Pasito 17

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El padre de Danielle la pasó a recoger después de haber pasado otra tarde con sus amigas. Eran tan indecisa, pero, finalmente se compró un lindo vestido lila que tenía incrustadas perlas alrededor.

Ya en su hogar, su madre sirvió la cena. Parecía molesta con su padre, y temiendo recibir algún regaño, Danielle se limitó a comer en silencio. Minutos después su padre rompió este tenso silencio.

—Y princesa, ¿con quién irás al baile? —preguntó mientras partía su filete.

—Aún no lo sé, papá.

—Mejor di que nadie te quiso invitar —dijo su mamá con un tono de burla.

—No le hagas caso... Yo creo que esa chica, ¿cómo dijiste que se llama?

—¿Haerin? Ella no creo, papá —pues aunque quisiera ir con la chica, las palabras de la castaña aún seguían en su cabeza.

—Y eso? —continuó su padre con la plática, ignorando el hecho de que su mamá se haya puesto de pie.

—Creo que a ella no le gusta estar rodeada de tantas personas.

—No te desanimes, princesa. Aún faltan dos semanas, quizá sí te invite —intentó animar.

La cena transcurrió con normalidad y más tranquilidad, ya que su madre no puso tan incómodo el ambiente. Danielle realmente no entendía por qué su mamá siempre estaba de mal humor. Se lo atribuía a que estaba cansada.

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Dos semanas habían transcurrido y en ningún momento Haerin le pidió a la pelinegra ir con ella al baile. Danielle había perdido toda esperanza.

Era viernes, y el baile sería por la noche. Algunos alumnos faltaron, por lo que las aulas estaban casi vacías.

La pelinegra se esforzaba por no dormirse, ya que no se le hacía necesario faltar, como Hanni, Yujin y Gaeul, quienes habían ido a la estética a arreglarse.

—Danielle, ¿hacemos equipo? —la sacó de su ensoñación Haerin.

—¿Equipo?

—Sí, para la exposición de geografía —señaló el pizarrón donde el maestro anotaba puntos.

—Está bien —asintió, anotando en su libreta, ya que sabía que lo olvidaría si no lo escribía.

La castaña sentía que Danielle estaba molesta con ella, pues habían pasado dos semanas y en ningún momento le había vuelto a decir cariño.

Había planeado algo y esperaba que la pelinegra le dijera que sí, ya que, si no, la ayuda que le pidió a su mamá habría sido en vano.

El timbre que alertaba el inicio del descanso sonó, y la clase dio fin, poniendo más nerviosa Haerin por lo que haría.

—Danielle.

—¿Qué sucede? —se giró para verla.

—Yo quería preguntarte algo —jugaba con sus dedos, pues los nervios estaban jugándole una mala pasada.

Un atisbo de esperanza nació en el corazón de Danielle.

¿Será posible que la invite al baile?

—Ajá... —incitó a que siguiera hablando.

—¿Quieresiralbailedeestanocheconmigo? —habló muy rápido, pero la pelinegra entendió.

Una sonrisa preciosa fue mostrada ante los ojos de Haerin, y junto con esto, un abrazo.

—Sí, sí me gustaría —se separó.

—Me alegro entonces, cariño.

Amabas juntaron sus manos mientras se sonreían.

Una simple acción que se convirtió en una forma de expresar sus sentimientos sin decir palabra alguna.

Traduciéndose como:

"cariño, te quiero".

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se me olvido publicar perdón 🤡

Cariño { daerin } Where stories live. Discover now