IV. Así es difícil trabajar

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Steve pasa un toldo verde por encima de las tablas de madera.

-Entonces, dices que te va bien con el puesto, ¿verdad? -pregunta.

-Sí. Ha sido buena idea poner una tienda para mostrar la mercancía -responde Ally mientras extiende una mesita-. Gracias por construirlo para mí.

-No hay de qué -el de ojos pardos amarra el toldo a unos troncos horizontales-. Quería que fuese cómodo de armar y fácil de desmontar para el transporte -el otro joven asiente y se agacha a buscar algo en su bolsa.

-¿Tuviste suerte encontrando a el carnicero? -Ally extiende una manta encima de la mesa que acaba de armar.

-No. Termino de ayudarte a armar la tienda y volveré a buscarle -responde.

Una vez la tienda está lista, el joven se marcha a vender sus productos. Ally se queda arreglando los suyos. El joven de cabello negro le había ayudado a conseguir más diversidad de productos, mostrándole dónde conseguir los materiales en lugar de comprarlos ya fabricados y revenderlos, aumentando sus ganancias. Además, habían llegado a un acuerdo en donde Ally se encargaba de la venta de la pólvora y Steve se llevaba un porcentaje de las ganancias.

Así también, juntos habían pensado que en lugar de ir vendiendo de puerta en puerta cada vez que llegaban a un pueblo, como hacía normalmente el comerciante ambulante, era mejor poner una tienda en la plaza y esperar a que la gente venga. De esta forma, era más fácil que la gente observe los productos y se anime a comprar.

El día transcurre tranquilo. Varias personas van a comprar al puesto e incluso un par le piden al joven que los acompañe a sus casas para que les de consejos de cómo decorarla, a lo que este accede amablemente. En un momento de descanso vuelve Steve, que casi ya ha agotado su mercancía. Saluda al de ojos lilas y entra en la tienda.

El puesto tiene un toldo que cubre del sol y protege la mercancía de las lluvias. El toldo se sujeta en una estructura de madera de la que también cuelga una tela negra que divide el puesto en parte frontal y parte trasera. Siendo la parte frontal solo un poco más grande que la trasera.

Ally tiene los codos apoyados en la mesa y el cuerpo inclinado hacia adelante. Ha sido un duro día de trabajo. Steve abre un poco la tela negra y se encuentra con las posaderas de su novio, la pose de este último lo expone directamente a él. El pantalón que viste se ciñe perfectamente a su figura, parecido a una malla. El de cabello negro le aprieta suavemente una nalga.

-Te queda bien el color celeste -dice cuando le suelta.

-Gracias -voltea a verle sin mover el resto del cuerpo-. Tu también te ves bien en esos jeans -Steve deja lo que está haciendo y se pone a su costado nuevamente. Desliza la mano derecha en medio de sus nalgas con el pulgar hacia arriba-. Tranquilo hombre. Aún nos faltan unas cuantas horas de trabajo -le dice con aire maduro-. Ya tendremos tiempo para eso en la noche.

Sin escuchar razones, el de cabello negro se arrodilla en el suelo. Ally gira la cabeza para ver que está tramando, pero en eso ve que se acerca una mujer adulta.

-Señora Doris, ¿cómo está? -le saluda cuando llega al puesto-. En qué le puedo ayu…Ah! -se escandaliza el joven cuando siente el pulgar de Steve acariciarle lentamente la zona entre los testículos y el ano- No, no es nada. ¿En qué puedo ayudarle? -trata de mantener la compostura. El otro joven no pierde el tiempo y continúa estimulándole. El comerciante le muestra algunos productos.

-Dice que QUIEre decoRAR su casa. Mmph. No, en serio, no es nada -Steve le había rasgado el pantalón dejando al descubierto desde zona anal hasta la base del escroto. Lo gira a ver con furia-. No es nada señora Doris. Solo que tengo comezón en la parte de atrás. Le mostraré los productos que tengo.

Ally le enseña los productos de decoración uno por uno resistiendo estoicamente los jugueteos de su pareja. Una vez rasgado el pantalón, el joven se puso aún más activo. Lamiendo suavemente la zona del perineo e intercalando con suaves masajes con el pulgar en la zona anal. De rato en rato, el joven de cabello gris no podía reprimir los gemidos que le provocaba Steve.

-Las velas le pueden servir para decorar los cuartos, pero si quiere algo más sofistiCAdo…Ah! Sí, no se preocupe. Mph -luego de varios minutos de estimulación en el perineo, el joven había pasado al ataque en la zona anal, besando la zona y utilizando su lengua para lamerla toda. El de ojos lila no podía apartarse pues las manos de Steve lo tenían sujeto de los muslos-. Como le decía, tenemos estos faroles para decorar la parte externa de la casa. Hjaa! -Steve acababa de introducir la lengua en su interior. Voltea a verlo furioso, pero luego lleva los ojos hacia arriba por la excitación. Se muerde el labio y vuelve con la clienta.

La señora Doris le compra los faroles y ya la estaba por despachar cuando llega el leñador Dorian. El señor le había encargado un gran paquete con productos y pedido que se los guarde hasta la tarde cuando regresara de trabajar en la mina. Ally aprieta los dientes porque su novio no se detiene y apoya las manos al borde de la mesa cuando Steve lleva la lengua hasta el fondo para luego sacarla y volverla a meter. Se aferra a la mesa. El de ojos pardos tiene la cabeza enterrado en el trasero de Ally. Si bien está molesto, una parte de este último no quiere que se detenga.

-Sí, señor Dorian, acá tengo su encargo. Mmph. Discúlpenme un momento por favor -se da media vuelta y encara a Steve detrás de la tela-. Encontraré la forma de vengarme por esto, pero ahora -sin aplicar fuerza le sostiene el mentón con los dedos juntos para que le vea fijamente-. Hazme correr.

Luego, sin soltar su cabeza, da media vuelta y posiciona a Steve en medio de sus nalgas para que continúe con lo que estaba haciendo. El joven de ojos pardos sigue besando y lamiendo la zona anal con más pasión aún.

Ally despacha a otro par de clientes justo antes de venirse dentro de su pantalón. Se deja caer al piso de rodillas y jadeando. Steve se pone de pie, triunfante. El otro sigue mirando al piso, pensando en cómo hacerle pagar.

Pocos minutos después desarman el puesto y el de ojos lilas se cambia el pantalón antes de que anochezca. Llevan las cosas hasta el cuarto que están alquilando. Ambos se alistan para dormir. Cuando están echados, Steve voltea a verle.

-Ally, podríamos... -pregunta con algo de timidez por temor a que esté molesto. El otro joven se gira.

-Qué? -mira el bulto de su pareja-. Oh -lleva la mano hasta allí, pero luego la retira-. Lo siento. Hoy no. Mañana debemos salir temprano.

El de cabello negro entiende que está en falta y decide no discutirlo. Saca el miembro de su pantalón y se alista para complacerse a sí mismo. En ese momento, Ally ,echado de costado, se apega a él.

-No te importa que duerma así, verdad? -el joven de piel marrón levanta la rodilla hasta arriba por encima de Steve, evitándo así que este pueda hacer algo.

-Claro que no, cariño -responde resignado-. Que descanses.

El vendedor ambulante (inspirado en el mundo de minecraft)Where stories live. Discover now