n€s, había un abdomen marcado que Darien trabajaba duramente en el gimnasio. Su p0ll@, ahora suave y usada, descansaba sobre un lecho de rizos negros. Diamante se sentó en la cama y empezó a limpiar a Darien abajo, alrededor de sus p€z0n€s y por el centro de su cuerpo hasta su p0ll@. Se tomó su tiempo, limpiando todos los rastros de lo que habían hecho con excepción de las marcas de batalla que coincidían con las suyas. Esto era algo que Darien solía hacer por él. Diamante nunca antes lo había hecho por Darien y se preguntaba por qué. Se sentía bien cuidar de alguien a quien amaba. Se detuvo a mitad del aseo. Mi€rd@.
Abandonando el paño a un lado, Diamante se colocó junto a Darien, inclinado sobre un codo.
— Ha habido mujeres antes. ¿Por qué es diferente esta vez? —preguntó.
— Porque es diferente para ti esta vez —Darien masculló.
Diamante sintió una sacudida en su corazón al pensar que Darien había podido ver eso.
—¿Qué te hace decir eso? —
Darien movió su brazo y miró a Diamante. Sus ojos estaban secos, pero un poco rojos.
—¿Tengo razón, verdad?—
— Tal vez. —¿Cuál es su nombre? —preguntó Darien.
— Serena. Te lo dije, no voy a verla otra vez. —¿Por qué creo que eso es sólo porque no sabes cómo? —
Diamante no lo negó. Si supiera cómo ponerse en contacto con Serena, lo hubiera hecho. Besó el cuello de Darien.
— No dejes que esto estropee las cosas —dijo Diamante.
— De algún modo, creo que eso no depende de mí. —

***En un ratin subo el siguiente capítulo...

Serena en el medio (Adaptación) TERMINADAWhere stories live. Discover now