Capítulo 24🥑

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Capítulo 24:

         Mi cara amaneció mejor de lo que yo esperaba, solo tenía dos hematomas y el labio roto. Me sentía en la tipica historia de wattpad, pero de un boxeador y lo gracioso es que el saco soy yo. Mi madre ha hecho una medalla olímpica solamente con mi rostro.

Hoy en la tarde me vería con Pablo, solo esperaba que él pudiera escucharme. Aunque, anoche solo vio un reflejo de su pasado, con la diferencia de que esta vez una persona si era golpeada. Quería llamarle, pero sentí que no era necesario y que quizás debería esperar. Para mi sorpresa un mensaje suyo me despertó de las interrogantes, me citaba para su apartamento.

Me di un rápido baño y me puse ropa comoda. Caminé hasta su edificio, por la dirección que me envió noté que era bastante cerca. Toqué el timbre y él me abrió con un rostro preocupado. En sus ojos se notaba la angustiados.

—¿Me puedes contar todo hoy? Quiero los detalles— tomó mi muñeca jalándome hasta él y abrazarme—. ¿Quién más sabe esto de tu madre?—preguntó una vez dentro.

—Camilo, también lo sabe.

—¿Por qué no querías que yo lo supiera?— preguntó tomando mis manos— . ¿Qué te impedía hablar conmigo sobre ese tema?

—Muchos huyen cuando le cuentas tus problemas, es solo la segunda vez que me golpea. Antes solo me hacía sentir inútil y poco querida, no soy la hija favorita.

—¿Sabes que es muy grave? ¿Cuánto tiempo piensas soportar?

—No sé, de verdad que no se— mentí, si le contaba mis planes quizás él se alejaba de mí—.Sé que ahora no querrás estar con alguien que tiene una madre esquizofrénica y agresiva.

—Soy tu amigo, no somos novios — sus palabras provocaron que me sintiera segura— .Aunque tampoco puedo culpar a tu madre, soy alguien que se atiende en un psicólogo por problemas de ira.

—¿Alguna vez has golpeado a tu mamá o hermano?— negó y yo solo le sonreí— .Una madre que quiere a sus hijos no los golpea o les hace sentir insuficientes. Ella me hace sentir inútil y poco querida. Los hijos necesitamos sentirnos protegidos por nuestros padres.

—¿Y tu papá?— preguntó—. ¿Por qué no te vas con él?

—Es una respuesta complicada. Espera un bebé con una muchacha que apenas tiene veinticinco años— hice una pausa y tragué mi saliva con dificultad— .No quiero estorbar en su nueva vida. Aunque, sé que con gusto él me recibiría. Mi papá era muy estricto, pero antes yo no notaba que el verdadero monstruo era el régimen de mi madre. Antes no tenía miedo de enfrentarla, hasta que vi mi rostro y sabanas llenas de sangre.

—Es una pena esos golpes y labio roto porque tienes un rostro precioso— acomodó un mechón de mi cabello— .Todo va a estar bien, ya verás—Hizo una pausa y sonrió pícaramente.

—¿Qué?

—¿Tienes hambres? ¿Y si hacemos guacamole?— preguntó pasándose la mano por el estómago.

—¿Te gusta el aguacate?

—Amo el aguacate, pero lo hago para hacer algo entretenido. Aunque, no quiero seguir la receta.

—¿Quieres hacerlo a tu modo?— asintió— . ¿Tú lo haces y yo busco las papitas?

—Trato, aunque cuando llegues quizás ya tenga el guacamole hecho.

—No te preocupes.

Bajé en busca de varios paquetes de papitas, entre los dos reunimos el dinero. Íbamos  a ver una película de Johnny Depp, su nombre era “Charly y la fábrica de chocolates”. De todas sus películas esa era mi favorita, solía verla con mi papá.
Decidí comprar dos paquetes picantes y otro de mantequilla para mí. Eran las preferidas de Pablo, me contó que ama toda la comida picante. Aunque no lo dudo, su familia es mexicana y él nació en Estados Unidos. Lleva en la sangre su México lindo.

Cuando me abrió la puerta vislumbre una mesa de centro preparada a la altura. En unos pozuelos había unas especies de Mayonesa, kétchup, guacamole y mostaza. Unas grandes jarras con lo que supuse que era refresco de limón.

Había quitado sus cojines del sofá y me indicó que me sentara. Le entregué los paquetes más picantes, amé ver como sus ojos brillaban satisfechos.

—¿Te gusta mucho la mantequilla?

—Sí, son lo mejor que hay—comenté y solo me hizo una mueca.

— Sí, son lo mejor que hay— me imitó con los ojos en blanco—. Mientes, son las picantes. Eso opina mi lengua, esa sensación es sabrosa. Es como ninguna.

—Eres un idiota—dije obligándole a comer una de las mías—. Trágatela, junto con tu opinión—bufé y puse los ojos en blanco.

Pablo puso “El maravilloso mundo de Gumball”, no tiene ni idea de lo obsesionada que estoy con esos muñes. Transmitían el capítulo tres de la segunda temporada. Aunque, me quedé con las ganas de ver a Willy Wonka. Le regalé una sonrisa de niña pequeña feliz, podía quedarme así una vida entera. Junto al amor de mi vida y los muñes que me encantan ver.

—¿Alguna vez te has planteado irte de  aquí?

—¿Cuándo dices aquí que te refieres?—preguntó confuso.

—Me refiero a irte de Redondo Beach. Cambiar de lugar y empezar otra vida— mi voz sonaba neutra, aunque yo estaba triste. Quería irle preparando para cuando eso suceda.

—Me gusta vivir aquí. No me lo he pensado y no creo hacer algún cambio—Dijo muy seguro de su respuesta— . ¿Por qué?

—No… no es nada—suspiré y clavé mis ojos al televisor.

—¿Quieres huir?— negué— . ¿Entonces por qué no solo disfrutas del momento?

—Solo preguntaba, no es nada del otro mundo— quise dejar las cosas ahí. Quizás iba a parecer muy extraño para él.


 
Dejé solo a Pablo, iba cayendo la tarde y comí mucho en su casa. Me senté en la playa y mis ojos disfrutaban la vista al mar. El clima era muy frío, diciembre estaba muy cercano.

Llegaba la época más linda del año. Me preguntaba cómo iba a ser este año. Otras veces éramos felices, mi familia era distinta. Pero, ¿Cómo iba a ser este año? Espero estar sola o con mi hermana, inventaré una excusa a mi madre. Bueno, si Sofía no tiene fiesta esa noche.

En mis audífonos sonaba la letra de una canción que amo tanto. Era de Doja Cat, soy una gran fan de la artista. Algunas de sus letras eran extrañas, pero es inevitable no amarlas. Además, me daba tiempo de no ver a mi madre, aun le debía la conversación de meter a Pablo en la casa. Quería evitar más golpes. Odio como me siento y no por los golpes, sino por ver a la persona que lo hace.

Miles de preguntas llegaron a mi cabeza, la soledad provoca eso. Queremos explotar el porqué de algo, investigar porque está pasando. Es como tener la necesidad y la capacidad de entender porque te sucede a ti. Mi vida en mi hogar no era la mejor, pero ahora se siente tan frio y tenebroso. Sé que en el mundo hay niñas como yo. Seguro se preguntan ¿Por qué me toca sentir el peso de un golpe y una cruda palabra sin amor… de mi madre?. Mi suerte es Pablo, persona a la que en cualquier momento dejaré de ver. Me alejaré un poco de él, desearé que la vida nos una en un futuro y tener la relación que deseo tener.

…Nota de la autora…❤️
Bueno, espero que les haya gustado el capítulo… Besos.

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No hay diferencias en el amor©️ [COMPLETO]✔️Where stories live. Discover now