Fairy Tail: Shinigami

Capítulo 170 - Más allá del velo.

[Adam C. Punto de vista.]

Estaba perdido.

En un mundo de la nada.

En un mundo de negros.

En esta... negrura, había una sensación de ingravidez, de vacío. Dondequiera que me di la vuelta, hay una extensión interminable de nada. Sin embargo, a pesar de esto, se sentía como si cada partícula del vacío se presionara contra mí, buscando entrada, tratando de reemplazar el espacio dentro de mí.

No pasó mucho tiempo antes de que empezara a sentir dolor, agonía.

El dolor comenzó como un latido lejano.

Mi cuerpo.

Mis huesos.

Empezaron a doler gradualmente. Como si mil cuchillos ardientes se me cortaran a la vez. ¿Por qué estuve aquí? ¿Por qué estaba sintiendo este dolor?

Los pensamientos se arremolinan dentro de mi cabeza, haciéndose eco del vacío del abismo.

Cada pensamiento me agudió la mente más que el anterior. ¿Recuerdos? No tenía ninguno, o más bien, no los tenía ahora mismo.

Todo lo que sé es el presente, el dolor, mi mundo, tan consumido como la vasta oscuridad que me envuelve.

"¿Me estoy muriendo?" Me pregunto. "¿O ya estoy muerto?"

Ambas opciones parecían estar dentro del reino de las posibilidades, ¿verdad?

Por otra parte, no tenía nada con lo que comparar esto, así que tal vez fue esto cuando llegó a la vida.

Me reí por el dolor. A pesar de mi falta de conciencia de... los recuerdos, sabía que eso estaba mal, sabía que había más que esto.

Pero entonces... algo cambia.

Más cursos de dolor a través de mis venas, pero este dolor era diferente, este dolor no era mío.

Sin embargo, antes de que pudiera reunir más sobre este cambio, el dolor comenzó a retroceder, tan repentinamente como comenzó, como una marea que se apaga, revelando una playa virgen llena de secretos.

El intenso ardor que una vez amenazó con destruirme, consumirme, se convierte en un suave calor, calmando mis sentidos cansados. Y a medida que el dolor retrocede, otra sensación toma su lugar.

Paz.

Tranquilo.

Del infierno al cielo, de repente me sentí como si estuviera flotando en un mar tranquilo, sin olas, sin viento, solo la suave subida y caída del agua debajo.

Y en esta nueva tranquilidad, en este nuevo mundo, noté algo más. Muy lejos, había un destello. Un pinchazo de luz en el horizonte. Es débil, casi imperceptible, pero está ahí.

Me llama.

La luz parece pulsar, ser más brillante y luego atenuarse, pero la llamada es la misma, quiere que me vaya.

Atraído por ello, me dirigiré a la luz. Cada centímetro de mi ser se centra en alcanzarlo. A medida que me acerco, el calor se intensifica y la una vez pequeña mota se expande, llenando mi visión.

Es atractivo, promete algo que no puedo entender del todo, pero... de alguna manera, siento que lo necesito.

"¿Es esta la razón por la que estoy aquí?" El pensamiento emerge como un susurro en las profundidades de mi propia alma. Me detuve, mirando la luz. No sé qué espera más allá de esa luz, o qué pasará una vez que llegue a ella, pero la atracción es irresistible.