I. Solo por curiosidad

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-Mmm -le entra curiosidad a Ally-. ¿Qué clase de servicio?

-Verás, estuve de viaje hace muy poco y no he tenido tiempo de pasar por el pueblo para algo más que comerciar -explica Steve-. Así que me gustaría pasar el tiempo con la compañía de alguien.

-Entiendo -Ally se da cuenta tras unos segundos-. Espera. ¿Con compañía te refieres a compañía...íntima?

-Así es -responde Steve.

Ally se ríe de forma descontrolada tras la respuesta.

-Lo siento, no quise ser grosero -se disculpa cuando logra calmarse-. Es que esto me pasa seguido. Es entendible que te confundas -Ally deja sus cosas en el piso y extiende sus brazos-. Se que ni mi delgado cuerpo, ni mis rasgos finos o mi voz ayudan con lo que voy a aclarar, pero soy hombre.

-Ohhh -Steve se detiene a mirarlo-. Tienes razón. El cuerpo y la cara no ayudan. Y disculpa que sea vulgar, pero tampoco ayudan esos muslos tan grandes junto a ese trasero.

-Sí, es grande, me lo han dicho antes -Ally se aprieta una nalga con una mano-. A veces me pregunto por qué tienen que ser tan grandes. Bueno, esto me hizo reír. Ya es tiempo de que me vaya.

-Espera -Steve se apresura-. Mujer u hombre sigues teniendo un cuerpo muy femenino. La oferta sigue en pie.

Ally queda pasmado. No puede decir nada por unos segundos y luego piensa con más seriedad en la propuesta de Steve.

-Eeee. Lo-Lo siento Steve. Yo nunca he hecho ese tipo de servicio y tampoco es que tenga pensado hacerlo en un futuro. Gra-gracias por la oferta de todas maneras -dice de forma claramente avergonzada.

-Entiendo -responde Steve-. No perdía nada preguntando.

Ally cruza el umbral de la puerta y camina ocho o seis pasos antes de girar media vuelta.

-Solo por curiosidad. ¿Cuánto pensabas pagarme, no sé, por un beso?

-Una esmeralda. Por uno bien dado claro está.

Ally no puede mantener su mandíbula en su lugar.

-Una esmeralda por solo un beso. ¿En serio?

-Bueno, no quiero sonar vanidoso, pero las esmeraldas no son un problema.

Ally se queda pensando, agacha la mirada y sostiene su mentón con una mano de forma delicada. Mira a Steve de reojo. El joven no es muy grande. Tiene el cabello negro y mide lo mismo que él. Salvo que los músculos están más marcados. No aparenta tener malas intenciones. Ally camina hacia él.

-Creo que puedo hacer eso -dice mientras se acerca-. Vamos adentro.

Ambos entran a la casa, Ally deja sus cosas al costado de un mueble. Caminan hasta el centro de la sala, justo delante del sofá más grande y se ponen frente a frente muy cerca el uno del otro.

- Bien, ¿cómo empezamos? Debes saber que no tengo mucha práctica en esto. Lo he hecho una que otra vez con amigas de mi pueblo, pero fue cuando era más joven. Tendrás que dirigir.

Steve no dice nada. Antes ya lo había notado, pero ahora que lo tiene más de cerca es más evidente. Ally es una belleza. Tiene rasgos finos, la piel marrón tostada por el sol, ojos color lila y cabello corto de color gris. La ropa negra de comerciante que trae se ciñe un poco a su figura dejando notar lo delgado de su cuerpo. Sus grandes muslos acentúan la delgadez de su cintura.

Ally se siente algo nervioso durante el tiempo que Steve lo examina sin decir nada. Sin previo aviso, Steve coloca sus manos sobre sus caderas y lo trae hacia él. Ally se había convencido de que solo se dejaría llevar y esperaría a que el tiempo pase. Era una experiencia nueva para él y no sabía qué esperar.

El vendedor ambulante (inspirado en el mundo de minecraft)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora