Ella era la heredera de una de las compañías más poderosas y millonarias del mundo, pero había un precio que pagar: Debía casarse con un hombre que no conocía ni amaba. Ella no creía en el amor, pues siempre le había traído dolor y decepción. Por es...
*Nota: Tienen toda la libertad de poder ser lectores fantasma o poder comentar, de igual forma, espero que disfruten de esta hermosa historia. Muchas gracias por su atención.
Nota 2: No olviden ver la intro o vídeo de arriba*
Espero que ahora si les salga la historia: poniantyc4 y
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No sabía cómo había llegado ahí, ni por qué el fuego me rodeaba. Solo sabía que no me dolía, que no me quemaba. Era como si fuera parte de mí, como si me obedeciera. Con un simple pensamiento, hice que el fuego se apartara y me dejara salir de aquel infierno. Sentí el frío del suelo en mis pies descalzos, y el aire en mi cara. Levanté la vista y vi a una mujer que me miraba con terror. Era una mujer mayor, con el pelo negro y las arrugas marcadas. Me llamó por mi nombre, con voz temblorosa:
—¡Yeon-seo!
Pero yo no la conocía, ni sabía quién era. ¿Por qué me miraba así? ¿Qué había hecho yo? ¿Acaso era un monstruo para ella?
Me giré sobre mí misma, buscando una respuesta, y vi a un hombre que se alejaba. Era un hombre alto y delgado, con una gabardina negra. No podía ver su rostro, solo su espalda. Caminaba con paso firme, sin mirar atrás. Se perdía en la oscuridad de la noche.
¿Quién era él? ¿Qué tenía que ver con todo esto? ¿Por qué me dejaba sola?
Miré el coche que estaba detrás de mí, envuelto en llamas. Era un coche blanco, con las ventanas rotas y la sangre salpicada. De ahí había salido yo, pero no recordaba cómo. No recordaba nada de lo que había pasado antes. Solo el fuego, el fuego que me protegía.
Pero, ¿por qué seguía viva? ¿Qué era lo que me hacía diferente? ¿Qué era lo que me hacía especial?
Mi mente de siete años no podía entenderlo. No podía asimilar lo que estaba pasando. Solo quería despertar de aquella pesadilla. Solo quería volver a mi vida normal.
Pero no pude. Caí al suelo, sin fuerzas, sin consciencia. El fuego se apagó, y todo quedó en silencio.
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