♡Capítulo 9♡

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— ¿Puedo oler a coq au vin? —dijo Diamante cuando entraba en el apartamento.
— No, j0d€r, no puedes —se oyó a Darien gritar al fondo. Él apareció en la entrada de la cocina, sosteniendo una copa de vino tinto—. Aunque me puedes persuadir para experimentar —hizo un gesto, ahuecando su entrepierna y sonriendo abiertamente.
Diamante se rió. Levantó la copa de la mano de Darien y tomó un trago.
— Espero que tengas hambre. Creo que he cocinado demasiados espaguetti —dijo Darien.
— Estoy f@m€lic0. —
Diamante se sentó en la mesa y miró de nuevo a Darien mientras éste trabajaba, admirando su cül0, preguntándose dónde les llevaría la discusión. —¿Tuviste un día ocupado? —preguntó Diamante. Vamos háblame, dime algo. —
— Lo habitual. El jefe quiere que el trabajo administrativo se haga más rápido, que atrapemos a los ladrones más rápido y que el que sea, deje de estropear la placa con su nombre de su puerta. —
— No serás tú, espero. —
Darien se giró y le dirigió una risa atrevida.
— Esta vez no. .
Darien no dijo nada más y Diamante imaginó que esperaría hasta que hubieran comido para contarle dónde había estado y qué había averiguado sobre Serena.
Además, Diamante se enfrentaba a un dilema. Si le preguntaba a Darien sobre la visita de esta tarde, estaría admitiendo que había buscado a Serena a pesar de su aseveración de que no la vería otra vez. Por otra parte, si Darien no decía nada, ¿cuál era el motivo por el que lo había hecho? ¿Por qué j0did@ razón había arriesgado su puesto, había fingido trabajar en un asunto oficial de la policía cuando dicho asunto no podía ser más personal?
Los dos comieron en silencio.
— Está bueno —dijo Diamante—. Lástima que sea lo único que sabes cocinar. —
— Sí, pero no me quieres por mis habilidades en la cocina. —
— Pues por como bailas, desde luego no es. —
Diamante se rió mientras la cara de Darien enrojecía. Tenía dos pies izquierdos. Dos enormes pies izquierdos.
—¿Qué tal el día? —preguntó Diamante, incapaz de esperar más.
— Los cerebros criminales estaban todos encerrados hoy. Hice un montón de trabajo administrativo y lo siguió una reunión informativa de seguridad y salud. Al parecer, se supone que no debemos utilizar el spray de defensa o el táser para otro uso que el que tienen.
— Cristo. ¿Has hecho algo así? —
— Y tenemos que procurar no pincharnos los dedos con nuestras insignias. —
Diamante tomó un sorbo de vino.
— Otro uso sumamente productivo del dinero de los contribuyentes, entonces. —
Darien resopló y se puso a rec0g€r los platos de la mesa. Algo le decía a Diamante que no le iba a contar nada sobre Serena, y aun cuando, por lo que él sabía, Darien no conocía su paradero exacto, Diamante deseaba que le contara lo que había hecho. Darien llenó el lavaplatos y se fue al fregadero, a limpiar lo que no cabía en la máquina. Diamante giró su copa por el pie e intentó ponerse en el lugar de Darien.
Imaginó que Darien se sentía inseguro. Desde que Diamante había f0ll@do con Serena, había estado preocupado pensando en ella y sabía que Darien lo había notado.
Diamante no era bueno exteriorizando sus sentimientos. Solía huir a gran velocidad de todo lo que supusiese exponerse. Su petición a Darien para que se mudase con él lo había sorprendido casi tanto como al propio Darien, aunque nunca lo había lamentado. Por mucho que quisiera ver a Serena otra vez, no quería perder a Darien.
Diamante dejó la copa, se irguió y se colocó d€tr@s de él. Rodeó con los brazos el p€ch0 de Darien, presionando la cara en su hombro, resoplando aire c@li€nt€ en su camiseta. Oyó el aliento de Darien antes de que él suspirara. Diamante levantó la boca hacia el cuello de Darien y l@mi0 y mordisqueó la piel. Acababa de comer pero el sabor de Darien le hizo sentirse hambriento.
 
Darien se tensó mientras Diamante llevaba una mano bajo su camiseta y acariciaba el triángulo sensible en la parte baja de su espalda. La piel agitada y ondulante mientras los dedos encontraban la parte superior de los pantalones tocando la parte superior de su hendidura. Darien se apoyó contra el fregadero.
— Sshh —siseó Darien.
— Quiero f0ll@rte —susurró Diamante. Le apretó el cül0 con las manos y empujó con las c@d€r@s sobre el müsl0 de Darien.
Darien se giró y sus labios quedaron unidos, las l€ngü@s chocaron y las manos los atrajeron más cerca el uno del otro. Entonces, casi como si comprendieran a la vez que estaban muy cerca, se apartaron, quedando tan sólo unidos por las bocas. La ropa comenzó a caer en el suelo, las manos se movieron frenéticamente hasta que estuvieron completamente d€snüd0s.
Diamante se inclinó y pasó los labios por el p€ch0 de Darien, lamiéndole un p€z0n mientras su mano se movía hacia abajo por el centro de su cuerpo. La piel de Darien temblaba bajo el toque de Diamante mientras los dedos se deslizaban hacia los rizos castaño oscuro que encontró sobre su p0ll@. Cuando oyó el golpe de la cabeza de Darien contra el refrigerador, Diamante se retiró y su reloj atrapó un mechón de pelo en la ingl€ de Darien, que gruñó al quedar liberado.
— Jesús, Diamante. Qué daño. Ten cuidado. —
Diamante volvió a colocar la cabeza en el hombro de Darien.
—¿Es esto lo que quieres?
Los pulmones de Darien exhalaron aire cálido, que llegó hasta el cuello de Diamante mientras éste lamía la curva de la clavícula de Darien. Una mano sobre su c@d€r@ mientras la de Diamante rodeaba con los dedos la p0ll@ de Darien.
—¿Quieres que sea cuidadoso? —preguntó Diamante mientras bombeaba, dejando la mano resbalar hasta la hinchada corona. Gotas de humedad mojaron sus dedos y
Darien empezó a mecer las c@d€r@s, impulsando su p0ll@ dentro del apretado puño de Diamante.
— No —jadeó Darien.
— No ¿qué? ¿Quieres que pare? —bromeó Diamante mientras hacía rodar la palma sobre el húmedo gl@nd€.
— J0d€r, no.
Diamante se apartó y dio un paso atrás. Darien levantó la cabeza, abriendo los pesados parpados y le miró fijamente.
—¿Quieres que te suplique? —preguntó Darien con voz ronca.
— Podría ser agradable. —
— Por favor. F0ll@m€. —
Diamante miró la suave extensión del p€ch0 de Darien, los fuertes abdominales, la manera en que los p€z0n€s se habían endurecido y una oleada de d€s€0 le atravesó, llenándole la p0ll@ con otra explosión de sangre que hizo que se alargase y se engrosase aún más. La vista de la p0ll@ de Darien, igualmente larga, gruesa, con marcadas venas azules y coronada por el gl@nd€ brillante y púrpura, llevó la mano de Diamante llena de d€s€0 hasta el punto de lüjüri@ desenfrenada.
— Hermoso —la voz de Diamante sonó espesa. No recordaba habérselo dicho nunca y debió hacerlo. ¿Cómo es que fue tan sencillo decírselo a Serena la primera vez que la encontró y nunca se lo había dicho a Darien?
—¿Qué? ¿Mi p0ll@? —
— Todo en ti —Diamante hizo una pausa—. Pero sobre todo tu p0ll@. —
Darien se rió. Diamante le agarró las p€l0t@s y las hizo rodar con cuidado en la palma.
— Duras como piedras —susurró Diamante.
— Me pregunto por qué. —
Diamante empujó a Darien encima de la mesa, con su p0ll@ sobresaliendo, retiró la piel para revelar la húmeda punta.
— Me apetece un postre —dijo Diamante.
—¿Yogur griego y miel? —
—¿Frío? —
— Está en el refrigerador. —
Diamante rió.
— Perfecto. —
Tomó el recipiente y le quitó la tapa, los ojos de Darien se abrieron.
—¿Qué hacer? —Diamante se tocó los labios con un dedo—. ¿Mojar y aspirar o verter y tragar? —
—¿No puedes hacer las dos cosas? —la voz de Darien estaba ronca de d€s€0.
Diamante tomó la p0ll@ de Darien y la bañó en el yogur.
Darien aspiró un aliento.
— Jesús, está frío. —
Los labios de Diamante rodearon la cremosa punta de la p0ll@ de Darien y chüp@ron.
— Ah Dios, ahora no lo está —gymi0 Darien.
Diamante untó más el yogur en las p€l0t@s de Darien mientras apretaba la base de la p0ll@, l@mi0 lenta y s€nsü@lmente el tenso saco. Darien continuaba gimiendo, sus dedos o bien acariciaban o bien peinaban el pelo de Diamante.
Diamante se metió el saco en la boca, con delicadeza haciendo rodar las p€l0t@s de Darien antes de liberarlas, para después aspirarlas de nuevo, presionando el sensible tejido con sus labios, raspando ligeramente con el borde de los dientes hasta conseguir hacerlo gimotear.
Diamante le soltó, empujado a Darien hacia atrás para que sus codos descansasen en la superficie, entonces levantó las piernas de Darien por los tobillos y plantó sus talones sobre la mesa.
—¿Cuánto tiempo me vas a torturar? —preguntó Darien.
— Todo el que me apetezca. —
Diamante recorrió con la l€ngü@ desde la punta de la p0ll@ de Darien, bajando por un lateral y pasando por sus p€l0t@s hasta el trocito de piel de debajo. Justo en ese punto sensible de la raíz de Darien donde se puede t0c@r la próstata. Con las manos sujetando las rodillas de Darien, Diamante presionó la l€ngü@ con fuerza d€tr@s de las p€l0t@s y chüp0.
— Ooh, Jesús —jadeó Darien.
Diamante no se paró, siguió trabajando el mismo punto, lamiéndolo y chupándolo, a veces frotándolo con la barba. Cada pocos segundos la punta de su l€ngü@ tanteaba el fruncido @n0 de Darien y lo repasaba rodeándolo. Cada vez que hacía eso, los múscül0s de los müsl0s de Darien se contraían y los dedos de éste se enroscaban en el pelo de Diamante, tirando y luego liberándolo. Diamante sonrió, sabiendo que Darien se debatía entre apartarlo y atraerlo aun más cerca. Notó el repentino cambio de la respiración de Darien, el filo desigual del sonido y se concentró en el mágico punto de carne oscura, chüp@ndo ligera, rítmicamente. Sobre la nariz de Diamante, las p€l0t@s de Darien definieron más aun su forma y se separaron. Diamante miró cómo se preparaban apretando la base de la p0ll@ de Darien y en ese instante, el s€m€n estalló sobre su p€ch0.
— Ah Dios, mi€rd@, j0d€r, j0d€r —la voz de Darien tembló mientras los chorros de s€m€n seguían saliendo.
A Diamante le encantaba hacerlo c0rr€rse sin t0c@r apenas su p0ll@, demostrando así su control sobre él, pero ahora agarró la p0ll@ y chüp0 el resto de su 0rg@sm0. Darien tenía s€m€n sobre los p€z0n€s, a lo largo de todo su p€ch0.
Después de terminar con la última gota, Diamante lo dejó ir y Darien cayó hacia atrás sobre la mesa. Se golpeó la cabeza y gymi0.
Gotas de s€m€n habían rezumado de la punta de la p0ll@ de Diamante, formando una columna lagrimeante de perlas que creció hasta gotear hacia abajo por su p0ll@.
Tenía que f0ll@rse a Darien, pero quería darle un minuto para recuperarse, y darse a sí mismo un momento para recuperar el control. Diamante bajó las piernas de Darien que quedaron colgando. Con su cuerpo sobre la mesa y los brazos extendidos parecía una figura expiatoria sobre un altar. Dejando caer la cabeza sobre el estómago de Darien, Diamante l@mi0 una raya de s€m€n con la l€ngü@ y lo tragó.
—¿Puedo probarlo? —murmuró Darien.
Pasando una vez más la l€ngü@, Diamante se apoyó entre las piernas de Darien para presionar la boca contra la de su compañero. Las l€ngü@s bailaron unidas, cambiando el s€m€n de uno al otro hasta que Darien lo robó. Diamante no podía esperar más. Tiró a Darien de los pies y luego tuvo que estabilizarlo mientras él se balanceaba hacia atrás. Diamante atrajo el calido cuerpo de Darien hacia su p€ch0, resbalando sobre los restos de s€m€n que quedaban entre ellos, presionando su impaciente p0ll@ contra la ingl€ de Darien.
— Hueles bien —susurró Diamante.
—¿A qué?¿A yogur, s€m€n y sudor? —
— La combinación perfecta. —
Diamante movió su c@d€r@ contra la de Darien, sintió como la p0ll@ de Darien se encendía de nuevo y sonrió. Le encantaba lo sensible que era Darien, adoraba la mirada que aparecía en su cara cuando se corría, una mezcla de agonía y éxtasis. Diamante deslizó una mano entre sus cuerpos, y se humedeció los dedos con el s€m€n que quedaba, agarró las dos p0ll@s masajeándolas juntas, la frycci0n envió pulsos eléctricos a su mi€mbr0 e intensificó el dolor de sus p€l0t@s.
— Al dormitorio. Ahora —ordenó Diamante.
Se irguieron, Diamante esperó a que Darien se pusiese de pie y mantuvo las distancias entre las manos de Darien y su p0ll@.
— Todavía no —necesitaba un poco más de tiempo.
— F0ll@m€ —gymi0 Darien recostándose en la cama.
Darien temblaba en una combinación de saciedad y d€s€0. Diamante le había dado un 0rg@sm0 desgarrador y él quería devolverle el favor.
Diamante hizo que girase y lo colocó apoyado en las rodillas. La p0ll@ de Darien estaba ya recuperada, sobresaliendo de su cuerpo, creciendo a cada segundo que pasaba. Por cómo se sentía, supo que se iba a c0rr€r de nuevo, muy pronto. El muscül0so cuerpo de Diamante, c@li€nt€, sudoroso, le cubría desde atrás y su mano volvió a unir otra vez sus p0ll@s frotando una contra la otra.
Moviendo el cül0 hacia Diamante, Darien luchó contra el impulso de decirle que le amaba. No estaba seguro de haber podido articular palabra de todos modos, al menos no coherentemente y no quería que Diamante pensara que era algo que le decía debido sólo al momento de p@si0n. Diamante soltó la p0ll@ de Darien y se retiró, sus dedos comenzaron a masajear los tensos glúteos de Darien, que apretó las n@lg@s al sentir el frío contacto del lubricante, en ese momento dos dedos se introdujeron directamente en su cuerpo.
— Ten cuidado —jadeó, pero Diamante no le hizo caso.
Diamante torció los dedos en un movimiento brusco y Darien se mordió el labio para evitar gritar. Llevó la mano hacia su p0ll@.
— Deja tu p0ll@ —rugió Diamante.
Darien conocía ese tono de voz e hizo lo que le decía. Diamante estaba enfadado por algo y Darien averiguaría por qué tarde o temprano. La cabeza de la p0ll@ de Diamante substituyó a sus dedos y se abrió paso en el apretado c@n@l, un fuerte empujón que habría tumbado a Darien sobre la cama si no hubiese sido acompañado por el agarre de Diamante en sus c@d€r@s tirando de él hacia atrás. No le dio a Darien ninguna posibilidad de acostumbrarse, ya que continuó chocando contra él como un toro enfurecido, aporreando con la p0ll@ el cül0 de Darien. Darien se inclinó y gritó mientras Diamante se hundía aún más profundamente. Diamante golpeaba con fuerza. Demasiada fuerza, demasiado rápido. Darien apretó las sábanas con los puños y dejó caer la cabeza.
—¡Por el amor de Dios, Diamante! —jadeó.
La dureza con la que Diamante lo f0ll@ba llevaba a Darien hacia el 0rg@sm0. Una parte de él quería que Diamante parase, otra parte necesitaba c0rr€rse otra vez antes de que Diamante lo hiciese. La cara de Diamante llegó hasta su cuello y lo mordió con fuerza.
Gritó y sintió cómo el líquido sedoso salía de su p0ll@ para caer sobre la cama.
Se sorprendió de que aún le quedase algo dentro y le pareció que el último gramo de sus fuerzas había salido disparado a la vez que el s€m€n. Si Diamante no hubiera estado sosteniéndolo, Darien se habría derrumbado.
—¿Por qué no me lo dijiste? —gruñó Diamante mientras seguía empujando.
—¿Decirte... qué...?—
— Que has buscado a Serena.—
Mi€rd@.
—¿Para qué, Darien? ¿Quieres espantarla? ¿Asegurarte de que no esté entre nosotros? —
Darien luchaba contra un torbellino de emociones. Diamante con un tremendo empujón final en el cül0 de Darien, bramó su 0rg@sm0 y Darien enterró un grito en el colchón. Diamante salió rápidamente de él. Era la primera vez que había hecho algo así. Darien yacía derrumbado, intentando devolver algo de humedad a su boca.
Diamante cayó a su lado en la cama, mirándole fijamente.
—¿Bien? —preguntó Diamante, su respiración desigual.
— Pensé que podría tratar de encontrarla para ti. Dijiste que no ibas a verla de nuevo, pero sabía que si tuvieses idea de cómo encontrarla, lo harías. No iba a decírtelo hasta que no supiera con seguridad dónde estaba. Quiero hacerte feliz, Diamante. J0d€r, te quiero. —
Darien podía sentir la amenaza de las lágrimas y saltó fuera de la cama. No iba a llorar y si lo hacía, no iba a ser delante de Diamante. El cuerpo le dolía, sentía dolor.
Diamante le había lastimado. El corazón de Darien se enc0gi0 como si Diamante lo hubiese alcanzado a través de las costillas y lo hubiese golpeado. Se tambaleó en la ducha y abrió el grifo, presionando la cara contra la pared. Si cualquiera con excepción de Diamante lo hubiera tomado de este modo, Darien lo habría golpeado.
Diamante entró en la ducha d€tr@s de él y Darien se puso rígido, pero no se movió, tan solo dejó al agua c@li€nt€ fluir sobre su tr@s€r0. Unos dedos indecisos frotaron sus hombros, masajeándole los múscül0s.
— Lo siento —susurró Diamante en su oído.
— Sí. —
 
Darien alcanzó el gel de ducha y comenzó a enjabonarse el dolorido cuerpo.
— Déjame. —
Darien no estaba seguro de si quería que Diamante lo t0c@ra directamente en aquel momento, pero no dijo nada y dejó a Diamante agarrar el bote.
— Para ser poli, eres un poco lento a veces. —
Darien apretó la mandíbula.
—¿Qué se supone que significa eso? —
— Piensa en ello, Darien. ¿Cómo he podido saber que has estado recabando información sobre Serena? —
Si, había sido lento. Darien se dio la vuelta para afrontarlo.
— También fuiste a la casa. —
— No me quisieron decir nada. Me contestaron que preguntase al policía cuando le viera. ¿Qué c0ñ0 estabas haciendo? ¿Le enseñaste la placa? —
Asintió y Diamante atrajo la cabeza de Darien hacia su hombro, estrechando las manos alrededor de su cuello.
— J0did0 €stüpid0. Si lo comprueban, puedes perder tu trabajo. —
— Quería encontrarla para ti. —
Diamante lo abrazó con más fuerza.
— Te d€s€0, Darien, pero ¿está bien que la desee a ella también? —
Vaciló.
— Sólo pasaste una noche con ella. ¿Cómo lo sabes? —
— Sólo pasé una noche contigo y lo sabía. —
Algo se rompió dentro de Darien, la última y tenue esperanza de que las cosas podrían seguir como estaban. En aquel instante todo había cambiado. No podía mantenerse entre Diamante y Serena. Sería como tratar de detener un tren en marcha. Lo destruiría. Pero podía sobrevivir a eso. Sobreviviría.
—¿Ella tiene una hermana llamada Hotaru? —preguntó Darien.
Diamante asintió y mientras veía la luz llenar sus ojos, Darien supo que la de los suyos se apagaba.
— Se llama Serena Shelton. Vive en los Surrey Quays. No sé más que eso pero puedo intentar conseguir su dirección mañana.—
— Gracias. —
Se enc0gi0 de hombros entre los brazos de Diamante, con la cabeza llena de pensamientos a los que no se atrevió a poner voz. ¿A quien esc0g€rá? Cuando ella se entere de lo que somos y le de un ultimátum, ¿a quién esc0g€rá?

***Hasta el siguiente capítulo!!

Serena en el medio (Adaptación) TERMINADAWhere stories live. Discover now