Capítulo veintitrés: La lluvia

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Narra Pedri

Antes de terminar el día voy a acabar con la otra pierna rota.
Y Carla va a ser quien se encargue de eso.

El frío de las gotas me cala los huesos. Me estoy muriendo de frío y todo es porque le dejé mi sudadera a Carla, la que ahora mismo me está mirando con cara de odio.
Aunque yo llevaba una camiseta corta abajo, ya está completamente empapada.

Aunque realmente lo disfruto;
El ruido de la lluvia caer no para de sonar. Es increíble lo que me gusta la lluvia, me parece algo fantástico. Si te paras a pensarlo... Es agua cayendo del cielo ¿hay algo más mágico que eso?

Siempre he sido de los que se han olvidado el paraguas a propósito en casa para mojarse con las gotas de la lluvia.
Era natural en mi llegar empapado de agua a casa y ser feliz por ello.

Luego me resfriaba y tenía fiebre pero... Merecía la pena si de trataba de mojarse con las gotas.

La lluvia es como una especie de terapia, cuando las gotas caen todo comienza a verse de una perspectiva diferente. Como si todo se viera de otra manera. La magia de la naturaleza.

Siempre he deseado tener una novia que me siga la aventura y que este tan loca como yo para jugar, bailar o correr bajo la lluvia con ella. Pero nunca he tenido novia y no creo que la vaya a tener así que, sueño fallido.

La voz del padre de Carla me trae a la realidad.

—¿De verdad eres el novio de mi hija?  —su voz pasa a ser tranquila.

Miro a Juan y lo veo ahogándose en pequeñas risas pero luego miro a Carla y es todo lo contrario. Está agarrándose el puente de la nariz maldiciéndome en mil idiomas distintos.

—Si lo soy. Su hija vino a verme a Madrid porque hace poco me vine a vivir aquí. Pero no quiso decirle nada porque le daba vergüenza ya sabe cómo es Carla... —le digo al padre, mirándola a ella.

—Mi hija no tiene confianza en nosotros

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—Mi hija no tiene confianza en nosotros. Podría habermelo dicho y ya está, no hubiera pasado nada. Bueno en ese caso que se quede contigo lo que necesite, eso sí cuídala y a Juan también. Diles que vuelvan el Lunes para las clases. Tenéis todo el fin de semana creo que es suficiente ¿no? —pregunta el padre con un tono Pacífico.

Pero no me da tiempo a contestarle porque Carla me arranca el teléfono de las manos.

—Papa soy yo. No te preocupes para el Lunes estaremos en Málaga. Sin falta.

—Vale hija y recuerda que algún día tengo que conocer a tu novio eh. Me lo tienes que presentar formalmente —resuena la voz del padre pasiva.

Carla rueda los ojos y mirándome con una cara amenazante. Le dice que vale al padre, luego cuelga y es cuando se vuelve hacia a mi.

—¿¡Se puede saber que haces, Pedri?! —me espeta mediante gritos.

—Es lo primero que se me ha ocurrido para salvarte el culo, que mínimo que un gracias ¿no?

GOL ( Pedri González )Where stories live. Discover now