VI. Haciendo turismo

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Steve nada a través de las cámaras del monumento oceánico que ha venido a visitar junto con Ally. Este último es mejor nadador, por lo que está una cámara más adelante que su pareja. El de cabello negro lo alcanza en la sala del tesoro.

Los lugareños de Costabrillante habían picado solo una parte de la estructura que protegía el tesoro del monumento, dejando así ver parte del contenido. Cuando el de ojos pardos llega a su lado, Ally le sonríe y luego señala hacia una zona en el techo de la cámara. Los que cuidan el lugar habían construido un espacio con aire para que los turistas puedan descansar después de aguantar la respiración por mucho tiempo. Aunque se debe señalar que a cada uno se le proporcionó un caparazón de tortuga antes de ingresar al monumento.

Ambos nadan hasta allí y sacan la cabeza fuera del agua. Dan grandes bocanadas de aire en cuanto pueden respirar con normalidad. Ally se peina el cabello gris hacia atrás, el cual destiñó hace una semana.

-Eso es mucho oro -señala el de ojos lilas-. Crees que sean los originales?

-Lo dudo mucho -responde su pareja-. Viste las casas del pueblo? Seguro utilizaron el tesoro para financiar la construcción.

-Sí. Probablemente -dice Ally-. El guía me dijo que este monumento tiene dos habitaciones con esponjas mojadas a diferencia de la mayoría. Una ya la pasamos, aunque en esa quedaban pocas. Me dijo que en la otra se logró conservar tal como estaba cuando llegaron.

-Vayamos a verla -responde su pareja.

-Está dos cámaras más adelante -dice el cabello gris y le extiende una mano-. Yo te llevaré esta vez, ahogado -bromea con él por ser más lento bajo el agua. Steve la sostiene.

Juntos visitan la habitación de las esponjas, la cual tiene un gran letrero clavado en una pared pidiendo a los turistas no llevarse ninguna. Luego de ello, la pareja pasa bastante tiempo conociendo las otras habitaciones del monumento y admirando la decoración del lugar. Ally toma nota para los futuros productos que venderá en su tienda.

Al cabo de una hora salen a la superficie. Emergen por debajo del puesto del guía que se encarga de administrar las visitas al monumento. Devuelven los caparazones. Se visten con ropa seca y regresan en el mismo bote con el que llegaron. El monumento está al menos a kilómetro y medio de la playa y del pueblo por lo que tienen tiempo para charlar.

-Tenías razón -comenta el de ojos lilas mientras rema en el asiento delantero del bote-. Si íbamos temprano encontraríamos poca gente.

-Te lo dije. De otra manera es difícil recorrer esos lugares con calma -responde. Continúan conversando de temas casuales hasta que divisan la playa.

-Aaahhhh -bosteza Ally cuando ya están a cincuenta metros de la orilla-. Tanto nadar me ha dejado cansado. Y si volvemos al hotel a dormir?

-No podemos. Aún ni hemos almorzado -responde Steve y su pareja se recuesta sobre él. Dejan de remar-. Además, la dueña de la posada dijo que tendría el almuerzo listo para cuando volvamos.

Ally continúa quejándose con los brazos de su enamorado alrededor suyo. Este último desliza los dedos por su abdomen descubierto. El de piel marrón viste un crop top de tirantes naranja junto a unos pantalones muy cortos de mezclilla. Como el de cabello gris finge que se duerme, Steve comienza a hacerle cosquillas para despertarle, haciendo que se retuerza.

Cabe resaltar que el bote no es muy grande. El espacio solo es suficiente para que ambos entren con las piernas flexionadas. El de ojos lilas continúa sacudiendo las piernas para zafarse mientras se ríe a carcajadas.

-Espera, Ally, si te mueves mucho el bote se va … -advierte el de cabello negro, pero muy tarde.

Que todo el peso se quede en la parte atrás provoca que el bote vuelque, haciendo caer a los pasajeros. Steve es el primero en recobrar el sentido y ayuda a que su pareja también lo logre. Lo abraza y pega a él. El de cabello gris lo rodea con las piernas. Además, el de ojos lilas le abraza del cuello.

Cuando abre los ojos se encuentran frente a frente, sonriendo. Ally acaricia su cabello y se detiene a observar sus labios durante un momento. Se acerca lentamente y lo besa. Steve lo abraza con fuerza a medida que el contacto se intensifica. El de ojos lilas siente como su enamorado se pone duro. El de cabello gris se separa un instante para mirar hacia los costados.

-Hay mucha gente -afirma mientras lo sigue abrazando-. Te parece si lo continuamos por aquellas rocas de allá.

Hay dos grandes rocas juntas en la orilla. La pareja rema hasta el lugar y bajan del bote. Después de algunos minutos de juego previo, Ally apoya las manos en una de las grandes rocas. Levanta la pierna derecha para también apoyarla en la roca y hacerle el trabajo más sencillo a su enamorado.

Steve lo sostiene de la mitad del muslo derecho y con la otra mano dirige su miembro hasta el trasero del de cabello gris, penetrándolo. Con la mano izquierda, ahora libre, tapa la boca de Ally para evitar que sus gemidos atraigan espectadores.

Aun así, no pueden evitar hacer ruido cuando sus cuerpos chocan o acallar los gemidos de satisfacción y esfuerzo que emite el propio Steve. Es por esto que en más de una ocasión escuchan personas acercarse a donde están, atraídos por el ruido. Tienen suerte de que nada pasa a mayores. La gente se marcha al cabo de unos segundos.

Los momentos de tensión que pasan cuando parece que están cerca de ser descubiertos despiertan algo nuevo dentro del de ojos pardos. El cual comienza a disfrutar de esas sensaciones y empieza a buscar maneras de delatarse.

-Qué sucede, Steve? -pregunta Ally cuando este se detiene. El de cabello negro lo sostiene de los codos y lo conduce hacia la otra roca, la cual es de menor altura-. Estás seguro, cariño? Desde esta posición no estamos muy cubiertos. Mmph -el de ojos pardos empieza a darle besos en el cuello, por detrás, subiendo poco a poco hasta llegar a la oreja-. Está bien. Hjaa. Está bien. Mmm. Solo intenta no hacer mucho ruido.

Ally apoya las manos casi verticalmente contra la piedra, arquea la espalda hacia adentro y abre las piernas. Steve, desde atrás, conduce las manos por su cintura hasta el abdomen, por debajo del ombligo. Desliza su miembro lentamente en el trasero del joven de piel marrón mientras este se muerde el labio inferior para no llamar la atención.

Las duras embestidas de su enamorado hacen difícil reprimir los gemidos. Siente la respiración agitada de este mismo en su nuca. El de cabello negro, al cabo de un par de minutos reduce mucho la velocidad de los movimientos y desliza la mano derecha hacia abajo. Con delicadeza coge el miembro rígido de Ally. Lo acaricia. Conduce la otra mano lentamente hacia arriba hasta llegar a los pezones. El de cabello gris se sobresalta cuando siente el pulgar de Steve rodear su areola con suavidad.

Hace varias semanas que él no juguetea con sus pezones, por lo que está más sensible. Con el pulgar y el índice lo pellizca. Lo estira hacia adelante. No tiene que decirle a su enamorado que le gusta, que su miembro se ponga más rígido ya lo delata.

Despacio, gira la cabeza para encontrar la de su novio, a pocos centímetros. Abre la boca y saca la lengua unos centímetros, invitándole. El de cabello negro lo besa sin dejar de estimularlo con las manos.

Los gritos de una mujer llamándoles interrumpe el momento luego de un par de minutos.

-Debe ser la señora de la posada -dice Steve sin moverse-. Cada vez la escucho más cerca. Tal vez te haya visto.

-Te dije que podían verme desde aquí -se queja Ally sin alzar la voz-. ¡Rápido, vístete! Yo hablaré con ella.

La señora llega hasta donde están y pregunta amablemente por qué no respondieron a sus llamados. El de ojos lilas consigue apañárselas con excusas baratas. La mujer mayor le dice que ya está lista la comida. Ally agradece y responde que estarán allá luego de cambiarse.

El resto de la tarde e inicios de la noche la pasan en casa de una pareja de lugareños que les enseñan a trabajar con cristal. Algo que les será útil para el nuevo negocio al que piensan entrar, la venta de ventanas de diferentes colores.

El vendedor ambulante (inspirado en el mundo de minecraft)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora