Ella era la heredera de una de las compañías más poderosas y millonarias del mundo, pero había un precio que pagar: Debía casarse con un hombre que no conocía ni amaba. Ella no creía en el amor, pues siempre le había traído dolor y decepción. Por es...
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El amor, ese sentimiento profundo y enigmático, es como una melodía que resuena en lo más hondo del alma. Te transforma, te eleva, te hace vulnerable y poderoso a la vez. Es un torbellino que te arrastra hacia lo desconocido, hacia un abismo de sensaciones que nunca imaginaste experimentar. Y aquí estoy, permitiéndome caer en ese abismo, enamorándome de quien el mundo llamaría un demonio. Pero, ¿qué saben ellos? No conocen la dulzura de su presencia ni la calidez de su toque, que promete seguridad en lugar de dolor.
Sentada en el sofá, miro a Gu-won y acaricio su cabello, sintiendo la suavidad de cada hebra entre mis dedos. Él sostiene mi mejilla con una ternura que desmiente su pasado oscuro. Todo lo que hizo, cada error, cada decisión, lo volvería a hacer si eso significa estar aquí con él. Me acerco, y nuestros labios se encuentran en un beso que sella nuestro destino compartido.
Nunca pensé que sus labios se convertirían en mi mayor obsesión. Antes, los besos eran solo una fachada, una manera de aparentar lo que nuestra relación debía ser. Pero ahora, son la más pura verdad, la expresión de un amor real y palpable. Y diablos, siento que toco el cielo cada vez que nuestros labios se unen. Gu-won, mi demonio personal, me eleva a las alturas con una facilidad que solo él posee. Estoy encantada, completamente cautivada por él y solo por él.
Si hubiera sabido desde el principio que besaba de esta manera, habría caído rendida a sus brazos, hechizada por su encanto demoníaco. Me vuelve loca, y no hay vuelta atrás.
El beso es intenso, lleno de promesas y sueños. Es un beso que habla de un futuro juntos, de una pasión que arde con la fuerza de mil soles. En este beso, no hay miedo ni dudas, solo la certeza de que pertenecemos el uno al otro. Sus labios se mueven contra los míos con una urgencia que me hace olvidar todo lo demás. Es un beso que dice "te amo" sin necesidad de palabras, un beso que es un juramento eterno entre dos almas que se han encontrado y reconocido.
Y mientras lo beso, sé que no hay lugar en el mundo donde preferiría estar. Con Gu-won, incluso la sombra de un demonio puede convertirse en la luz que ilumina mi existencia.
El aire entre Gu-won y yo parecía cargado de electricidad, como si una fuerza magnética nos atrajera irremediablemente el uno hacia el otro. Me encontré sobre él, sintiendo su calor irradiando a través de nuestras prendas. Con un gesto suave, deslicé mis manos por encima de su pecho, sintiendo el tejido de mi suéter bajo mis dedos mientras él lo retiraba con destreza.
El beso se volvió más intenso, nuestros labios buscándose con ansias mientras nuestras respiraciones se entrelazaban en un baile apasionado. Con dulzura, intenté quitarle la camisa a Gu-won, deseando sentir su piel contra la mía. Él me atrajo más hacia él, su cuerpo anhelando el contacto, y nos separamos solo por un instante para saborear la sensación de nuestros labios rozando la piel del otro.
