Capitulo 18

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A medida que transcurrían los días en la acogedora casa de Isabella, Samuel, Thomas y Eleanor no solo disfrutaban de la cálida hospitalidad de su anfitriona, sino que también se veían cada vez más inmersos en la rutina de la granja. Cada mañana, se unían a Isabella para realizar las tareas rurales que mantenían a flote la vida en este rincón histórico de la costa británica.

Eleanor, al principio, enfrentó cierta dificultad para adaptarse a estas tareas, ya que su vida anterior había estado marcada por la etiqueta y la nobleza. Las labores agrícolas y el contacto cercano con la naturaleza no habían sido precisamente su terreno. Sin embargo, la joven noble pronto se dio cuenta de que cada día en la granja era una lección de humildad y perseverancia. A medida que trabajaba en el establo, cuidaba del ganado o cosechaba en los campos, Eleanor empezó a apreciar la satisfacción que venía con el esfuerzo físico y el trabajo en equipo.

El apoyo constante de Thomas fue fundamental en este proceso de adaptación. Siempre a su lado, él la alentaba y la guiaba con paciencia, recordándole que el valor de una persona no estaba determinado por su linaje o posición social, sino por sus acciones y su carácter. La compañía de Thomas se convirtió en un faro de fuerza y amistad y su vínculo se profundizó con cada día que pasaban trabajando codo a codo en la granja.

Por otro lado, a medida que el invierno se acercaba,  el espíritu navideño se hacía presente en cada rincón, Samuel se encontraba lleno de emociones encontradas. Estaba decidido a dar un paso adelante en su amistad con Isabella.

Había conseguido un pequeño muérdago en el pintoresco pueblo de Lizard, y había planeado un momento especial para expresar sus sentimientos.

Un día, mientras compartía un momento de tranquilidad con Thomas, su amigo cercano y confidente, Samuel decidió abrir su corazón. Sabía que Thomas podría ofrecerle consejos valiosos

"Amigo", comenzó Samuel, con un brillo de anticipación en sus ojos, "he estado pensando en esto...". Tomó un respiro profundo antes de continuar, "Esta Navidad, quiero hacer algo especial. Quiero declarar mis sentimientos a Isabella y pedirle que sea mi compañera".

Thomas, siempre atento y comprensivo, asintió con una sonrisa al escuchar las palabras de Samuel. "Samuel, eso suena maravilloso", dijo con calma. "Isabella es una mujer increíble, y estoy seguro de que apreciará el gesto. ¿Cómo planeas hacerlo?"

Samuel explicó su plan "Quiero llevar a Isabella a un lugar hermoso durante la víspera de Navidad, donde podamos estar a solas y disfrutar de la magia de la temporada. Allí, bajo el brillo de las estrellas y con el muérdago como testigo, le confesaré lo que siento en mi corazón"

Thomas, con una sonrisa de complicidad, respondió: "Samuel, tu plan suena encantador y significativo. La víspera de Navidad es un momento perfecto para tal declaración. Estoy seguro de que Isabella apreciará el gesto".

Con el paso de los días, la Navidad se acercaba inexorablemente. La casa estaba llena de un ambiente festivo, con luces centelleantes y el aroma de las delicias culinarias que se preparaban para la gran cena de Nochebuena. Samuel estaba ocupado poniendo en práctica su plan meticulosamente preparado para declararse a Isabella bajo el muérdago que había conseguido en Lizard.

Mientras Samuel se sumía en la ejecución de su romántico plan, Thomas, siempre atento a los detalles, también decidió dar un paso significativo. Sabía cuánto significaba la víspera de Navidad para Eleanor y quería que fuera una ocasión especial que nunca olvidaría.

Thomas se acercó a Eleanor con una carta cerrada con un lazo dorado en la mano. Sus ojos brillaban de emoción mientras le entregaba el sobre. Eleanor, sorprendida y emocionada, abrió la carta y comenzó a leer.

Querida Eleanor,

Bajo el cielo estrellado, en este rincón de amor,
Eleanor, mi amada, eres lo que yo anhelo y valoro.
Tus ojos, luceros que guían mi camino,
En este rincón de Lizard, contigo todo es divino.

Con todo mi amor, Thomas

Pero eso no era todo. Thomas la condujo hacia el jardín iluminado por velas, donde había preparado una pequeña área para ellos dos. Allí, bajo el cielo estrellado y con la suave brisa del mar, había colocado una manta y almohadas para que se acurrucaran juntos. También había traído una caja de música antigua que comenzó a tocar una canción dulce y melódica.

Thomas tomó la mano de Eleanor y la miró a los ojos con cariño. "Eleanor, esta noche no se trata de lo que dejaste atrás, sino de lo que hemos encontrado juntos. Quiero que sepas cuánto valoro cada momento a tu lado y que esta Navidad sea especial para ti".

Se arrodilló frente a ella y sacó una caja de terciopelo rojo del bolsillo de su abrigo. Con manos temblorosas, abrió la caja para revelar un hermoso anillo de compromiso con un brillante diamante en el centro. "Eleanor, ¿te casarías conmigo? ¿Aceptarías ser mi compañera para toda la vida y compartir cada amanecer y atardecer a mi lado?"

Las lágrimas de felicidad llenaron los ojos de Eleanor mientras asentía con emoción. "Sí, Thomas, sí. No puedo imaginar un futuro sin ti"

Thomas deslizó suavemente el anillo en el dedo de Eleanor, y se abrazaron con un beso apasionado bajo el resplandor de las estrellas.

En ese momento, Samuel y Isabella llegaron al jardín y quedaron maravillados por la cuidadosa preparación que Thomas había dispuesto para la velada. Las velas parpadeantes creaban un paisaje mágico y romántico que envolvía la escena, e Isabella, al ver la decoración, no pudo evitar exclamar con admiración: "Vaya, vaya, ¡qué maravilloso es esto!"

Con una sonrisa juguetona, Samuel no pudo contener su entusiasmo. Dio saltitos de alegría mientras agarraba con cariño los hombros de Isabella y anunciaba con gran alegría: "Isabella y yo oficialmente somos pareja. ¡AAAAA!"

Aunque su tono estaba impregnado de humor y emoción, la felicidad en sus ojos era innegable. Eleanor, llena de alegría por la noticia, corrió hacia Isabella y la abrazó efusivamente, dándole un beso cariñoso en la mejilla. "¡Enhorabuena!", exclamó Eleanor con entusiasmo. "Estamos verdaderamente felices por ustedes dos".

Isabella, con una sonrisa radiante, agradeció el gesto de Eleanor y se sintió genuinamente bienvenida en este nuevo capítulo de su vida junto a Samuel.

Entonces, con un brillo juguetón en su mirada, eleanor continuó : "Thomas y yo nos casamos."

El jardín se llenó de exclamaciones de sorpresa y alegría. Isabella y Samuel se miraron con asombro y entusiasmo y después de un momento, estallaron en aplausos y felicitaciones. El aire invernal se llenó de risas y abrazos, y el jardín iluminado por las velas se convirtió en un lugar de doble celebración.

Samuel, con una sonrisa juguetona, lanzó una broma que hizo que todos se rieran. "Bueno, amigos míos, parece que nos hemos metido en este lío juntos. ¿Qué les parece si nos convertimos en agricultores profesionales y llevamos esta granja hacia la grandeza?"

Isabella miró a Samuel con una sonrisa tierna y sincera en su rostro mientras expresaba sus pensamientos. "En cierto modo, os habéis convertido en una familia para mí", dijo con gratitud en su voz. "No podemos quedarnos todos aquí?". Añadía alguna carcajada

Thomas y Eleanor compartieron una risa cómplice antes de que Eleanor se dirigiera a Thomas con una mirada juguetona. "¿Qué opinas, Thomas?", preguntó, buscando su aprobación.

Thomas, tomando una botella de cerveza y haciendo el amago de brindar, respondió con una sonrisa cálida, "My lady, todo lo que usted diga".

Así, entre risas y un brindis simbólico, tomaron la decisión de quedarse juntos en Lizard. La granja sería su hogar, y el amor que compartían sería la base de su vida juntos.

Eleanor y Thomas finalmente podían vivir sin el temor de ser perseguidos ni de tener que ocultar su amor. Juntos, construirían un futuro, celebrando cada día su amor y su unidad.

Su historia se convirtió en una celebración de la vida y del amor verdadero, una historia que perduraría a lo largo de los años como un ejemplo de que, en última instancia, el amor triunfa sobre todas las adversidades.

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