Capítulo 22🥑

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Capítulo 22:

…Narra Victoria…

        La mamá de Pablo me invitó a cenar junto a su familia en un lindo restaurante. Era un extraordinario lugar, personas elegantes iban ahí. Aprovechaba la ausencia de mi madre, temía que hiciese lo imposible para prohibirme ir. De todos modos, su casa lucía como un pincel nuevo.

Quise usar un lindo vestido negro y un abrigo extra grande de color blanco, me llegaba hasta la rodilla. Al fin podía maquillarme sin rastro de golpes. Mi cabello estaba suelto, no pude hacerme un peinado extravagante porque no se hacerlos. Me puse un anillo bien pequeñito que me regaló mi papá, dejé de usarlo cuando empezó a ser estricto. Busqué en mi zapatero unos zapatos de tacón bajo. Aunque, solo cenaba con la mamá de un amigo y ese chico era importante para mí. Le envié un mensaje avisándole de mi nueva dirección, me respondió que en unos minutos iba por mí.
...

Pablo me esperaba cerca de un lindo Mercedes Benz negro. Era un auto demasiado limpio. Él solo usaba ropa sencilla, aunque se veía elegante con aquella combinación de blanco en su abrigo y negro su pantalón. Me acerqué a él y emití un pequeño suspiro, como si fuera la primera vez que le veía.

—No imaginaba que conducías— dije buscando su cachete.

Me tomó de la mandíbula, pegando sus labios bruscamente a los míos— Ya ves preciosa, hoy te hago brincar en la parte de atrás. No se, piénsatelo— parecía reguetonero con el tono que me hablaba— .Espera, soy un caballero— dijo rodeando el auto, para luego abrir la puerta del copiloto— .Señorita…

Apreté mis labios para evitar soltar una carcajada. Cerca de él tomó mi mano, ayudándome a montar en el vehículo. Dentro del auto olía a limón mezclado con su fuerte aroma y sonaba bien bajito una canción de Imagine Dragons “Warrior”. Se montó a mi lado y me señaló sensualmente la parte trasera, acerco sus labios a mi oído y susurró “Tentadora la idea ¿verdad?”

—Solo comienza a conducir—hablé alejando su rostro con mi mano— .Quiero verme bonita esta noche.

—Ya eres bonita— susurró regalándole su mirada al volante —. No te vas a poner fea brincando conmigo en la parte trasera.

Quisiera decirle que no importa cuántas veces me lo diga, nunca será suficiente para que yo no me sienta así. Aun me miro en el espejo y siento que puedo adelgazar. No me gusta como aún quedan marquitas de granos en mi rostro. No me gusta como mis brazos tienen un exceso de pelos extraños. No importa la manera en la que me mire, ya forma parte de mí no quererme. Pero, acepto que cuando él me dice lo linda que me ve, me eleva al cielo sin alas o superpoderes. Cuanto quisiera contarle sobre esto, pero a la vez no deseo que me vea como una mujer insegura.

Pensé que iba a morir en un accidente, pero manejaba como todo un experto. Subió un poco la música, ahora en la radio sonaba “Stereo hearts” de Maroon five. Tarareaba la canción mientras golpeaba suavemente el volante.

—My heart´s in Stereo— comencé a cantar y con una sonrisa me siguió la pista— It beats for you, so listen close— esta vez nuestras voces desafinadas sonaban más alto que la radio—. Hear my thoughts in every note, Whoa-OH.

Cantaba sin quitarle la concentración al volante, parecía todo un adulto. Miré de reojo para la parte trasera, intenté ser lo más discreta posible. Pero, una sonrisa torcida se dibujó en su rostro. Sus ojitos estaba picaros, parecían bolitas de fuego incendiando mi piel. Y bueno, yo me imaginaba encima de él con las manos sujetas a mi espalda, ambos sudados y excitados hasta más no poder.

Llegamos al finísimo restaurante italiano fuera de la ciudad. Se podía observar como elaboran tu comida porque las paredes de la cocina eran de cristal y todas las demás eran blancas con algunos ventanales inmensos y flores adornando sus paredes. La madre de Pablo nos esperaba en una mesa con un mantel blanco y margaritas alrededor del borde. Ella lucía un hermoso vestido rojo y un labial fuerte parecido al color de su vestido, le hacía ver hermosa. A su lado estaba el pequeño Max, el hermanito del que tanto habla Pablo. El vestía similar a su hermano. Sus rostros eran muy similares, aunque el pequeño se veía más lindo que el mayor.

Su madre se levantó al vernos, se acercó un poco y me dio un abrazo. Olía similar a la esposa de mi padre, un olor intenso a rosas. De cerca vi las perlitas que adornaban su cabello recogido en un peinado elegante.

—Mucho gusto, soy Victoria—me presenté y ella tomó mi mano.

—Soy Carolina— su tono de voz era dulce. En el rostro se le notaba ser amable— .No sabía que mi hijo tenía amigas tan hermosas.

—Muchas gracias, usted también es preciosa— dije sonriéndole, quería caerle bien a Carolina.

—¿Pueden dejar los halagos? Soy un hombre con apetito—dijo Pablo acercándose a la mesa, besó el cabello de su hermano y acomodó dos sillas para nosotras—. Señoritas…

—No puedo negar que sacaste lo baboso de tu padre, hizo lo imposible para conquistarme.

—¿Su padre?— pregunté confusa. No había escuchado sobre él.

—Era pequeño cuando murió— confesó Pablo serio. Los músculos de su mandíbula estaban tensos— .Hablo poco de él, es un recuerdo que duele.

—Lo siento— susurré.

—No te preocupes— dijo Carolina con su mano apoyada en la mía—.Mejor observa el menú, dentro de un rato tenemos que ordenar.

Había una gran variedad de platillos italianos. Muchos tenían nombres extraños, pero en la foto del menú se veían apetitosos. Carolina y Max pidieron risotto y lasaña. Pablo y yo solo decidimos comer pizza, caprese y ossobuco. Eran cosas que no sabía que eran, quería experimentar.

El risotto era un plato extraño, totalmente amarillo. Carolina lo miraba fascinada, al igual que el plato colorido de la lasaña. Las capas de carne y queso, se me hacía agua la boca. Las pizzas eran grandes, el queso estaba derretido al extremo.

El caprese era algo extraño, estaba compuesta por rodajas de tomate, mozzarella fresca y hojas de albahaca que lucían bien. El ossobuco era del jarrete vacuno, con el hueso y la medula. Tenía una especie de guiso que se hacía de la carne. Todo se veía apetitoso, pero a la vez  veía que no sería capaz de comerlo todo.

Pablo comía rápido, mientras que yo me demoraba una eternidad. Me observaba burlón y me hacía gestos de que comiera rápido. Elevaba sus dos cejas, yo sabía cuáles eran sus intenciones con eso. Su madre se encargaba de que Max mantuviera su boca limpia, eliminaba cualquier rastro de salsa en su boca y su ropa estaba protegida por un paño grande de color blanco con algunas góticas de salsa encima.

Carolina se fue en un Toyota junto a Max. Pablo y yo nos quedamos solos en el estacionamiento.

—Hoy me tienes que perdonar— ya en mi mente creaba excusas porque él seguramente quería irse a casa— .Pero, lleno el estómago no se tiene sexo. Mejor damos un paseo y te llevo a tu casa bien tarde.

—¿Y si vamos a mi casa? Digo, aun me queda un día libre y podemos ver una peli juntos.

—Excelente, incluso me gusta mucho esa idea— exclamó eufórico.

Condujo hasta mi casa. Esta vez sonaba una canción de Selena Gomez que lamentablemente no me sabía. Nunca la había escuchado en mi vida, para ser honesta.

Dejó su auto en el estacionamiento de mi edificio. Con discreción subimos a mi apartamento. No voy a mentir, me aterraba que alguien le dijera a mi madre.

…Narra la autora…

No eran pareja, pero se gustaban como una en tan poco tiempo. Porque de eso se trata el amor, es la química que nos hace conectar con la otra persona. El tiempo solo crea lazos y hace que amemos u odiemos. Pero, nada mejor que la química de conectar con alguien que creíamos diferente. Tal vez ellos no se amen, pero la química era lo que los mantenía unidos.

…Nota de la autora…❤️
Bueno, espero que les haya gustado el capítulo… Besos.

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No hay diferencias en el amor©️ [COMPLETO]✔️Where stories live. Discover now