Isn't it just so pretty to think? All along there was some invisible string tying you to me<3
Julia tenía tan solo siete años cuando sus padres le regalaron una guitarra de doce cuerdas por Navidad.
Ellos realmente no creían que su hija fuera a apre...
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El despertador sonó y me levanté sin problema alguno. Normalmente me costaba levantarme, pero sabiendo que iría a la segunda fase de Operación Triunfo todo el sueño de mi cuerpo desaparecía.
Estaba nerviosa, tal vez demasiado. Hacía años que no cantaba tan en serio, tan solo para mis amigos o en el coche con la música a todo volumen, y, aunque había pasado horas ensayando frente al espejo, aun estaba muy nerviosa y desconfiada.
Emma y Carlos no podían venir a acompañarme hoy, así que vendrían cuando salieran de la universidad, a la cual yo había faltado la semana entera para prepararme mentalente y físicamente para esta fase del casting.
Me vestí con ropa algo distinta al día anterior,cambiaba más de estilo que de peinado a decir verdad. Me puse unos baggy jeans negros y un corsé de cuero marrón. Me hice un semirecogido con trenzas en el pelo y un maquillaje algo sencillo.
Llamé a un taxi que estuvo allí diez minutos después y me subí con nervios. Al decirle la dirección, el hombre sonrió y habló: —¿A la segunda fase de operación triunfo?—preguntó sonriente, hablaba con un tono tranquilo.
—Sí—me limité a decir. No quería parecer borde, pero el nudo en mi garganta no me permitia decir mucho.
—Enhorabuena—me felicitó y una pequeña sonrisa se formó en mis labios.
—Gracias—dije en un tono de voz bajo—la verdad, estoy un poco nerviosa—reí por los nervios y el hombre asintió.
—Es normal. ¿Quién sabe? Tal vez la siguiente ganadora de operación triunfo esté ahora en mi coche.—me reí. Por alguna razón, sus palabras me dieron esperanza.
—Ojalá y tenga razón—suspiré y el hombre me miró a través del espejo retrovisor.
—Todo se trata de la confianza. Esa es la clave. —Tiene toda la razón—le sonreí con amabilidad. Pasé unos minutos sumida en mis pensamientos y luego miré por la ventana al darme cuenta de que el coche se estaba parando.
—Tenga suerte, señorita—dijo el hombre cuando me bajé del coche y yo le sonreí.
—Muchas gracias—le contesté y me di la vuelta para comenzar a caminar hacia el edificio.
Una vez entré, mis nervios crecieron aún más, No podía creer que realmente estuviera allí, apunto de cantar en la segunda fase de operación triunfo.
