Capítulo diecisiete: Mi mala suerte

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Narra Pedri

Al escuchar al chico decirle a la enfermera el nombre de su hermana se me revuelve el estómago.

No tenía que ser otro nombre que el de Carla.

Me exijo a mi mismo tranqilidad.
Que tenga el mismo nombre no significa que tenga que ser ella.

Hay millones de Carlas en España. No creo que el destino me juegue una mala pasada y sea la misma que yo pienso.

Hay un 1℅ de posibilidades de que sea ella, y un 99℅  de que sea otra de las miles de Carlas que hay.

Respiro hondo y mientras intento distraerme para no pensar.
Me quiero olvidar de Carla de una vez por todas pero no puedo sacármela de cabeza, ni tampoco al tedioso me gusta del tiktok.

El móvil ya no es suficiente para distraerme, así que me giro y no se me ocurre otra cosa que hablar con el chico.

—¿Te llamas Juan? Lo he escuchado antes—pregunto

Él me asiente levemente, parece asustado y no me extraña; entre las gafas que me cubren la cara y la capucha puesta no se me ve apenas nada del rostro.

Pero no me queda otra si quiero pasar desapercibido para que nadie me reconozca

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Pero no me queda otra si quiero pasar desapercibido para que nadie me reconozca.

—¿Por qué vas tan raro vestido? —dice el chico.

Parece que no es para nada tímido. Porque dice lo que piensa al momento.

—Digamos que necesito estar así.

—En el fondo está guay. Pero para robar un banco.

Me hace reir y luego recaigo en su acento. No es de Madrid eso desde luego, pero tampoco del Norte.
Tiene que ser de Andalucía, del Sur de España.
El acento andaluz se reconoce a leguas, de hecho es el que tiene Gavi. Creo que por eso lo diferencio tan bien.

Esto hace quedarme en silencio unos segundos. Recuerdo que esa tal Carla era de Málaga, una ciudad del Sur...
¿No es mucha casualidad que... ? Bueno, no, seguro que no.

Es otra coincidencia más.

Hay millones de personas también en Andalucía. Y muchas Carlas.
No tiene porque ser ella.

Respiro hondo y sigo con el chico. El cuál se baja de la silla de ruedas para sentarse a mi lado. Parece estar perfectamente.

—¿Qué te ha pasado a ti? Veo que vas en muletas —me pregunta.

—Digamos que no me llevo bien con los camiones... —digo.

El chico pone un rostro incrédulo mientras que se lleva las manos al pecho, afligido. Parece hasta preocupado por mi, y eso que nos acabamos de conocer.

—¿TE HA ATROPELLADO UN CAMIÓN? —grita llevándose la mano a la boca.

— Fue mi culpa, no la del otro conductor. Hace poco murió mi abuelo y no se lo que hacia y...

GOL ( Pedri González )Where stories live. Discover now