Capítulo 16🌺

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Capítulo 16:

     Pablo esperaba en la entrada de la escuela, quizás a Camilo. Usaba un abrigo similar al que me regaló, hoy se había peinado. Se veía tan lindo, mi corazón quería estallar. Me regaló una sonrisilla cuando me vio y sus ojitos se achinaron un poco. Me le acerqué y le estiré mi puño, lo agarró y comenzó a agitar mi brazo.

—¿Camilo no ha llegado?—pregunté sin quitar la sonrisa de mi rostro.

—En realidad, él entró y yo quise esperarte—respondió tomándome por sorpresa.

—¿A mí?— se me hacía difícil ocultar mi asombro.

—Sí, hoy no te vi cuando pase por la parada del bus.

—Es que ahora estoy viviendo con mi hermana—mordí levemente mis labios, estudiaba cada parte de su rostro. Buscaba un beso, solo quería otra vez probar de sus labios.

—Por lo que veo tus hematomas han mejorado un poco—pasaba su mano por mi rostro. A pesar de tener lastimadas sus palmas, el roce de sus dedos me gustaba.

—Es imposible, son de hace dos días—comenté y sin querer solté una carcajada.

—Intentaba ayudar, pero te crees una sabe lo todo— bromeó y me indicó que entráramos.

Juntos caminamos hasta el pasillo de los salones. Me imaginaba como sería caminar tomada de manos con él. Ser su chica y que todos abrieran la boca al vernos juntos. Pero, ahora solo me observaban por los hematomas, no me tomé las molestias de cubrírmelos.

Pablo se dio cuenta de todas las miradas sobre mí. Se acercó a mí y puso su brazo encima de mi hombro, me susurró que eso desviaría las miradas. Disfruté tanto teniéndolo cerca, es como volver a nacer.
Fernanda me observó asombrada, en cualquier momento empezaría a reclamarme. Me despedí de Pablo y solo pasé por el lado de ella sin saludarla.
Sé que eso es cruel, pero no pretendo ser amiga de alguien que actúa en contra a mis principios. La quiero mucho, pero no quiero quedar en ridículo solo por querer ayudarla. En cualquier momento el cigarro dejara de ser suficiente, entrará en el mundo de las drogas y será más difícil. Nunca me escucha cuando le aconsejo, solo lo hace cuando un tema le importa. Se deja llevar por malas influencias, me harté de hablar con alguien que finge ser sorda.

Se acercó a mí y se sentó justo delante de mi nuevo puesto. Su rostro mostraba una mezcla extraña entre tristeza y ganas de matarme. No la miré, solo seguía hablando con mi hermana por whatsapp. Sentí como haló mi móvil hasta arrebatármelo de las manos. La observé y vi como colocaba mi celular en la otra mesa.

—Estoy delante de ti, quiero atención—su tono era molesto. No era suplica sino mandato.

—Me importa un culo— me levanté de la mesa para coger mi teléfono y esperar al maestro de inglés fuera del salón.

—¿No me vas a dar una explicación?—preguntó con los brazos cruzados. Pero, solo seguí mi camino hasta el  pasillo.

   La ignoré, mi cabeza no estaba para dar explicaciones estúpidas. Pablo conversaba con Camilo en el pasillo. Comencé a mirarlo como una boba, hasta que sus ojos buscaron los míos. Me regaló una sonrisa, parecía un niño pequeño. Luego frunció el ceño, puso un rostro muy serio. Eso me dio un poco de gracia porque Camilo me observaba con la boca abierta.

Me acerqué a ellos y besé a camilo en un brazo como era de costumbre. La mirada de Pablo estaba clavada en mí, esa simple idea me hacía sentir un calorcito que recorre todo mi cuerpo. Camilo hablaba solo, nosotros estábamos conectados como el bluetooth.

Solo quería que se acercara, necesito volver a sentir sus labios. Pero, a la vez deseaba sentir su cuerpo cerca del mío. Imaginaba como podía sentir el roce de sus manos por mi piel desnuda. Quería jodidamente que ese momento llegara. Deseaba saber que tan fogoso podía mirarme.

—Victoria… ¿Me estas escuchando?—interrumpió Camilo despertándome del sueño caliente que comenzaba a tener.

—¿Qué me decías?— pregunté confusa—.No te estaba escuchando. Lo siento Camilito.

—Eres un poco despistada— bromeó Pablo. Esto es su culpa, él se pasea por mi mente sin ropa y me desconcentra.

Camilo suspiró frustrado— Te decía que quiero invitarlos el sábado después de la biblioteca a comer pizza.

—No puedo— respondió Pablo bien seco. Su rostro no era el mismo de hace unos minutos— .Tengo los sábados complicados porque trabajo hasta muy tarde.

—Bueno, es una lástima— el tono de camilo sonó triste—. ¿Tú si vienes conmigo?

Me acerqué a él y le di un abrazo— No me perdería tu almuerzo de cumpleaños—susurré y Camilo me regaló una sonrisa.

En el horario de almuerzo me senté junto a Sarah. Ella siempre anda sola. Prefiere eso antes de juntarse con personas que no le hacen sentir bien. Aunque, una vez me contó que le gustaba mi compañía.

—Hola Sarah— dije después de pegar mi trasero a la silla— .Iba a pedir permiso, pero creo que actuó mejor por mis instintos.

—Eres una fresca— hizo una mueca en broma y luego sonrió—.Tu sabes que me gusta hablar contigo. Eres una loca, pero yo te tengo cariñito.

—Qué bonito cuando me dices que me quieres—la intenté abrazar, pero abrió los ojos como plato y me puso cara de maleante.

—Te dije “cariñito”— hizo el gesto de las comillas— .Eres alguien repugnante que no nota el uso del sarcasmo.

—Bueno, eres una tonta por no quererme— hablé. Ella bufó y comenzamos a reírnos como bobas.

—El almuerzo esta delicioso hoy. Nada mejor que una buena carne asada— gimió parecía actriz porno hablando sobre lo sabrosa que era la carne— .Mira su textura, dime ¿No se ve sabrosa?

—Es muy buena.

—¿Solo eso?— preguntó alarmada— .Mejor no hablemos más. No amas la carne como lo hago yo.

Un estruendo avisó que dos chicos habían entrado a la cafetería escolar. Cuando enfoqué bien era Pablo con otro chico raro. Más tarde entró Camilo con un folleto azul. Esta vez no vi que me buscara, lo cual era una ventaja para observarlo por mucho tiempo. Los tres chicos reían, pero solo hablaba él. Quizás hacía uno de esos chistes raros que le gustan hacer. Sarah buscaba mi atención agitando su mano. Se dio cuenta de que lo miraba como una enamorada enferma.

—¿Te gusta él?—susurró en mi oído asustándome.

—¿Co...mo? para nada—tartamudee, con un poco de torpeza tumbé de le mesa un vaso vacío—. Si—acepté con la cabeza gacha.

—Era de esperar, lo miras como si fuera un trozo grande de carne. Bueno, si es un trozo de carne que no se puede tragar.

—Eso sonó… extraño. Tipo canibalismo—me burlé y ella asintió haciendo algunas muecas.

Luego volví a regalarle una mirada, ni siquiera notó que yo estaba aquí. Miré mi bandeja, tenía un bajón inesperado emocional. Me ponía algo triste pensar que no le importó a las personas. Todo gracias a mi madre, quizás buscaba en otros el cariño de ella. Pablo quizás no me ha visto, pero ya eso me hace sentir poco querida.

Me levanté de la mesa, el hambre se me había quitado. Cuando me doy la vuelta él estaba ahí observándome. En su mano tenía el vaso vacío. Quizás iba a buscar agua.

—¿Está todo bien?— asintió e intenté irme.

—¿Quieres que te acompañe a tu casa en la tarde?— me detuve en seco y sonreí como una niña pequeña.

—¿Quizás?—pregunté volteándome hasta él—. Sí, quiero irme contigo—afirmé.

…Nota de la autora…❤️
Bueno, espero que les haya gustado el capítulo… Besos.

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No hay diferencias en el amor©️ [COMPLETO]✔️Where stories live. Discover now