Capítulo 20🌺

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Capítulo 20:
        
      Camilo había escogido una pizzería cercana a la biblioteca. Por suerte, tenía un ambiente agradable y el olor se expandía por todo el lugar.

Había mesas de todos los tamaños con manteles largos de color blanco y la cantidad de menús dependía del total de sillas. Sutilmente Pablo se sentó a mi lado. Las yemas de sus dedos acariciaban mi mano, no me imaginaba que él fuera tan azucarado.

Su mano abandonó la mía, comenzó a colarla por mi jean. Sus dedos jugaban por encima de mi ropa interior. Lo jodido de todo, es que comenzaba a excitarme. Mordí mis labios buscando un equilibrio en mis emociones, se vería muy feo Camilo hablando y yo con cara de puta. Sus dedos fueron bajando un poco más, acariciando mis labios vaginales. Introducía un poco la punta de sus dedos y con mi mano derecha apretaba su muslo. Una sonrisa perversa se dibujó en su rostro, quería hacer que yo explotara.

Comencé a jugar el mismo juego, pero esta vez iba a ser diferente. Introduje la mano con la que apretaba su pierna en su pantalón. Nuestros ojos se cruzaron, en mi cara se dibujaron mis intenciones. Comencé a acariciar a su amiguito, despertándolo del sueño. Su miembro se puso erecto, pero no pretendía sacárselo en público.

—Camilo, voy al baño—su rostro se puso en blanco, iba a dejarlo así— .Cuando vuelva hablemos más.

Me volteé para ver a Pablo, me fulminaba con la mirada. Entré al baño a retocar mi maquillaje, quizás Pablo hace un rato me lo quitó a besos. Un estruendo me sorprendió, alguien había entrado al baño. Mi cuerpo entró en un escalofrío cuando el seguro fue puesto, miré para todos lados y una pared me tapaba la persona responsable.

Mi alma volvió a mi cuerpo cuando vi los ojos penetrantes de Pablo. Se recostó a la pared con los brazos cruzados y una mirada demasiado excitante.

—Así no se juega, Victoria— dijo acercándose poco a poco.

—Algo me dice que intentas recuperar el tiempo perdido. Llevas mucho tiempo sin tocar una mujer— me agarró brutalmente por el cuello hasta acercar nuestros rostros— . ¿Piensas dejarme agotada?— susurré en su labios.

—Solo dame cinco minutos, con ese ratico soy feliz tocándote.

Me sentó en la fría meseta de azulejos y se fue acomodando justo delante de mí. Zafó el botón de mi jean y lo fue bajando un poco, pero sin quitarlo con totalidad. Por encima de mi braga acariciaba como hizo en unos minutos.

Introdujo unos dedos buscando la humedad de mi miembro y sí, parecía un río con lo mojada que estaba. Hacía algunos gestos raros y la forma de mirarme era demasiado peligrosa.
Se separó de mí cruzando los brazos. Me miraba con aires de prepotencia y una sonrisa torcida se formó en su rostro. Mis pensamientos viajaron a aquella época en la que creía que era un chico inocente y llegué a la conclusión de  que las apariencias engañan.

—¿Ahora qué haces?—preguntó sin quitar la sonrisa.

—Sencillo…

Bajé mis bragas y abrí ampliamente mis piernas. Comencé a frotar mi miembro lentamente. Luego fui introduciendo mis dedos. Poco a poco iba alargando los centímetros. La boca se le hacía agua y los ojos se le querían salir. Iba acelerando mis movimientos y los gemidos se escapaban de mi boca.

Unos toques en la puerta nos sorprendieron. Pablo se escondió en uno de los cubículos apresurado. Bajé rápido y acomodé mi ropa. Mojé un poco mi pantalón y fui a abrir la puerta. Una chica con el uniforme del lugar estaba parada delante de mí.

—¿Está todo bien?— preguntó la joven de cabellos rubios.

—Sí, solo estaba con seguro porque tuve un accidente con salsa y vine a limpiarme— respondí algo nerviosa, mi cuerpo lo demostraba.

—Mmm, si necesita cualquier servicio no dude en llamarme.

—Sí, muchas gracias— dije y mi corazón se sintió más calmado.

Pablo salió muerto de la risa y corrí hasta donde él estaba. Golpee su brazo susurrando entre risas que era su culpa. Salí primero y Camilo estaba aburrido solito en la mesa. Por un momento sentí pena por mi amigo, quizás estuvo mal abandonarle el día de su cumpleaños.

—Hola, perdona por demorar. Es que no había rollo de papel y tuve que ir a otro cubículo— mentí y él solo me indicó que me sentara.

—Buenas chicos, demoré porque mi madre no paraba de hablarme— la mentira más estúpida que pudo crear. Le miré burlona y solo alzó los brazos.

—Está bien, no pasa nada. Yo estuve viendo algunas cosas en el móvil e intenté ligar con alguna chica— dijo Camilo más animado— .Ven aquella chica— señaló a la que estaba a unas mesas de nosotros solitaria—. Ella me guiñó el ojo tres veces.

—No pierdas el tiempo amigo, llevas mucho tiempo sin tocar a una persona que no sea yo—bromeo Pablo— .Te extrañaré.

—A veces si llego a pensar que es cierto.

—Lo es—mencionó pablo y me guiñó el ojos.

Minutos después llegó la camarera pidiendo nuestra orden. Mi sorpresa fue grande cuando noté que chica nos tocó porque le había mentido excusándome con la salsa. Su entrecejo se frunció y me miraba con un rostro de pocos amigos. Pablo se reía como un niño chiquito. En cambio, Camilo solo se encontraba abismado.

—Mi nombre es Susel— dijo amablemente— .Yo seré su mesera esta noche. ¿Ya decidieron que comer o prefieren unos minutos más?

—Para mí una pizza con jamón y un refresco de naranja—dije mirando el menú.

—Yo quiero lo mismo—afirmó Pablo.

—Yo solo deseo una pizza con aceitunas y refresco de limón—dijo Camilo sonriendo.

—Si desean algo más pueden llamarme. Ahora me retiro.

Estaba repleta, aquella pizza era el doble de mi capacidad. Pablo terminó comiéndosela junto a otro vaso de refresco de limón. Camilo nos dejó solos porque su madre quería llevarlo de paseo y luego a cenar fuera.

Caminaba junto a Pablo y su bicicleta, apenas eran las dos de la tarde. Me había dicho de un lugar, quizás se olvidó y me daba pena decirle. Algo loco ¿No? Me da pena recordarle eso y no mostrarle como tengo el cuerpo. Aunque, creo que cuando estoy con él olvido lo mucho que me atormentan mis complejos. La forma en la que me dijo que le gustaban mis senos y como me mira desnuda. Puede fingir miles de veces y todas esas veces le creo.

Me acompañó hasta mi casa, pero yo no quería que se fuera. Según mis cálculos, Sofía estaría en casa haciendo sus labores. Él me había comentado además que estaría ocupado en unas horas. No sabía cómo despedirme. Es la segunda vez que tengo algo así y esta se siente muy diferente. No sabía si besarle un cachete o la boca.

Fui a besarle el cachete cuando con un movimiento ágil me besa los labios. Me puse completamente roja, fue algo inesperado.

—Yo se la historia con tu ex amiguito—susurró—.Aunque no seamos novios, puedes besarme en público. Yo sé lo que es que te rompan el corazón. Yo no puedo hacerlo contigo, no te lo mereces.

—Ve por ahí con cuidado—le dije y acomodé un mechón de su cabello que le cubría su rostro— .Por favor lávate las manos, no toques a nadie con baba seca de mi vagina.

—Me chupo los dedos y después me lavo las manos—susurró cerca de mis labios— .Adiós, princesa consentida.

Ese apodo quedará para la historia. Yo siendo una princesa consentida, no me imagino.

…Nota de la autora…❤️
Bueno, espero que les haya gustado el capítulo… Besos.

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No hay diferencias en el amor©️ [COMPLETO]✔️Where stories live. Discover now