Pasito 22

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—Me gustas, cariño — Haerin repitió con ternura.

Danielle le respondió:
—Me gustas, Haerin.

Ambas entrelazaron sus manos, que encajaron perfectamente.

—Cuando salga te invitaré a una cita—Haerin le dijo, dándole pequeños toquecitos en la mano. Ahora tenía una nueva motivación: ella tenía que mejorar para llevar a su chica al baile, todavía se lo debía.

—Está bien—respondió Danielle y se acercó para dejar un beso en la mejilla de Haerin.

Luego de unos minutos la pelinegra habló.

—Cariño, me tengo que ir—

La hora de visitas estaba a punto de terminar, y Danielle no quería que la enfermera la regañara, como el otro día, lo cual había sido vergonzoso.

—No—protestó Haerin y agarró la mano de Danielle cuando ella recogió su bolso. —No te vayas.

—Hae, cariño, debo ir a casa—recordó algo, —por cierto, mi papá quiere venir a verte.

Haerin sonrió, de acuerdo. Tenía que agradecerle al señor Kim por permitir que Danielle la visitara en el hospital, algo que no cualquier padre permitiría.

—»También en la escuela me dirán algo acerca de mi intercambio— continuó hablando Danielle mientras tomaba la otra mano de Haerin.
—no quiero volver a España, no ahora.

—Ya veremos, Dani, no te precipites—  Haerin le dijo mientras la hacía acercarse a ella. Le dio un beso y la despidió con un —Con cuidado, cariño.

Danielle sonrió, se despidió y salió de la habitación.

Los padres de Haerin estaban en la sala de espera, y de igual manera se despidieron de Danielle.

—Con cuidado, hija, hasta mañana— dijo el señor Kang.

Cuando Danielle subió al automóvil y saludó al chófer, que arrancó rumbo a la mansión Kim. En medio del camino, un mensaje en su teléfono la sacó de sus pensamientos. No hacía falta decir de quién era ese mensaje; Danielle simplemente bloqueó el número.

Nadie le quitaría su felicidad en estos momentos.

***

—Te he dicho, tienen que matarla — una furiosa mujer con el pelo morado gritó a un hombre que guardaba una pistola debajo de su camiseta.

—No podemos hacerlo —respondió el hombre, claramente irritado por la insistencia de la mujer. —No tenemos interés en matar a esa chica.

—Te pagaré lo que pidas — insistió ella.

—Mira, el hecho de que seas hija del dueño del hospital no nos importa. No podemos matar a esa chica -—el hombre tomó su mochila.
—Y si nos permites, tenemos trabajo que hacer.

—Robar no es un trabajo— dijo la mujer, cruzándose de brazos.

—Me estás poniendo de los nervios. ¿Quieres saber por qué no podemos matarla? —el hombre gritó, claramente agotado.

—Sí —ella alisó su cabello, dispuesta a escuchar.

—Es hija del fiscal. Y te aseguro, Choi Sohyun, que no quieres meterte con ella — le advirtió el hombre, mostrando que sabía quién era la chica.

—Ella no puede hacerte nada, pero su padre, ten cuidado..

Sohyun salió del lugar visiblemente enfadada.

***

—Princesa, tu madre será transferida a España —

fue lo primero que su padre dijo en la cena, haciendo que la felicidad en el rostro de Danielle se desvaneciera.

Cariño { daerin } Donde viven las historias. Descúbrelo ahora