|𝐄𝐋 𝐂𝐀𝐏𝐎| 20

97.6K 9.7K 3.6K
                                    

Me siento de golpe en la cama, sobresaltada, mi corazón desbordado, sudor perlando mi frente y las lágrimas haciendo un río profundo en mis mejillas

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Me siento de golpe en la cama, sobresaltada, mi corazón desbordado, sudor perlando mi frente y las lágrimas haciendo un río profundo en mis mejillas. El sabor nauseabundo en mi garganta me invade, toso tratando de buscar aire mientras me repito que terminó, que es solo una pesadilla y nada más. Nunca volverán a hacerme algo así, no soy esa niña.

Me estiro sintiendo dolor, un dolor que me recuerda la increíble experiencia que acabo de tener. Toco mis labios un poco hinchados por el intenso señor Cavalli, y sonrío al reflejo de la chica en el espejo del tocador. Mi pelo es un desastre y solo estoy usando su camisa, toco mi cuello y puedo apreciar dos enormes moretones en él. Ese hijo de puta me ha marcado. Me quedo reviviendo todo, su toque, las caricias, los besos y cómo vertió en mí cada parte suya. Decido detener mis pensamientos... Dominic solo buscaba un cuerpo con el cual satisfacer sus deseos, lo tuvo hace horas y espero sea suficiente. Abandono la cama manchada de mi sangre,

"Te tomaré en nuestra noche de bodas, mi polla llena de tu sangre virgen. Te enseñaré a follar como una perra, cuando no me tengas en tu coño suplicarás mi nombre una y otra vez hasta tenerme dentro de ti. Si eres buena, quizás te deje vivir algunos meses".

Recuerdo esas palabras de Dominic semanas atrás. Aunque estábamos en medio de una discusión y sin duda pudo tomar mi cuerpo contra mi voluntad... Don esperó por mí, me dejó de alguna manera elegir, ¿lo hizo realmente? ¿O solo es parte de su excelente arte de la manipulación? Sea como sea, fue delicado y temo decir que incluso llegó a ser tierno. Se detuvo, esperó a que mi dolor disminuyera, me dio un par de increíbles orgasmos y un placer bordeando el paraíso. En el baño veo la sangre diluirse con el agua, siento un ligero ardor en mi intimidad y mis labios vaginales inflamados, lavo mi pelo, mi cuerpo y cepillo mis dientes.

Y entonces me quiebro, los sollozos me ahogan mientras me deslizo por la pared al piso, abrazando mis piernas. No quiero amarlo, no quiero enamorarme de Dominic Cavalli. Sé las consecuencias de amar, cómo te rompe, aniquila quien eres. Ves el mundo en los ojos de esa persona, lo das todo, te engañas a ti mismo subiéndolo a un pedestal y luego la caída... Esa caída te rompe.

Tener tu corazón abierto, entregarlo a la persona equivocada deja marcas imborrables, marcas profundas. No quiero perder a nadie más...

No puedo amar a un hombre de la mafia.

No quiero despertar con la noticia de que nunca me amará a cambio, de que no se permitirá amar ninguna parte de mí. Merezco más, mucho más.

Quiero ser capaz de confiar, de entregarme sin miedo a salir herida.

El amor no debería doler, y con Dominic sé que será devastador. Si lo amo, si por error llego a sentir algo por él, me convertiré en un reflejo de mi madre. La intachable pareja a los ojos del mundo.

Me recompongo, termino mi aseo y envuelta en una toalla mullida salgo a la enorme habitación, sorprendida de encontrar a Dominic cambiando las sábanas de la cama, más bien convirtiendo las sucias en una bola de tela blanca. Tiene el pelo mojado, señal de haberse dado una ducha y un pantalón de chándal, nuestras maletas están abiertas y ha dejado un vestido veraniego dorado sobre la cama, junto a ropa interior crema, al lado de esta una bandeja llena de apetecible comida y un ramo de rosas rojas de tallo largo, son al menos cinco docenas de rosas. ¿Qué demonios le sucede con las rosas? ¿Por qué mi corazón se acelera al verlas? ¿Por qué siento que es algún tipo de declaración oculta?

EL CAPODonde viven las historias. Descúbrelo ahora