EXTRA: El retrato de una Reina

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SI NO LEISTE LEGADO "HISTORIA DE ROTH Y BRITNEY" ¡NO LEAS ESTE EXTRA! Feliz cumpleaños a mi reina, Emilie Greystone. La amo señora Cavalli, más de lo que el propio Don te ama. (Y eso es mucho que decir) beso abejitas, ¡espero que disfruten el extra! 

**†**

Odio el bastón, creí que mi odio solo se limitaba a Gabriel Cavalli, sin embargo, este bastón me hastía. Quisiera quemarlo como hice con el primero. Odio la lastima y eso es lo único que la mantiene a mi lado. Habla por su móvil en un perfecto italiano sin perder el porte de la mujer de negocios que es. Desde que casi me matan en el rescate de Britney Ginore, ella se ha hecho cargo de la Famiglia con la ayuda de Nicklaus.

El ruido del doctor me obliga a dejar de mirar a mi esposa. Me odia.

—¿Quizás sea un dolor... Imaginario? —cuestiona.

Voy a matarlo y lo haré despacio, tan calmado que él se preguntará si su dolor es imaginario cuando yo le lleve al hilo delgado de la muerte.

Se toca la frente nervioso cuando le observo en silencio.

—Conozco el dolor —Empiezo regulando mi respiración, no quiero explotar, busco su ayuda en este instante—. ¿Cree que inventaría que me duele la pierna? ¿Con cuál finalidad?

—No he dicho eso...

—¿Entonces qué carajo insinúa? —Mis nudillos se vuelven blanco alrededor del bastón. La siento cuando se acerca, sin mirarla sé que ella ingresó a la oficina. Se detiene a mi lado, dejando caer su dulce mano en mi hombro ejerciendo una ligera presión allí.

El doctor suspira cuando la ve, incluso ese pendejo puede percatarse de que ella me calma.

—Mi esposo dice que le duele, entonces le duele ¿Cuáles opciones tenemos?

«Esposo», dice. Su esposo simplemente de cara al público. Hace meses estaba pidiéndome el divorcio y cuando casi estaba muerto, ella decidió quedarse a mi lado por compromiso, no por amor... ¿Ya no me amas, Em?

—Médicamente no hay nada que podamos hacer.

Ella también está perdiendo la paciencia cuando su otra mano se cierra, veo las uñas que se le clavan en la palma. Lo hace cuando empieza a enfurecer. ¿Eso va dirigido a mi o por el doctor?

—Está despedido —anuncia sin florituras—. Le construí una clínica privada en tiempo récord porque dijeron que era el mejor, y se atreve a llamar a mi esposo ¿mentiroso? ¿Sabe con quién está hablando?

—Señora Cavalli...

—Y olvídese de nuestras generosas donaciones.

Agarra su bolso con fuerza. Estoy sonriendo cuando me pongo de pie, el dolor estalla en mis músculos, pero resisto la mueca y aprieto los dientes. No es imaginario, el puto dolor me consume los huesos desde el interior. Ella me ofrece su hombro, para que me recargue. Mi ego es mayor y no me deja, escucho el resoplido de desagrado que dejan sus labios. Refunfuña algo.

Supongo que dentro del caos, ella es quien tiene la carga mayor. Los niños, la organización, sus compromisos y sostener al marido casi paralítico. Encima de todo eso, busca el tiempo de seguir siendo la mujer hermosa que conocí, por dentro y por fuera, quizás use palabras un tanto duras ahora y también sea decidida en lo que quiere.

Ya no es mi chica de vestidos floreados, ahora es la mujer de negocios y madre de cuatro niños. Nicklaus se encuentra recostado de la camioneta inspeccionando algo en su móvil cuando llegamos a su lado con varios hombres de la famiglia.

Levanta la mirada encontrándose con la mía y muevo la cabeza en unos centímetros de inclinación. Em puede despedirlo, pero yo sé lo que debe hacerse. No puedo permitirme que alguien escuche las palabras que fueron dichas. Soy El Capo, que los demás crean que estoy débil o esté perdiendo la cabeza no puede ser posible.

EL CAPODonde viven las historias. Descúbrelo ahora