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Un audio sale a la luz, uno que Roberto me hizo grabar para perdonar mi falta por haberme desmayado. Es el sexo día de mi cautiverio, y en este punto he perdido mucha de la esperanza con la que contaba, desde mi desmayo solo hago lo que él me ha indicado para obtener un mejor trato y alimento, después del audio grabado he ganado un poco de sopa, y no tanto como un premio, a palabras de él, sino por su gracia, dado que me necesita fuerte para regresar a mis actividades, que aunque no ha contado por completo todos sus planes, el quedarnos aquí por más tiempo no es uno de ellos. Solo ha ganado días, perdida del seguimiento de la prensa y desanimo de la policía, las primeras 24 horas son cruciales, y a este momento, ni siquiera sé si es que alguien esté buscando por mi.

El audio llega al canal, fue subido a mi cuenta y la de Roberto de manera simultanea, claro que él no lo hizo, como dijo en voz alta, —no es tan estúpido como yo para cometer esos errores—, así que alguien que contrató, solo para la ocasión, entró, hackeo mi cuenta y la de él para que la IP, la ubicación y nada de lo que se relacionada en el mundo digital, tuviera oportunidad a localizarnos.

—¿Lo escucharon? —Emma se acercó corriendo con todos los reunidos en casa de mis papás—. Apareció un audio en las redes sociales de Michelle y en las de Roberto.

Octavio poco ha dormido desde todo lo ocurrido, va y viene a la comisaría, a la casa y no deja de patrullar con la policía cualquier calle, así se tenga el mínimo indicio él se encuentra presente, su desesperación es palpable, él fue el primero que escuchó ese audio, he pasado por muchas terapias con él para que conozca perfectamente el tono de mi voz y sabe que algo no se encuentra del todo bien, aunque resulte normal para todos, él ha llegado a otro nivel. Inclusive Theo que se encuentra ya en la ciudad confirma que nada de lo que estoy diciendo tiene el tono y la voz para esas palabras.

—¿Michelle es la que está diciendo esto? ¿No tiene alteraciones su voz o algo? ¿Quién tiene sus contraseñas para que pudieran publicarlo? ¿A alguno de ustedes les salió la notificación para eso?

Mi papá se encuentra al mismo nivel que Octavio, y aunque ha intentado estar pegado con él en mi búsqueda, todos prefieren que esté en un lugar seguro, pero sin ocultarle nada.

—Voy a pedirle a reconocimiento de voz que nos apoyen con esto.

—Es ella Marco, es ella —pronuncia Octavio.

—Pero es el tono de voz el que nos preocupa, a mis sesiones llegó en varias ocasiones así, calmada por fuera, pero a los minutos se descomponía.

—La está obligando, y si ese audio está en ambas cuentas es porque claramente la tiene con él —dice Octavio, pegándole a la pared con algo de fuerza. Al separar la mano sangre cae sobre ella y es mi madre quien salta para buscar ayudarlo.

—Vamos por el botiquín; Marco, haz el tema con la policía, nosotros no nos tardamos.

Mi madre lleva a Octavio a mi recámara, a la que solía ser mía, en el baño siempre ha tenido un botiquín por las veces que por distraída me solía golpear por la casa. Las palabras son ahogadas por ambos hasta que la privacidad es su testigo que sale a flote.

—Conoces hasta el tono de voz con el que ella habla en cada circunstancia Octavio —menciona mi madre tomando la mano de Octavio y revisando el golpe en sus nudillos—, yo solía hacerlo, cuando me mentía, cuando ella era la culpable de las travesuras, pero no quería aceptarlo, cuando estaba triste, cuando estaba cansada, cuando estaba ilusionada. Claro que no ha perdido muchos de esos tonos, pero esta versión adulta guarda unos cuantos secretos que me hacen sobre pensar.

—¿Sabe que nunca quiso defraudarlos, cierto? —las palabras de Octavio son rápidas, pero cálidas, al final del día no deja de ser un profesional.

Obsesiones ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora