Pasito 26

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—Mamá, ¿crees que le guste? —preguntó la castaña mientras miraba la tarta que había preparado.

—Claro que sí, ten más confianza en ti mismo, hija —dijo la señora mientras se quitaba el mandil—además, yo te ayudé a prepararlo.

—Tan modesta, Sunhee —entró su padre a la plática— pero mira nada más, mi hijita ya es toda una repostera.

—Papá, ya casi cumplo veinte —guardó el pastel en el refrigerador.

—Hmm, quizás tienes razón —pensó, poniendo su mano en la barbilla como si realmente lo considerara.

Haerin salió de la cocina y fue directo a su habitación a arreglarse. Hoy debía salir todo bien.

Por otro lado, la pelinegra aplicaba crema en sus piernas, cerró su vestido de color lila, el mismo que supuestamente llevaría al baile pero que terminó usando solo poco tiempo, y se maquilló un poco.

Su padre tenía una cena con sus afiliados, y ella, como su "hija", tenía que asistir. Danielle prefería quedarse viendo películas o salir con Haerin, quien, por cierto, no le había enviado ningún mensaje en todo el día.

Una vez que estuvo lista, fue a avisar a su padre, pero este dormía plácidamente en el sofá de la sala de estar.

—Papá, ya vámonos —lo sacudió.

—¿Qué sucede? ¿Qué? —abrió los ojos, confundido.

—Ya estoy lista, ya es tarde —señaló el reloj de la pared, que marcaba las siete de la noche.

El señor, aún somnoliento, miró el reloj en su muñeca y se dio cuenta de que era tarde.

El timbre de la puerta sonó, y Danielle, al ver que su padre no se movía, decidió abrir la puerta.

Frente a ella, fueron mostrados un ramo de lirios de los valles morados.

Antes de que pudiera decir algo, la castaña le ganó la palabra.

—Cariño, te ves muy bonita.

—Hola, tú te ves... —no sabía cómo describir a Haerin. Ella llevaba un traje negro, una camisa blanca nacarada y una corbata con toques lilas—, perfecta para mí.

—¿Quieres ir al baile conmigo?

La pregunta desconcertó a la pelinegra.

¿Baile? ¿Cuándo? ¿Eh?

—¿Cómo?

—Cariño, ¿quieres ir al baile conmigo?

La emoción superó la confusión en Danielle.

—Sí, claro que quiero, pero... —miró a su padre, que se acercaba con su cartera y llaves en mano.—yo voy a cenar con mi papá.

—Ya vámonos —habló su padre.
—Ay, chica, creí que no vendrías —saludó a Haerin una vez llegó al umbral de la puerta.

—Hola, señor. —saludó Haerin.
— El coche de mamá se quedó sin gasolina .—se rascó la nuca nerviosa por ese pequeño detalle del que no se habían dado cuenta.

—No te preocupes, yo las llevo —dijo y luego se dirigió a su automóvil.

—Tú, mi papá —señaló Danielle.
—se hablan, ¿qué sucede?

—¿Y mi besito? —Haerin hizo un puchero.

—No, explícame qué no entiendo —se cruzó de brazos mientras también hacía un puchero.

—¿Vas a ir al baile conmigo? —volvió a preguntar Haerin.

—Sí, claro que quiero, pero me vas a explicar esto —dio besitos en las mejillas de la castaña.

—Vamos entonces —entrelazó su mano con la de la chica.

Subieron al automóvil, y el señor Kang las llevó al pequeño salón que había alquilado, porque, por supuesto, su hija no tendría su primer baile en un restaurante.

Ella era su princesa, y como tal, merecía lo mejor.

Aparcó frente al lugar, donde las luces iluminaban la entrada, y un cartel decía "Baile fugaz", nombre elegido por la castaña.

Ingresaron, y sus amigas, junto con sus respectivas parejas, animaban el lugar. La castaña podía decir que las seis chicas que antes le habían intimidado ahora eran parte de su vida, incluso Yuna, quien se disculpó nuevamente el día de su graduación.

La música comenzó a sonar, y Haerin extendió su mano hacia la pelinegra.

—¿Me concederías esta pieza?

Decir que Danielle estaba feliz era quedarse corto. Sonrió y tomó la mano de Haerin.

Juntas comenzaron a bailar con movimientos suaves al ritmo de la música que desprendía una atmósfera tranquila.

El tiempo avanzaba mientras para ellas se detenía.

Dos almas que se habían vuelto a encontrar en el infinito universo, donde esta vez deseaban ser felices.

—Cariño, ¿te puedo guardar en mi corazón?

—Sí.—

—Cariño, te prometo que siempre estarás aquí —la abrazó con más fuerza.

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Cariño { daerin } Where stories live. Discover now