Pasito 18

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Danielle llegó corriendo a su hogar, pidió a su padre por mensaje que le dijera a su amiga estilista si la podía atender. Claramente, la señora aceptó.

Una vez guardó su maquillaje y todo lo que usaría, regresó al automóvil donde el chofer de su padre la esperaba. Solo tenía tres horas para estar lista.

Por otro lado, Haerin iba de aquí para allá buscando una bonita pulsera que había comprado para Danielle. Odiaba que su mamá acomodara su recámara.

—Mamá, ¿no viste la pulsera que compré? —gritó desde la puerta de su habitación.

—Sí, está dentro de tu cajón — respondió su progenitora desde la cocina.

Corrió al escritorio y la sacó con sumo cuidado.

Era la joya perfecta para su chica tan bonita.

Luego de guardarla en el bolso que usaría, se metió a bañar, al salir de la ducha colocó su ropa interior, un incómodo corsé y finalmente el vestido. No entendía el diseño, pero fue uno que su madre le ayudó a escoger, era de color entre morado y lila. Esperaba que combinara con el vestido de Danielle y no hiciera que se sintiera avergonzada por no combinar.

Ya que se acostumbraba que las parejas fueran juntas a escoger sus atuendos, y claramente ellas no habían hecho eso.

Solo eran amigas, no pareja.

Cansada por no poder acomodar la tira de su zapatilla, pidió ayuda a su papá, quien comenzó a decirle que era todo un reina y muchas más cosas que decía un padre a su hija.

—Ya déjala, Minho. Mi Haerin es toda un bonita jovencita — apretó sus mejillas la señora.

—Mamá, me duele — se quejó.

—Ya vete, que se hace tarde. Toda dama llega antes para recibir a su chica — su padre quito del colgador las llaves del auto su esposa.

—¿Estás segura de poder ir sola? — preguntó su mamá nerviosa.

—Sí, mami. Recuerda que hasta conseguí mi licencia — enseñó la tarjeta.

Sus padres asintieron orgullosos y Haerin salió de su hogar. Ya dentro del automóvil, colocó una tenue música de Jazz, arrancó rumbo al lugar donde sería el baile.

Sin embargo había olvidado algo, su celular.

🥳

La pelinegra estaba en la entrada de la estética esperando a que su padre fuera a buscarla. Pues este no llegaba y ella simplemente se desanimó por lo tarde que ya era.  Aparte no podía pagar un taxi porque su monedero lo había dejado en su mochila, y su mamá no la iría a buscar.

Sentía que iba a decepcionar a Haerin.

Minutos después como si de una enviada de los dioses fuera, Yuna se estacionó frente a ella y habló.

—¿Te llevó?

Por la desesperación Danielle asintió y se subió en la parte trasera del automóvil. En el asiento de copiloto iba aquella chica de la otra vez, Lia. Que vestía un vestido fuxia, la hacía ver muy bonita.

Luego de unas calles llegaron al lugar, Danielle agradeció a ambas por el aventón y se despidió.

En la entrada esperaba ver a la castaña, pero esta no estaba.

Esperó una poco más de tiempo y Haerin jamás llegó.

Cuando iba a llamar a una de sus amigas, pues no tenía intención de seguir allí, y aparte quería llorar en el hombro de alguien, el número de la castaña apareció en la pantalla.

—¿Danielle?

—Haerin, ¿qué sucede?

—Soy su mamá, mi hija tuvo un accidente, estamos en el hospital.

Y Danielle sintió que su corazón dejó de latir por unos segundos.

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😧

Cariño { daerin } Where stories live. Discover now