VII. Hay que darles uso

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Steve se detiene tras escuchar a su pareja. Mira hacia arriba. Ally respira agitado. Un poco del cabello gris reposa en sus senos. Estos suben y bajan a un ritmo lento y pausado.

El de ojos pardos se incorpora y sube hasta el inicio de trasero de Ally. Las piernas de este último están suspendidas a los costados. Coge la parte interior del muslo mientras sujeta la base de su miembro. Lo deja en posición.

Vuelve su mirada hacia el de ojos lilas. No es una escena que no haya visto otras veces, pero algo en él se le hace diferente. Le recuerda a aquella primera vez que tuvieron en su cuarto. Ally, tan delicado e inocente. Está nervioso. Steve también lo está. Este se inclina hacia adelante y cierra los ojos.

-Estoy bien, Steve -escucha decir a Ally, seguro-. Está hú-húmedo -afirma mientras posa las manos en el pecho de su pareja, haciéndole soporte-. Pero ve despa...HHAA...cioo.

Ally se contrae cuando el aventurero ingresa en él. Un conjunto de sensaciones aflora dentro suyo mientras este poco a poco se abre espacio. Ally se muerde un nudillo, ahogando un quejido. Está más sensible que otras veces.

El de cabello negro apoya un brazo en la cama, al costado de Ally y con ayuda de las rodillas se impulsa para embestirlo despacio, pero constante. El exvendedor ambulante gime débilmente. Sus amigas están afuera y no quiere que le escuchen.

Mira hacia arriba y encuentra los ojos de Steve, entrecerrados. La siguiente embestida hace que los abra y hacen contacto visual. Este le sonríe plácidamente. Esto cala en el cuerpo de Ally, quien poco a poco pierde los nervios y se relaja. Steve lo siente, pues se le dificulta menos el movimiento. Acelera el ritmo.

El de piel marrón estira los brazos hacia arriba hasta alcanzar el cuello de su pareja. Lo aprieta entre ambas manos mientras sigue siendo penetrado por este. Steve se agacha y Ally lo espera con los labios juntos, dispuesto a recibirle.

Los labios de Steve se cierran sobre el labio superior de Ally, apresándolo y estirándolo hacia arriba. El de cabello gris le sigue el juego y le devora el labio cada vez que lo tiene a su alcance.

Así continúan durante varios minutos hasta que Steve se endereza. Pasa la pierna derecha de Ally hacia el otro lado. Su pierna izquierda queda debajo del de ojos pardos. Su trasero queda apuntando hacia Steve. Las curvas de este dejan embelesado al aventurero, quien posa la mano abierta sobre la pierna que está encima. No deja que se mueva.

Steve se desliza adentro nuevamente, haciendo a Ally aguantar otro gemido. Lo observa de costado mientras su enamorado lo sujeta de la cadera y lo embiste repetidas veces, haciendo que su trasero golpee contra la pelvis de él. El de ojos lilas intenta mantener un semblante neutro, aunque siente que su cuerpo quema por dentro. Se aferra al brazo más próximo que tiene de Steve y resiste las embestidas.

Siente el impulso de sujetarse un pecho, de apretárselo y masajearlo suavemente mientras el aventurero lo sigue follando sin hacer ni un intento en acallar sus propios gemidos o suspiros.

El de cabello gris lo observa, absorto en su tarea. Ally se debate por un momento sobre dejarse llevar y que los vecinos, aquellos con los que creció, escuchen sus gritos de placer. Cuando de repente escuchan ruido afuera.

-No. Señora Isabel. Están durmiendo -responde la voz de Amelia detrás de la puerta. La pareja se detiene en el acto y guardan silencio-. Dijeron que se levantarían temprano.

-Oh -escuchan decir a la madre de Ally-. Solo quería saber si les serviría otro tipo de flechas para cazar a la bruja.

Steve lentamente se desliza hacia afuera, para sorpresa de Ally. El de cabello gris le interroga con la mirada mientras el otro mira en dirección a la puerta.

-No podemos hacer bulla -comenta el aventurero en susurros.

El de cabello negro se baja de la cama. Escuchan a las amigas de Ally hablar con la madre de este. Steve camina despacio hasta la mesa de madera que tiene al costado y coge un reloj hecho de oro.

-Aún faltan casi dos horas para la media noche -dice el de ojos pardos.

Ally, viendo que su velada corre peligro, se pone de pie y avanza hasta donde está su pareja. Lo sorprende de espaldas.

-Unas flechas de lentitud no nos vendrían mal para ser sincero -susurra Steve.

-De verdad puedes pensar en eso en este momento? -le susurra el de cabello gris-. Aún no hemos terminado -dice con la boca pegada a su mejilla. El otro joven intenta decir algo, pero Ally le pone un dedo en medio de los labios-. Shhh. Silencio.

El de ojos lilas se pone manos a la obra. Le comienza a dar besos en las mejillas y a lamerle el cuello mientras posa una mano sobre su miembro. Coloca la mano libre en su espalda baja sin apartarse de él.

Los pechos de Ally se restriegan contra su pareja a la par que lo estimula ahí abajo. Steve lo observa, hipnotizado.

-Esto es nuevo -comenta Steve.

-Te gusta? -pregunta Ally y le muerde el labio suavemente-. Eso es. Ponte duro -no deja de masturbarlo-. Ponte duro para mí, cariño.

El de ojos lilas se deja caer lentamente, apoyando las rodillas en el piso. Sujeta la base del pene de Steve con firmeza y lo besa en la punta. Lo aprieta contra la parte exterior de su cachete y le mira directo a los ojos. El color de estos resalta entre la oscuridad de la habitación. El aventurero siente el calor de los labios de su enamorado cuando le da besos a lo largo del cuello y en la punta.

-Tu mamá está al otro lado de esa puerta -susurra desde arriba. Ally responde a la provocación lamiendo y chupándole las bolas, haciéndolo un poco fuerte como venganza.

-Ella solía decirme que no juegue con la comida -comenta luego de unos segundos, con una mano en la base del pene y con la punta a escasos centímetros de su boca. Le guiña el ojo.

Steve apoya las manos en el borde de la mesa cuando Ally le devora el miembro. El de ojos  lilas lo coge como un chupete y lo mete y saca de su boca repetidas veces, succionando en el proceso. Tantas noches de práctica rinden sus frutos.

Lo saborea con la lengua cuando lo tiene dentro de su boca. Siente cosquilleos en sus partes íntimas mientras satisface a su enamorado. Sabe que este lo disfruta. Steve pone poco esmero en acallar sus gemidos. Ally se lo traga entero, deteniéndose cuando tiene la boca llena. El miembro se agita dentro suyo.

-Espera -dice Ally después de sacárselo. Steve respira, agitado. Mira hacia abajo y su pareja lo enfrenta, sosteniéndose una teta-. No quieres darles un mejor uso?

Los ojos pardos del aventurero lo miran con intriga. Se deja dirigir por su enamorado y se sienta al borde de la cama. Ally, aún de rodillas, se posiciona en medio de sus piernas.

-No sabía que se usaran para esto -comenta el de cabello negro mientras Ally coloca el pene en medio de sus tetas.

-Ja. Entonces es primera vez para ti también? -dice Ally, sujetando sus senos desde los costados y apretujándolos hacia adentro-. Aquí vamos.

Steve siente el suave roce de los pechos de Ally contra su miembro. La mamada de hace unos instantes lo dejó bastante resbaladizo, por lo que las tetas del de ojos lilas suben y bajan fácilmente.

El aventurero disfruta por varios minutos, sintiendo como su pene se tensa por el contacto con Ally. Respira plácidamente, aferrándose a las sábanas para no caerse.

-Está temblando -dice Ally al cabo de un rato-. Estás por acabar? Aaaaa...

El de ojos lilas agacha la cabeza y mantiene la boca abierta, expectante. Aumenta la presión y la velocidad con que lo masturba para hacer que se corra hasta que el semen de Steve baña violentamente su rostro.

Steve se acuesta en la cama, esperando recomponerse. Ally se sienta al borde del mueble, satisfecho. Le da casi un minuto de descanso y luego comienza a pasar un dedo por su pierna, despacio.

-Estás listo para la siguiente? -pregunta amablemente.

El vendedor ambulante (inspirado en el mundo de minecraft)Where stories live. Discover now