Ella era la heredera de una de las compañías más poderosas y millonarias del mundo, pero había un precio que pagar: Debía casarse con un hombre que no conocía ni amaba. Ella no creía en el amor, pues siempre le había traído dolor y decepción. Por es...
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Hace 7 años.
La clase acababa de terminar y Do-hee salía del aula con su mochila al hombro. Era una chica tímida y reservada, que prefería pasar desapercibida entre sus compañeros. Sin embargo, había alguien que no la dejaba en paz: Ji-hye, la estudiante más mimada y temida de la preparatoria. Ji-hye era rica, popular y arrogante, y le gustaba humillar a los demás por diversión. Do-hee era una de sus víctimas favoritas, ya que la consideraba débil e inferior.
—¡Oye, Do-hee! —la llamó Ji-hye, acercándose a ella con una sonrisa maliciosa— ¿A dónde vas tan rápido? ¿No quieres saludar a tu amiga?
Do-hee se estremeció al oír su voz. Sabía que Ji-hye no era su amiga, sino todo lo contrario. Intentó ignorarla y seguir su camino, pero Ji-hye la agarró del brazo y la detuvo.
—¿Qué pasa? ¿Te quedaste muda? —se burló Ji-hye— Vamos, dime algo. ¿Qué tal te fue en el examen? ¿Aprobaste o suspendiste? Aunque ya sé la respuesta. Eres una inútil que no sabe nada. Seguro que copiaste de alguien, ¿verdad?
Do-hee bajó la cabeza, avergonzada, no queriendo tener problemas. No era cierto lo que decía Ji-hye. Do-hee era una buena estudiante, que se esforzaba por sacar buenas notas. No necesitaba copiar de nadie. Pero no tenía el valor de enfrentarse a Ji-hye, que la intimidaba con su mirada y su tono.
—Déjala en paz, Ji-hye —se oyó una voz firme y decidida detrás de ellas.
Do-hee y Ji-hye se giraron para ver quién había hablado. La estudiante mimada la miró con desprecio. No le impresionaba su aspecto. Llevaba un pantalón negro de tela gruesa y holgada, que le cubría los tobillos y le disimulaba las curvas. Una blusa gris de manga larga y cuello alto, que le tapaba el cuello y los brazos. Una chaqueta negra de corte recto y largo hasta la cintura, que le daba un aspecto sobrio y serio. Unos zapatos planos y cómodos, también negros, que no hacían ruido al caminar. Tenía el cabello en una coleta baja y que escondía bajo una gorra del mismo color que la chaqueta. Unas gafas de sol oscuras, que le cubrían los ojos y parte de las mejillas. Una bufanda alrededor del cuello, que le servía para cubrirse la boca y la nariz si era necesario. Y llevaba una mochila al hombro, donde guardaba sus pertenencias y algunos secretos. Sin embargo, no era muy conocida en la universidad, ya que acababa de ingresar ese año. Muchos la ignoraban o la subestimaban por ser la hermana de Do-hee.
—¿Quién eres tú? —preguntó Ji-hye, frunciendo el ceño.
—Soy la hermana de Do-hee, y no voy a permitir que la molestes más —respondió, mirando a Ji-hye con desafío.
—¿La hermana de Do-hee? —se rió Ji-hye— No sabía que tenía una hermana. ¿Eres tan tonta como ella?
—No, soy mucho más lista que tú —replicó— Y te lo voy a demostrar.
