GOL ( Pedri González )

Capitulo siete: El secreto de Pedri

Narra Pedri

—¿Cuando voy a poder volver a jugar al fútbol?

Es la primera pregunta que me sale al ver al doctor entrar por la puerta.

Mi madre y él se miran con un rostro algo apático.
Creo que no hay buenas noticias.

—Pues... has tenido un accidente grave Pedro.

Niego con la cabeza, como si eso hiciera que lo que tengo fuera a desaparecer.

—Tienes suerte de que el accidente no haya hecho que tuvieras lesiones cerebrales. El camión te ha aplastado como si fueras un insecto. No sé cómo sigues vivo.

Mi mirada se desvía hacia Gavi, quién se está poniendo pálido como la leche. Él odia los médicos, las lesiones y todo lo que tenga que ver con el hospital.

—La buena noticia es que al final sólo tienes una pierna rota y varias contusiones. Lo demás afortunadamente hemos podido resolverlo en la operación.
Pero tu pierna derecha... Es algo más complicado de resolver.

No se si suspirar de alivio o de enfado.

Podría haber sido peor pero sin embargo ahora voy a tener que estar sin jugar al fútbol durante una buena temporada.

—¿Cuando voy a poder pisar un campo?

El médico me mira con compasión.

—Dos años, como mínimo.

—¿CÓMO? —digo dando un bote en la cama.

Mi madre me vuelve a tumbar pidiéndome que me tranquilice. El doctor se marcha mientras que mira los papeles.

A mi no se me ocurre otra cosa que echarme las manos a la cabeza y a la cara y maldecir a todo lo que se menea.

—No se de que te quejas la culpa fue tuya por conducir así —suena la voz de mi madre enfurecida.

Lo que me hace falta ahora es un sermón.

Mientras, Gavi se acerca a mi y suelta una de sus típicas ocurrencias en momentos NO OPORTUNOS.

—Piénsalo por el lado positivo... vas a poder vaciarte al Fifa.

Ruedo los ojos mientras que le doy una pequeña palmada fuerte en el hombro, ambos nos reímos porque en el fondo el idiota tiene algo de gracia.

Pero la sonrisa nos dura muy pocos segundos porque nos ponemos serios casi por instinto cuando vemos a mi mánager y al sub presidente del Fútbol Club Barcelona entrar por la puerta de la habitación del Hospital.

La mirada de mi mánager echa chispas cuando se cruza con la mia. Camina hacia mi con los puños apretados.

Es un hombre cuarentón con una barba gris bien recortada y unas arrugas en la frente que le produce el estres. Parece más viejo de lo que es.

Miro a Gavi quien deja de comer de inmediato e intenta guardar la compostura más rígida y seria posible.
Sabe que cuando ha tenido que intervenir el sub presidente del Barcelona es porque la cosa se va a poner sería.
Luego poso la mirada sobre mi madre, quien me mira con dureza.
Parece ser que todo el planeta está enfadado conmigo hoy.

—Enhorabuena Pedri, la has cagado pero bien —me espeta mi mánager—. ¿En qué mierda estabas pensando?

Mi madre comienza a abanicarse la cara, atacada.

—Yo no he sido —digo con una voz temblorosa.

Parece una excusa de un niño de cinco años pero no se me ocurre otra cosa para salir de esta.

—¿Estas de broma, Pedri? Te sacaron litros de alcohol en la sangre cuando tuviste el accidente.

Carraspeo asustado.

—Muy bien, pues deberias saber que estas muy jodido Pedri —continúa mi mánager con una voz elevada.

Gavi no para de mirar al suelo, no sabe dónde meterse.

El sub presidente del club agarra el relevo para seguir con el sermón, eso si, algo más suave que mi mánager.

—Lo que has hecho es una gran irresponsabilidad. Te deberíamos de penalizar, pero creemos que ya tienes suficiente con el accidente —suena la voz grave del hombre.

Mi mánager no aguanta las ganas y vuelve a hablar de nuevo.

—Has dejado al equipo sin uno menos. Y no ha sido por algo inevitable, ha sido por algo que tu te has buscado. ¿Eres consciente de que has jodido al Barcelona?

Mi mánager esta haciendo que tenga ganas de llorar.
Entre esto y la muerte de mi abuelo yo ya no puedo más.

—Pedri... —continúa el sub presidente—. ¿Esto lo sabe alguien?

Yo niego con la cabeza, Gavi repite mi acción mientras que mi madre dice que no varias veces para dejarlo aún más claro.

—Vamos a cubrirte. Mentiremos y diremos que te has lesionado en un entrenamiento. Que algún compañero se te ha caído encima o una patada más fuerte de la cuenta. Un accidente... pero que almenos sea jugando al fútbol.

—Me ofrezco voluntario para la mentira. Podéis decir que estábamos entrenando y que al tropezarme me caí encima de Pedri —suena la voz de Gavi.

Es muy amable de su parte que se ofrezca para esto, aún sabiendo que puede manchar su imagen ante otros clubes.

—Bueno, ya veremos cómo maquillamos la mentira. Lo importante ahora es que nadie se entere del accidente, Pedri. El Fútbol Club Barcelona quedaría muy mal ante toda la Liga, si se enterasen de que un jugador de la plantilla tuvo un accidente por beber.

—Tranquilo presidente, no diré nada.

—Pedri, asegúrate por tu vida que nadie se entera de nada de esto. Si alguien se enterara de lo ocurrido y lo dijera a los medios o a la televisión, tu carrera se hundiría y nadie te querría en su equipo. Que no se entere nadie, Pedri... Nadie... Tu carrera está en juego.