𝒯𝒾𝓂𝑒𝓈 𝑜𝒻 𝒯𝓇𝓊𝓉𝒽𝓈

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Con la suave luz del sol filtrándose por las cortinas, Yeon-seo abrió los ojos sintiéndose un tanto adormilada. Antes de siquiera bostezar, se apresuró hacia el baño. El sonido de un leve arcada llegó a los oídos de Gu-won, quien, alertado, se levantó de la cama, bostezó y notó la ausencia de su esposa a su lado. Con un rápido vistazo, localizó los ruidos provenientes del baño.

Al entrar, se encontró con Yeon-seo, pálida y avergonzada ante la situación. Ella, al notar la presencia de Gu-won, se sonrojó y le pidió que no la mirara, argumentando que ahora le daba asco. Sin embargo, Gu-won no pudo evitar sonreír y rodearla con sus brazos, dándole un cálido abrazo por detrás.

—Incluso así, eres la chica más adorable y preciosa del mundo —le aseguró, dejando un tierno beso en su mejilla antes de apartarse para buscar la medicina.

—Gu-won, en serio... no es un espectáculo agradable —murmuró Yeon-seo, aún avergonzada.

—Lo único que veo aquí es a mi increíble esposa que, incluso cuando no se siente bien, sigue siendo hermosa para mí —respondió Gu-won mientras buscaba la medicina en el botiquín.

—Te odio por ser tan dulce en momentos como este —confesó Yeon-seo, pero no pudo evitar sonreír.

Gu-won le entregó la medicina y, antes de irse, le lanzó otro comentario juguetón.

—Ah, y no importa cómo te veas ahora, siempre estarás sexy para mí.

Yeon-seo le lanzó una mirada divertida mientras cerraba la puerta del baño, agradeciendo en secreto por tener un esposo tan amoroso y comprensivo.

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Yeon-seo regresó a su empresa después de recibir la llamada de su secretaria Min-ji, quien anunciaba la llegada del documento que la liberaría de su papel como heredera principal. Gu-won no estaba precisamente feliz cuando entraron juntos a la oficina de la chica, sus ojos fijos en aquel papel que sostenía en la mano.

—No puedes firmarlo —intervino el chico detrás de ella.

—Ya todo terminó —respondió ella, tomando asiento en su silla.

Gu-won se plantó a su lado, con expresión seria y decidida.

—Debemos atrapar al imbécil que intentó matarte, averiguar quién está detrás de él y asegurarnos de que te dejen en paz —insistió, dejando claro que no estaba dispuesto a aceptar una rendición tan fácil.

—No quiero —suspiró ella, mirando hacia el escritorio con pesar.

—¿Por qué no? Ya estoy recuperado —argumentó Gu-won, buscando entender sus razones.

𝓛𝓪 𝓗𝓮𝓻𝓮𝓭𝓮𝓻𝓪 𝔂 𝓔𝓵 𝓓𝓮𝓶𝓸𝓷𝓲𝓸 | 마이 데몬Where stories live. Discover now