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Para mi sorpresa, encontré aquella visita a la biblioteca como una experiencia bastante

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Para mi sorpresa, encontré aquella visita a la biblioteca como una experiencia bastante... enriquecedora. Si bien no hallé la pasión y fascinación que parecía sentir Octavio hacia los libros, sí que encontré cierto disfrute en el pesado registro que el príncipe había traído para mí. Además, su silenciosa compañía a unos asientos de distancia parecía aplacar el peso de mi pecho y hacer que mi mente se distrajera con aquel cúmulo de información que ponía a mi disposición, feliz de haber encontrado una compañera que le acompañara en aquellos momentos en los que dejaba sus responsabilidades en el pasillo y, simplemente, disfrutaba del conocimiento que aquella habitación atesoraba.

En aquel momento golpeó con el dedo índice un mapa de nuestro mundo, apuntando directamente a la península que había al otro lado del mar. Hexas.

—Al contrario que ocurre con Assarion o el Imperio, la forma de gobierno de Hexas se encuentra dividida —me explicó Octavio, con los ojos iluminados por el placer de compartir conmigo sus conocimientos. Los dos estábamos a solas en su rincón favorito mientras su nigromante pululaba entre los pasillos, vigilando que no hubiera amenazas escondidas... o rehuyendo al príncipe y sus clases magistrales—. El Triunvirato, así es como se llama. Tres gobernantes que representan a los tres pilares de Hexas: Estado, religión y el ejército.

Fruncí el ceño.

—Pero ¿eso no sería... peligroso? —pregunté con cautela—. Podrían aliarse entre ellos y derrocarse mutuamente...

El Emperador, por ejemplo, era la cabeza del Imperio y todo el poder recaía sobre su propia figura. Cualquier intento de rebelión o golpe de estado podría ser fácilmente aplastado gracias a que poseía el control absoluto de todas las facciones; el consejo de nobles que parecía seguirle siempre a todos lados apenas tenía voz y voto en la toma de decisiones y, sospechaba, simplemente servían para regalarle los oídos al Usurpador y beneficiarse del puesto.

Octavio observó el plano con expresión pensativa, valorando su respuesta.

—En cierto modo —concedió con precaución—. Pero también lo veo como un modelo progresista: cada uno de los representantes permanece en el cargo unos diez años, siendo elegido su sucesor entre su propio consejo. De igual modo, las decisiones que se toman son en base a un consenso entre todos los miembros de la rama en el que se esté debatiendo. El poder no se encuentra tan... concentrado en una sola persona.

Contemplé al príncipe como tantas otras veces: con una trémula esperanza latiendo en mi pecho y con absoluta admiración por el tipo de persona que era. Por lo diferente que resultaba a su padre.

Aunque siempre solía eludir el tema, desviando la conversación, sabía que sería mucho mejor gobernante que su padre. Y eso me hacía sentir que el Imperio tenía una auténtica oportunidad de salir adelante.

—¿Has encontrado algo de interés en el registro? —me preguntó entonces Octavio, cambiando de tema. Como si hubiera sido capaz de leer mis pensamientos.

LA NIGROMANTE | EL IMPERIO ❈ 2 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora