III. Pensamientos intrusivos

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A la mañana siguiente, esta vez Ally sí se despertó temprano para alistar sus cosas. Steve se había despertado aún más temprano para arreglar el pantalón tal como le había prometido. Ambos se reencuentran en la sala.

El comerciante recibe un saco marrón con todas las esmeraldas que Steve había acordado pagarle junto a los gramos de pólvora que el joven se había ganado.

Cuando el de cabello negro le entrega el pantalón ya arreglado, Ally saca tres esmeraldas de su bolsa y se las entrega como pago. Steve se niega, diciendo que es demasiado para lo que había hecho y considerando que tenía pensado regalárselo desde el primer momento. Ally insiste, así que el joven se marcha a otra habitación y regresa con más ropa.

-Entonces llévate esto también -Steve le entrega dos polos iguales al que lleva puesto Ally en ese momento. Este no es el mismo que había usado la noche anterior. Steve le pidió que se lo quitara antes de irse a duchar. Cuando salió de la ducha, se puso el polo nuevo que estaba sobre la cama-. Aún no domino del todo esta tela por lo que todavía no pruebo con otros tintes, por eso todos son negros.

-Me gustan así -los acepta y los mete en su bolsa de viaje con su otra ropa-. Gracias.

-Tienes todo listo? -Ally asiente-. Andando -dice Steve, le acompaña hasta la puerta y luego hasta el establo donde el comerciante había dejado a sus llamas. Después de recogerlas, se encaminan hacia la salida que Ally había cruzado dos días atrás. Se detienen cerca de esta.

Ally deja sus cosas en el suelo, sin soltar la cuerda de sus llamas. Pasa sus brazos por encima de los hombros de Steve y le da un fuerte abrazo. Apoya el mentón en su hombro mientras hay un debate en su cabeza. Él no me gusta, a lo mucho es atracción. Se me pasará en unos días, pero para eso tengo que alejarme cuanto antes. Ally se separa. Le sonríe.

-Tal vez venga a visitarte dentro de medio año -levanta sus cosas del suelo y las pone detrás de su espalda-. Me aseguraré de traer algo que sí quieras comprar -bromea.

-Lo estaré esperando -responde Steve con una sonrisa. Luego de esto, Ally da media vuelta y se aleja, dejando atrás al joven para adentrarse en el bosque.

Ally camina por al menos una hora hasta que el dolor en su culo es insoportable. Ouch. Tal vez nos pasamos de intensos ayer por la noche. Lleva una mano hasta su trasero. No me dejó descansar en ningún momento salvo al final.

Esto le lleva a repasar todo lo que hicieron la noche anterior, cuando Steve lo suspendió en el aire para llevarlo hacia y abajo como si no pesara nada o cuando tuvo que enterrar su rostro en la almohada para ahogar sus gritos producto de los intensos movimientos. Sacude la cabeza. No, Ally. No debes pensar en eso. Continúa caminando hasta que la irritación vuelve a ser insoportable y esta vez decide descansar junto a una pared de piedra. Deja su bolsa a un costado y saca un mapa de uno de los compartimientos.

-Bien, ya sé que no debo ir a estos pueblos de acá porque puede que Steve ya haya pasado por allí -piensa en voz alta-. Mmm. ¿Aunque ir al sur en esta época del año valdrá la pena?

Vuelve a hurgar entre sus cosas para sacar un cuaderno gastado en el que tiene varios apuntes, pues tiene la costumbre de anotar allí todas sus transacciones junto a la fecha y el lugar donde las realiza.

-En esta época suele hacer mucho frío pasando estas montañas -dice mientras encierra con un círculo una región en su mapa-. Si paso antes por estos pueblos de aquí podría comprarles vestimenta para el frío y luego venderlo al doble de su precio en estos lugares donde no abundan los pastores.

Voltea a ver su bolsa y saca de el los polos y el pantalón que Steve le había regalado.

-Tal vez podría pedirle a él que me confeccione unas cuantas prendas para luego venderlas. De seguro que hace un buen trabajo -ese pensamiento le lleva a pensar en el cuarto de coser de Steve. Lo cual lo lleva a recordar el momento en el que este medía su cuerpo, cuando tuvo que doblarse en frente de él al desvestirse y como esto llevó a que el de cabello negro pusiese una mano en su miembro y empezara a ... -. No, Ally, olvídate de eso -sacude la cabeza.

Viendo sus planos y trazando su ruta se le hace de tarde, así que arma su tienda de acampar y se mete dentro. Le da hambre luego de unos minutos. Por lo que hurga entre sus cosas hasta que se acuerda que no tiene comida y ni siquiera pensó en comprarle carne a Steve mientras estaba con él. Lamenta su torpeza.

Esto le hace pensar en sus esmeraldas y siente un impulso por contarlas para matar el tiempo. Había perdido la cuenta de lo que debía cobrarle a Steve por todos los servicios que le había dado y solo recibió el saco con el pago confiando en que el joven había sido honesto con el. Mientras abre el saco nota que hay uno más pequeño dentro de el. Lo saca.

-Oh, Steve -dice con ternura mientras saca un pedazo de carne que hay dentro de la bolsa más pequeña. Cuenta cinco piezas en total. Se ven de buena calidad. Sostiene una entre sus manos y pasa el dedo por esta. Es blanda. Mientras pasa su mano por la carne recuerda aquel primer día en el sofá cuando sostuvo por primera vez el miembro de Steve y lo masturbó. Piensa en cómo después de eso lo metió en su boca y en cómo se nublaba su mente cada vez que lo introducía hasta el fondo- Oh, Steve... -se muerde el labio.

El comerciante no aguanta más, se baja el pantalón y empieza a autocomplacerse. Así llega la noche y decide descansar para retomar su viaje al día siguiente. Pasadas dos horas un ruido lo despierta de sobresalto. Tiene el oído bien entrenado para reaccionar ante algún improvisto cuando está acampando.

Sale de su tienda y camina pegado a la pared de piedra. Descubre que detrás de donde acampa se encuentra la entrada a una cueva. Ve que algo o alguien se mueve cerca de la entrada, sorteando unas rocas. Un rayo de luz le permite distinguirlo mejor. Steve?

El vendedor ambulante (inspirado en el mundo de minecraft)Where stories live. Discover now