XV. I'm following the footprints you left.

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Narra Mía.

Después de estar toda la tarde con Cloe pensando cómo podíamos hacer para encontrar a mi “pequeño amor”, como lo había comenzado a llamar mi amiga, y sin tener ningún progreso estaba un poco cansada y frustrada. No era como si no supiera que era imposible hallarlo el primer día, más aún cuando no sabía nada de él, pero de todas formas no pude evitar desanimarme.

Una vez que cenamos decidí salir a caminar por la playa, no podía creer que había estado viviendo a dos cuadras de la costa durante más de una semana y solo había ido hasta allí dos veces.

Cuando pisé la arena, antes de acercarme al mar, me quité las zapatillas y las cogí con mi mano para que no se estropearan con el agua. Luego me acerqué a la orilla y comencé a andar Una brisa fría me alborotó el pelo y sonreí mientras me subía la cremallera de la campera, me encantaba la sensación del viento fresco contra mi cara.

Veinte minutos más tarde tenía los bolsillos llenos de arena y caracoles que había recogido, y ya estaba lista para volver a casa cuando algo llamó mi atención: un camino de huellas claramente marcado en la arena mojada. Instantáneamente me puse a seguirlas, no sé por qué pero siempre que veían unas las seguía.

Recordaba que un día cuando era pequeña mi madre me había traído a esa misma playa y yo había descubierto un perfecto recorrido marcado por huellas ligeramente más grandes que las mías.

-¿Por qué están ahí, por qué no desaparecen?-le había preguntado curiosamente.

-No lo sé, quizás alguien las dejó para que las siguieras.-contestó dulcemente mi madre.

-¿Y tú crees que si las sigo encontraré a alguien especial?-se me ocurrió inocentemente.

-Estoy segura de ello, dicen que si logras caminar por encima de ellas hasta la persona que las hizo, sin que el camino se comience a borrar, esa persona es tu alma gemela.

Luego, después de caminar por un rato me choqué con un niño, entonces miré muy emocionada a mi madre y grité.

-¡Lo logré, encontré a mi alma gemela!-exclamé.

-Puede ser, pero deja de gritar así o lo vas a asustar.-respondió riendo. Ella tenía razón, el chico me miraba como si estuviera loca.

De todas formas ese día nos hicimos amigos y nos quedamos haciendo un castillo de arena hasta que atardeció. Incluso tengo una foto guardada que mi madre nos tomó.

Y desde ese día me acostumbré a caminar sobre las huellas de la gente aunque obviamente ya no creía en lo que me había dicho mi mamá. Ahora sabía que las huellas estaban simplemente porque el peso de alguien había hundido la arena y no porque alguien las había dejado a propósito para que lo siguiera. De hecho eso me parecía muy tonto en ese momento.

Además quién sería tan bobo de creer que puedes encontrar el amor de tu vida siguiendo unas estúpidas huellas.-pensé. Y ese pensamiento se intensificó cuando me detuve abruptamente al ver a Harry parado a tan solo unos pasos, de espaldas a mí con las manos hundidas en los bolsillos. El rastro de marcas en la arena terminaba justo debajo de sus pies. Él no era la persona con la que me hubiera gustado encontrarme, definitivamente Harry no era y nunca sería mi alma gemela.

Me di la vuelta para marcharme antes de que notara mi presencia, pero desgraciadamente ya era demasiado tarde.

-¡Mía!-gritó, obligándome a quedarme allí.

Narra Harry.

No tenía sueño por lo que después de cenar decidí ir ala playa. Ya llevaba como quince minutos parado observando el mar cuando escuché un ruido detrás de mí. Me volteé y allí estaba ella, con la cremallera de su abrigo subida a más no poder y con el cabello todo alborotado.

-¡Mía!-exclamé justo antes de que se diera la vuelta.

-Harry, ¿qué haces aquí?-contestó sin moverse.

-Nada, solo tenía ganas de venir a la playa.-expliqué acercándome a ella.-Y en todo caso la pregunta sería qué haces tú aquí porque yo llegué primero, ¿acaso me seguiste?-agregué con una sonrisa.

-No, claro que no. Yo también tenía ganas de venir a la playa. Además tú eres el que sigue a la gente, no yo.-protestó cruzándose de brazos y haciéndome reír.

-Cloe me contó que estás buscando a un chico que te gustaba cuando eras una niña, ¿se puede saber por qué?-pregunté sin rodeos y cambiando deliberadamente de tema. Ella se quedó con la boca abierta.

-¿Qué…qué has dicho?-preguntó nerviosa aunque evidentemente fue solo para postergar la respuesta ya que me había escuchado muy claramente.

-No veo por qué lo quieres encontrar cuando en vez de a él me puedes tener a mí.-dije con un guiño ignorando su pregunta. Ella me miró fijamente unos segundos y luego se dio la vuelta y comenzó a caminar enfadada.

-Espera…-la detuve agarrándola suavemente del brazo.-Solo era una broma, en realidad quería decirte que yo puedo ayudarte a encontrarlo. Vivo aquí desde que nací y conozco a mucha gente.

-Pues me estoy cansando de tus bromas y no, gracias pero prefiero buscarlo sola.-respondió liberándose de mi agarre.

-Ahh ya entiendo…-comencé a decir mientras la observaba alejarse de mí sin impedírselo, si no me equivocaba en menos de un minuto estaría devuelta a mi lado.-Tienes miedo de aceptar mi ayuda porque sabes que si pasas tiempo conmigo terminarás enamorada de mí.-grité para que me oyera sobre el rugido de las olas.

-¿Qué?-preguntó deteniéndose indignada. Había logrado lo que quería.

-Tú y yo sabemos que escuchaste muy bien.-comenté divertido.

-¡No me hagas reír! ¡Ese es mi menor miedo, eres tan irritante que nunca me enamoraría de ti!

-Si estás tan segura entonces acepta.-la desafié con una sonrisa triunfante al darme cuenta de que le había ganado. Los retos son el punto débil de las personas orgullosas, y eso lo sabía por experiencia propia.

Afraid of falling in love.(Harry Styles)Where stories live. Discover now