Último pasito

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Cinco años han pasado desde ese evento que aún atesoran en sus corazones.

A pesar de estar separadas, su amor sigue ahí, igual de fuerte que el día en que hablaron por primera vez o cuando Haerin llamó "cariño" a la pelinegra.

Con trazos suaves, Haerin creó un hermoso cartel repleto de fotografías de ellas y ahora se encuentra en la puerta de llegadas de vuelos internacionales, observando cómo las puertas de cristal se abren, revelando una multitud de personas. Aunque a ella solo le importa encontrar a su chica, a la que ama llamar cariño.

Cuándo la ve, se acerca un poco y la saluda —Cariño.

—Cariño, mi chica, te amo mucho. Te extrañé tanto, no me iré de nuevo, ha sido un tormento —dice Danielle mientras abraza a Haerin.

—Yo también te amo, cariño. Ven —tomo una de las maletas de la pelinegra, y juntas suben a la camioneta que Haerin ha adquirido recientemente.

Una vez en el automóvil, se dirigen a la casa de la chica, mientras ella le cuenta lo mucho que la extrañó y todas las cosas que le trajo de España.

—cariño, me dijiste que en la empresa te iban a ascender —le recuerda.

—Me dieron el puesto, sorpresa —Haerin levanta las manos en señal de celebración mientras el semáforo vuelve a ponerse en verde.

—Estoy muy contenta por ti. Durante el año que estuve fuera, me sentí mal por no estar aquí contigo —se lamenta, acariciando la mano de su novia.

—No te culpes. Yo también quería ir a España contigo, mi hermosa novia —le da un beso en la mejilla antes de arrancar el coche.

Una vez llegan a su destino, y con la ayuda del señor Song, descargan las maletas y entran en su casa. La cual ha sido remodelada, y Danielle apenas la reconoce.

—Cariño, ¿quieres cenar? —le invita.

—Sí, solo déjame prepararme — Danielle se encamina a su vieja habitación.

Una cena juntas.

A pesar de haber compartido muchas citas y comidas, cada una emociona a Danielle como si fuera la primera.

Una hora después, la pelinegra baja con un vestido que considera casual y elegante.

La cena transcurre entre conversaciones animadas, besos y abrazos que reflejan la añoranza.

Luego de terminar sus platillos Haerin le entrega a Danielle una galleta de la fortuna, y esta cuando la rompe para descubrir el papel, se revela un anillo con una piedra lila en forma de corazón.

—¿quieres ser mi esposa, mi cariño, por el resto de mis días?

Dicen que un bebé da sus primeros pasos hasta lograr caminar con seguridad. En este caso, Haerin ha dado veintisiete pasos, y este último es pedirle matrimonio a la pelinegra.

—Cariño, claro que sí .—responde con confianza Danielle.

Y el paso seguro de Haerin es proclamar al mundo que ama a una chica llamada Danielle, su cariño para toda la vida.

Fin.

El fin, gracias por leer 😸😸😊

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El fin, gracias por leer 😸😸😊

Cariño { daerin } Where stories live. Discover now