Capítulo 9🌻

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“Quizás éramos el amor perfecto en el momento equivocado”

Capítulo 9…

      Tal vez si me gustaba porque llevaba días fijándome en él y el corazón acelerado era una señal de que debí evitar eso. Por suerte será como otro amor de esos fracasados, en los cuales no confieso nada y serán solo unos días. Aun así, mañana quería arreglarme decente para él, por ahora solo trataré de impresionarlo.

Eran las diez de la noche, otro adolescente estaría de fiesta o metiéndose alguna droga rara. Pero, yo estaba escogiendo ropa para ir mañana a la biblioteca. Voy a ser su princesa consentida, cada vez que pensaba en eso dejaba una risilla rara. Espero que solo sea como esos amores pasajeros, el cual trataré de impresionar sin hablar sobre el tema.

Elegí un vestido un poco corto de color rosa. Era apretado solo hasta la cintura y un abrigo blanco gordo. Iba a ponerme unos tenis blancos con unas plantillas y con maquillaje taparía los defectos de mi rostro. Me probé la ropa para ver si me quedaba como en mi cabeza, no fue el resultado que esperaba y no estaba tan mal tampoco.

Estaba lista para el nuevo día, salí camino a la biblioteca. Me iba acercando y mirando a los alrededores para ver si lo encontraba por algún lado, pero fue en vano.

Sentí que alguien me abrazaba por la espalda hasta elevarme dejándome a una altura notable del suelo. Su perfume era fuerte y su abrigo era gordo.

—Camilo ¡Bájame!—ordené.

—Hola enana—dijo dejándome en el suelo—. Soy el nuevo miembro de las ayudantías.

Joder, esto arruinaría mis planes porque ellos dos andarían juntos y no tendría tiempo para estar a solas con Pablo. Fingí estar alegre, pero en mis adentros gritaba que lo odiaba por ser un traidor.

—Qué bueno—sonreí ampliamente, evitaba que se notara lo mucho que detestaba el consejo que yo misma le dí.

—Ya no estaré solo los sábados, sino con mis dos grandes amigos— me abrazó y por un momento me sentí alegre, quiero a Camilo mucho como para hacerle un feo.

—Hola— interrumpió Pablo provocando que camilo dejara de abrazarme para saludarle—. Amigo ¿Qué onda?— su tono de voz fue diferente, parecía chiste—. Me alegro que te hayas unido a nosotros.

Pablo me saludó con una sonrisa. Solo eso, no me dijo nada más. Entramos juntos los tres, aunque demoramos un poco porque la princesa debía dejar su bici en el parqueo.

Mari estaba sentada en una mesa. El lugar los sábados casi siempre estaba vacío.

Camilo no dejaba de hablar, lo más jodido es que era lo mismo siempre. Pablo estaba a gusto escuchándole, incluso sabía hablar sobre esos de temas.

Me fui de ese lugar, quizás Mari me necesitaba en recepción y dos personas son suficiente para acomodar unas cajas de libros.

—¿Puedo ayudarte?— pregunté a Mari y ella solo me observó.

—No, pero ¿Por qué no ayudas a tus amigos—dijo dando atención a su ordenador?

—Creo que no me necesitan—dije bajito mirando a mis pies.

— ¿O el nuevo no hace silencio? —aguanté un poco la risa—. Ese muchacho desde que llegó no se ha callado. Habla más que mi hijo cuando tenía tres años y de eso hace treinta años.

—Entiendo, volveré con ellos—ella solo asintió después de mis palabras.

Pablo estaba solo en la sección de romance. Observaba un libro y sonreía burlón como un bobo mientras lo hacía.

No hay diferencias en el amor©️ [COMPLETO]✔️Where stories live. Discover now