I. Un posible comprador

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El sol se encontraba en su punto más alto cuando Ally se adentró en aquel bosque de abedul. Habían pasado al menos dos horas desde aquello. Su paso era lento producto del cansancio y la falta de una buena comida desde hace varios días. No había sido una buena semana para el vendedor ambulante. No pudo vender sus productos en los últimos dos pueblos que visitó.

Retoma el agarre de la soga, que sujeta a sus dos llamas, para esperar a que recuperen el terreno que los separa.

En ese momento escucha un ruido. Inclina su oreja para escucharlo mejor. Es un golpe fuerte y seco, que se repite con un mismo intervalo. Agarra fuerte la soga y se dirige al lugar de donde proviene el ruido.

Al cabo de unos minutos conoce la fuente de aquel ruido. Un joven que viste simple con un pantalón azul y un polo celeste se encuentra talando árboles con un hacha. Ally se alegra pues tal vez podría venderle algo. Se acerca.

Recuerda Ally, no lo abrumes con las ofertas desde el comienzo. Piensa para sí mismo. Cuando está a unos tres metros, el hombre voltea a verle y deja su hacha en el suelo.

-Hola. Lamento interrumpir tu trabajo -coloca una mano en su pecho-. Soy Ally, un comerciante.

-Steve -responde el joven estirando su mano hacia el vendedor para estrecharla.

-Veo que estás recolectando mucha madera. ¿Es para tu casa?

-Así es. Estoy remodelando algunas cosas -responde Steve.

-Que conveniente -Ally le muestra el saco que carga sobre su hombro-. Justo aquí traigo varios productos para la decoración de interiores que de seguro te gustarán. ¿Quieres verlos?

Steve mira la pila de troncos de madera que ha acumulado y concluye que es suficiente.

-Seguro -levanta su hacha del suelo-. Mi casa no queda muy lejos. ¿Me sigues?

-Por favor -responde Ally emocionado-. Te sigo.

Ambos caminan por unos minutos. Ally se pregunta a sí mismo en qué tipo de casa vive alguien como Steve. Se imagina una casa rústica, no muy distinta a las casas de los poblados que suele visitar. De seguro las cosas que trae le interesarán y podrá hacer una buena venta. Cuando mira hacia delante ve que Steve se ha detenido en el pico de la colina y se apresura a alcanzarlo.

-Ya no falta mucho. Allí está -le dice señalando hacia el frente.

-Guau! -no puede ocultar su sorpresa. Al frente de ellos se extiende una pradera en el centro de un valle y un río que separa la pradera de la colina donde están. Todo el terreno está ocupado por construcciones. Hay grandes cultivos, mucho más grandes que los que suelen haber en los poblados. Además de un gran edificio hecho con madera roja que identifica como una granero. En el centro se erige una estructura de dos pisos-. ¿Esa es tu casa o qué pueblo es este, Steve?

-No es un pueblo -dice mientras retoma la caminata-. Todo esto es mío.

Ally lo sigue. Cuando están cerca a la entrada se dirige a Steve.

-Disculpa, mis llamas están cansadas. ¿Puedo llevarlas a tomar agua de ese bebedero que vi cerca al establo, por favor?

-Claro -responde Steve-. Cerca a el debe haber trigo, ofrécelo a tus llamas.

-En serio? Gracias.

Ally deja a sus animales, coge su mercancía y entra a la casa de Steve. No se parece en nada a otra casa que haya visitado. Contrario a la ropa que viste, nada de lo que hay en la casa de Steve parece simple. Tiene sillones, mesas, alfombras y una gran cocina con varios tipos de hornos por lo que alcanza a ver.

El vendedor ambulante (inspirado en el mundo de minecraft)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora