Cariño { daerin }

Pasito 16

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El timbre de fin de receso sonó, anunciando que las clases se retomaban. La pelinegra entró a su salón y observó algo que jamás pensó: Haerin estaba siendo abrazado por una chica. Eso no era nada malo, pero trajo una incomodidad a su corazoncito.

Además, ¿por qué estaba sentada en su lugar? ¿No había más mesabancos?

Ahora Danielle estaba molesta.

—hola Dani —saludó falsamente aquella chica.

¡hili Dini! repitió en su mente.

—Sí, hola... —jalo su mochila con el fin de que la pelimorado se quitara, pero esta no entendió la indirecta.

—Así que, Haerinnie, cariño, te decía que podemos combinar nuestros atuendos —alzó más la voz con el fin de que la pelinegra escuchara.

—Te quitas, por favor. La clase ya va a iniciar y quiero sentarme en mi lugar —dijo Danielle, ignorando el hecho de que había llamado a Haerin cariño.

¡Ash! Ella solo le podía decir así; Haerin le había dicho que odiaba esa palabra.

—Odio esa palabra, Sohyun —reclamó, y la pelinegra celebró en su interior—Dale el lugar a Danielle, ella tiene razón y, por favor, deja de insistir —habló con un toque de molestia.

Sohyun hizo un puchero mientras se ponía de pie. Esto, de más está decirlo, le desagradó a la castaña.

—Adiós, cariño —le dio un beso en la mejilla y se fue.

Haerin sacó una toallita de su estuchera y se limpió el cachete. Danielle tomó asiento y fingió ver algo en su teléfono.

—No es verdad nada de lo que dijo —rompió el silencio.

—¿Me hablas a mí? —dejó el aparato en el pupitre y la miró.

—¿Qué tienes? —acomodó un cabellito rebelde de la pelinegra.

—Nada.

—Ya veo — Haerin se giró para rebuscar algo en su mochila.

—¿Por qué ella te hablaba? —la curiosidad la estaba matando. ¿Acaso Haerin iría al baile con Sohyun?

—Ni yo lo sé. Entró al salón hace unos minutos, antes de que llegaras y me abrazó, empezando a decir un montón de cosas —se rascó la oreja nerviosa.

—Entonces irás al baile con ella —eso sonó más a afirmación que a pregunta.

—Claro que no —comenzó a hacer dibujitos en el cuaderno.

—¿Entonces con quién irás? —los ojos de Danielle brillaron con un deje de esperanza.

—No lo sé, cariño. No me gusta ir a fiestas —se alzó de hombros, fingiendo desinterés, y atenta a las acciones de la pelinegra.

La cara de Danielle pasó de una expresión ilusionada a una desanimada.

—Ya veo, cariño —hizo un pucherito.

Tan linda, pensó la castaña.

—Te habías tardado.

—¿Cómo?

—En decirme cariño, cariño —mostró una sonrisa que hizo que el ánimo de la chica mejorara.

—Sobre eso.... — Haerin la interrumpió.

—Solo tú puedes decirme cariño, nadie más —tomó la mano de la pelinegra.

—Nadie más. —entrelazaron sus manos debajo del mesabanco.

Una promesa inocente que, en el futuro, se convertirá en una unión única, porque Haerin amaba que Danielle le dijera cariño, solo ella.

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oído comer coditos