Capítulo 23

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— ¡Serena! —
Ella abrió sus ojos y alzó la vista. Darien. Ella sonrió y luego frunció el ceño. ¿Por qué tenía su tr@s€r0 sobre suelo macizo?
Zafiro. Serena intentó sentarse bien y Darien se lo impidió con una mano.
— Quédate inmóvil. He pedido una ambulancia. —
—¿Qué ha pasado? —
— Te golpeé con mi coche. —
— Me eché contra ti. ¿Dónde está Zafiro? —Ella suspiró.
— Ahí. —
Serena volvió la cabeza. Zafiro estaba esposado, con los brazos estirados alrededor de un pilar. Él la miró con odio.
—¿Cómo sabías dónde estaba? —preguntó.
— Cuando no apareciste en Westies y tu teléfono dejó de hacer señal, decidí ir a la dirección de este gilip0ll@s.
Darien pasó su mano a lo largo de una pierna, y luego de la otra.
Serena se dio impulso para sentarse y se apoyó contra el lado del coche.
— Estoy bien. Creo que solamente me rozó. Nada roto. Ah, excepto el tacón de mi zapato. Mi€rd@. —
—¿Qué diablos estabas pensado para meterte en su coche? — Darien preguntó y Serena oyó el matiz de cólera de su voz—. Eso fue idi0t@ por tu parte. —
<Desde luego que sí.>
— Lo siento —masculló ella.
Darien se mesó el pelo con los dedos. Temblaba. Echó un vistazo rápido a Zafiro y luego a ella, y luego bajó el tono de voz.
— Sígueme el rollo. —
Serena miró a su entorno.
—¿Dónde está mi bolso? —
Darien buscó bajo el coche y lo sacó. Estaba muy aplastado. Serena lo abrió. La máquina de grabación tenía una grieta en la cubierta. Sus hombros cayeron.
—¿Qué pasa? —preguntó Darien.
Serena le mostró la máquina.
— Lo registré. Él dijo que si le dejaba f0ll@rme una vez a la semana, abandonaría a Hotaru. Iba a vi0l@rme. —La voz de Serena se fue apagando cuando la realidad de la situación comenzó a hacerle mella.
La boca de Darien se apretó
—Quédate quieta. No digas nada. —Se acercó a Zafiro.
— Le reconozco —dijo Zafiro—. Usted vino por un robo la noche que estábamos en una fiesta. ¿Cómo es que conoce a Serena? —
— Ella sale con el tipo con el que comparto el apartamento. —
— Entonces cómo es que usted no sabía... —
— Serena informó de su hostigamiento hace un tiempo. Hemos estado vigilándole. Zafiro Kniveton, le detengo por asalto a Serena Shelton. Tiene derecho a permanecer en silencio. Cualquier cosa que diga podrá ser usada en su contra ante un tribunal. Tiene derecho a consultar a un abogado y/o a tener a uno presente cuando sea interrogado por la policía. Si no puede contratar a un abogado, le será designado uno para representarlo... —
— J0d@se. No he hecho nada. Fue usted quien la golpeó con su coche. Nosotros sólo estábamos tonteando. —
— Ella le grabó —dijo Darien—. Todo lo que usted dijo. —
Serena vio cómo se desvanecía el color de la cara de Zafiro.
— No lo decía de verdad —dijo Zafiro—. Era una broma, jugando a poner una hermana contra la otra. Un poco de diversión. Pero ella j0di0 mi Porsche. —
Serena podía oír las sirenas a lo lejos, el sonido haciéndose más fuerte. Intentó ponerse de pie y se apoyó contra el vehícül0 de Darien.
Él se precipitó a su lado y la acercó a sus brazos.
— Serena, no deberías moverte. Tiene que verte un doctor. —
— Estoy bien. —
Se había acabado. Todo el j0did0 asunto de Zafiro finalmente se había acabado. Serena no podía creerlo. Bueno, casi. Paramédicos poco dispuestos aceptaron que ella no quisiera ir al hospital pero tenía que ir a la comisaría a dar una declaración. Darien insistió en llevarla personalmente. —¿Qué era todo aquello, Darien? —Serena preguntó—. Zafiro te conocía. —
— Voy a estar en problemas —dijo Darien con un g€mid0.
— Explícate. Ahora. —
Darien le dijo lo que él y Diamante habían hecho para encontrarla y ella se debatía entre estar emocionada y horrorizada.
— Yo no estaba de servicio pero fingí que sí. Me inventé un crimen que no existía. Todo por motivos personales. —
— Todo por Diamante. —
Darien le echó un vistazo y asintió. Entonces él soltó una risita.
— Estoy contento de haberlo hecho. —
— Erin y Simon no dirán nada si se lo pido. Me aseguraré que Hotaru tampoco. No tenía por qué ser un asunto oficial. Estabas preguntando por una amiga. —
— No quiero que nadie mienta —dijo Darien.
—¿Quién se lo va a pedir, Darien? Si Zafiro dice algo, parecerá que él intenta enredar más las cosas. Inventarse un crimen es peor. Puedo hacer que desaparezca. —
Serena sacó el móvil. La cubierta estaba r@j@da pero había sobrevivido al encontronazo mejor que la máquina de grabación. Ella llamó a Erin y le contó todo. Casi todo. Entonces se volvió a Darien.
— Fuiste a su casa buscándome por Diamante. Ellos creen que eres dulce. —
Darien gymi0.
— Eres dulce.
—¿Y cómo vas a persuadir a tu hermana? —
— Me lo debe —dijo Serena e hizo otra llamada.
En la comisaría Serena les dejó tomar fotografías de sus heridas, cada rozadura y contusión. La grabadora estaba rota, aunque le dijeron que el laboratorio de policía probablemente podría resucitar lo que había grabado. Serena pensó en lo que habían hablado sobre la mamada y se estremeció. Pero después de todo el esfuerzo, eso probablemente no importaba. Darien vino para decirle que Zafiro había cantado como un concursante de Pop Idol y, como casi todos, no había impresionado a los jueces.
Serena había dicho muy poco en el coche por teléfono a Hotaru, solamente que Zafiro había sido detenido por asaltarla y adonde estaban siendo llevados los dos. Cuando Hotaru llegó con los padres a remolque, Serena pidió a Darien que se quedara en la habitación con ella.
— Esto debe ser algún tipo de error —dijo su madre cuando entró. Serena intentó ocultar su decepción.
— No hay ningún error —dijo Darien.
Serena suspiró.
— Si el Agente Thorne no hubiera llegado, Zafiro me habría vi0l@do. —
Esto hizo que su madre soltara un jadeo y que su padre apretara los dientes.
Hotaru rompió a llorar ruidosamente en los brazos de su madre pero el padre d Serena se acercó para rodearla con el brazo. Él la abrazó fuerte y la meció.
Serena se sentía como si un trozo de mármol grande se le hubiera pegado en la garganta.
— Lo siento, Hotaru —dijo Serena—. Sé que querías a Zafiro pero él no era lo que tú pensabas. —
— Era realmente agradable conmigo —dijo Hotaru entre sollozos—. Dijo que me amaba. —
Esto no iba a ser fácil. Serena suspiró. Todos se sentaron alrededor de la mesa.
No se le pasó a Serena que nadie le preguntara si ella estaba bien. El brazo de su padre estaba ahora alrededor de la llorosa Hotaru. Serena sintió que la rodilla de Darien la tocaba bajo la mesa, lo más parecido que podía darle a un abrazo.
— Usted vino al apartamento —dijo Hotaru, mirando a Darien.
— El Agente Thorne es el compañero de piso de Diamante. Me estaba buscando. Tú y Zafiro le dejasteis pensar que tú eras yo. —
— No me di cuenta. —La barbilla de Hotaru tembló.
—¿Puedo hablar con Hotaru a solas? —preguntó Serena.
Darien acompañó fuera a sus padres.
— Lo siento —dijo Hotaru—. Todavía no puedo creerlo. —
— Él es un embaucador nato —si una es idi0t@ —. Hotaru, no quiero que digas a nadie que el Agente Thorne vino al apartamento buscándome. Darien mintió para ayudar a Diamante y yo no quiero que él se meta en problemas. Esto no cambiará lo que le pasará a Zafiro, pero a mí sí me importa. —
Hotaru asintió con la cabeza.
—¿Crees que me podré quedar con el anillo? —
Serena se mordió las mejillas.
— Tal vez deberías devolverlo. Podría venderlo y poner el dinero para reparar el daño que le hiciste a su coche. —
Los ojos de Hotaru se ensancharon.
—¿Cómo lo supiste? —
Serena no había estado segura. Ahora lo estaba.
— No había ninguna razón por la que Zafiro negara haberlo hecho. Seguía insistiendo en que había sido yo. ¿Por qué lo hiciste, Hotaru? —
Las manos de Hotaru temblaron.
— Pensé que eso le haría odiarte, que sería totalmente mío en vez de sólo en parte mío. —
— Aquellos c0rr€os electrónicos fueron un bonito toque. Una joya. —
— Lo siento. —
—¿E ibas a dejar que llegara a los tribunales? —
— No habría llegado a tanto. —Hotaru se sonrojó.
Serena quería creerla.
—¿Qué va a pasarle? —Hotaru suspiró.
— No lo sé. —
—¿Crees que a Zafiro le gusto al menos un poquito? —
Ah Dios, dame fuerzas, pensó Serena. Algunas personas estaban demasiado ciegas para ver tres en un burro.
— No, Hotaru. La verdad es que nunca le gustaste. Una vez que yo le dije que no, dejé de gustarle. Su ego no podía soportarlo. Él fue tras de ti para hacerme daño. Todo esto ha sido para vengarse de mí. —
—¿Y lo de su coche qué? —
— Su compañía de seguros me ha pedido más de tres mil libras para pagar el daño. Si no pago en veinte días, me llevarán a los tribunales. —
El rubor de la cara de Hotaru desapareció.
— No puedo demostrar que no lo hice, Hotaru. La mitad del bar me oyó llamar a Zafiro mentiroso de mi€rd@. Tú usaste un cuchillo de mi cocina. Tengo el motivo y ninguna coartada. Incluso si un juez pensara que tenía justificación para hacerlo, el hecho es que yo sería declarada culpable. —
— Lo pagaré —refunfuñó Hotaru—. Tengo aproximadamente dos mil en el banco. Conseguiré el resto de Papá. —
Serena sintió un gran alivio rec0rr€rla.
—¿Amigas de nuevo? —preguntó Serena y Hotaru asintió.
 
Los nervios de Darien estaban a mil. Una reacción tardía a los acontecimientos de aquella tarde. Nunca había conducido tan despacio en su vida.
Probablemente la policía lo pararía. ¿Cuán embarazoso podría ser? Un poli yendo demasiado lento. Pero sin su innato piloto automático, Darien se hubiera derrumbado hecho una pila temblorosa. Podría haberla m@t@do. Olvidó que ella entró corriendo en la trayectoria de su coche, a Dios gracias que apenas había estado moviéndose, pero podría haberla atropellado. Y si Darien no hubiera seguido sus instintos, Zafiro podría haberla vi0l@do. Tal vez as€sin@do. Darien soltó un profundo suspiro.
— Darien, ya está —dijo Serena.
Él gruñó algo incomprensible. Cristo, ni siquiera podía hablar coherentemente.
—¿Has llamado a Diamante? —preguntó ella.
— No. —Porque, ¿qué c0ñ0 le iba a decir? Hola, Diamante, casi m@t€ a Serena. Sí, eso podría ir bien.
— Ya lo llamo yo —Serena sacó su teléfono—. Hola, Diamante... No, Darien me está trayendo. Hemos tenido una pequeña aventura. —
Darien la oyó explicar los acontecimientos de la tarde. Su versión, no la de él.
Ella dijo que Darien le había salvado la vida y el corazón de Darien se había sentido tan aplastado como su bolso. Él no era un héroe. Cuando cortó la llamada Darien se sintió aún peor.
— Darien, déjalo —dijo Serena—. Tú eres mi héroe. ¿Y si te hubieras quedado en Westies sentadito una hora en vez de ir casa de Zafiro? —
—¿Y si no te hubiera llevado allí? Podría haberte llevado a cualquier otra parte. Nunca debería haberte dejado hacerlo.—
— No tuviste la oportunidad de hacerlo. —
— Como si eso importara. —
Él esperaba una buena bronca de su jefe cuando se enterara.
Este lío lamentable no iba a desaparecer. Sólo el hecho que su llegada había salvado a Serena, al final, quizás lo librara.
Darien entró en el aparcamiento subterráneo de Cinnabar Wharf.
— Fue mi decisión, no la tuya. Ahora déjalo estar —dijo Serena—. Siento un gran alivio de que haya terminado. Quiero ver caras felices, no preocupadas. —
Darien se acercó para ayudarla a salir del coche. Él cerró la puerta y le rodeó la cara con las manos. Inspiró profundamente pero un poco a trompicones.
— Te amo —dijo. El alivio que sintió al decirlo le hizo jadear—. No tienes que decirlo tú también. Solamente quería que lo supieras. —
Serena rió, se inclinó y lo besó. Darien liberó su cara y deslizó los brazos alrededor de ella, abrazándola fuerte. Intentó ser suave, pero al segundo se besaban como si eso fuera la última cosa sobre la tierra que lograrían hacer. Su l€ngü@ bailaba en un frenesí alrededor de la suya y él perdió la capacidad de pensar.
Fue la tranquilizadora mano de Serena en su espalda lo que le devolvió a la realidad. Él se retiró, su respiración descompasada, pero con una sonrisa burlona en su cara.
— Yo también te quiero —dijo ella.
Las rodillas de Darien temblaron. Gracias a Dios su tr@s€r0 estaba apoyado contra el coche. —¿Me quieres? —susurró.
Serena asintió.
— Ah Darien, ¿cómo no podría? Eres dulce y amable. Eres un hombre bueno. Arriesgaste todo por mí y no te dejaré perderlo todo. Me haces feliz. Cuando me miras, me deshago viva. —
Él se rió.
— No es exactamente el efecto que tú tienes en mí. —
Serena dobló sus c@d€r@s en las de él, frotando su p0ll@, y ésta palpitó en respuesta.
— La vida no va a ser fácil, ¿verdad? —dijo Serena—. No para nosotros tres. No se lo podemos decir a nadie, ir a cualquier parte. Mis padres piensan que Diamante sale conmigo y eso no es justo para ti. —
— Podemos hacer que funcione —dijo Darien—. Hay otros como nosotros. Podemos ir de vacaciones, comer fuera, ir al cine, a los bolos, lo que quieras. Lo haremos funcionar —él exhaló un tembloroso aliento— ¿Sabes cuánto tiempo llevo deseando que alguien me ame? —
— Bueno, Diamante... —
— Él no puede decirlo. No sé por qué. —Darien intentó y no logró tragar la angustia de su garganta.
—¿Se lo has preguntado? —dijo Serena.
Darien soltó una risa corta.
— Diamante no tiene ese tipo de conversaciones. Él hace una broma y se echa atrás. —
Serena tomó a su mano.
— Trabajaremos en él. Dos contra uno. —

***Penúltimo capítulo!!! En un ratin subo el final de esta fogosa historia!!

Serena en el medio (Adaptación) TERMINADAWhere stories live. Discover now