CAPITULO 35

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El señor Romero se acerca y no parecía feliz de verme a mí, pero yo solo observo a los niños que hasta hace poco la niña llamó abuela a la madre de Mey, ellos cargan a los niños y les dice que no se alejen de ellos nuevamente

—No tenía idea de que ya fueran abuelos.

—Lo que pase en nuestra familia, no es de su incumbencia señor Santoro.

—¿Abuelo, sabes quien es él? —el niño me mira como si fuera su enemigo pero al mismo tiempo siente curiosidad

—Es un amigo de tu madre. Campeón, lleva a tu hermana a esos asientos, pronto iremos con ustedes. —el pequeño toma de la mano a su hermana y hace lo que el señor Romero le pidió. —No es lo que te estás imaginando.

—¿Y que es lo que me estoy imaginando según usted?.

—Cariño hay que irnos, sabes que nos esperan.

—Si, tienes razón.

Ellos si agregar nada más se marchan, tomaron a los niños y se fueron, mi curiosidad aumentó ya que por la forma en la que actuaron, estoy seguro que se trata de ella, pero la única forma de averiguarlo era preguntárselo a ella, es su amiga después de todo y solo ella me dirá si mis sospechas son ciertas de que está en la ciudad

Después de que Laura saliera de la sala de cine, conduje hasta la residencia, Laura subió a su habitación mientras yo me quedé con la incertidumbre de lo que pasó aquellos niños, me sentí confundido porque Erika me dijo que ella no ha tenido una relación, "¿Y si ella le mintió?" probablemente puede ser eso, es imposible que alguien como ella este sola por tanto tiempo, es hermosa e irresistible

Ella se casó y tuvo hijos, por eso el me dijo que no era lo que pensaba, suspiro frustrado ya que ahora me encuentro tan molesto con solo pensar en la idea de que ella estuviera casada con otro hombre, "¿Podré soportarlo? Verla con otro..." siento que mi cabeza iba a explotar así que me tomé unos calmantes antes de irme a descansar.

Me desperté con un enorme dolor de cabeza, ni siquiera con los calmantes pude dormir o dejar de pensar en lo sucedido en el centro comercial

El dolor no se desaparece así que pensé que algo de trabajo me ayudaría a quitarme este insoportable dolor, al ver la llamada de mi cliente tomé la llamada, pero al ver al frente nuevamente intenté bajar la velocidad al ver a un sujeto cruzando la calle, pero no podría detener mi auto así que tuve que desviarme del camino

—¡Maldición!.

MEY

Mi preocupación esta aumentando demasiado, mis padres me comentaron lo que había pasado en el centro comercial mientras se divertían con los niños, él no le quitaba los ojos de encima a los niños, aunque papá dijo que le dio a entender que no eran suyos pero por la expresión que tenía en su rostro dijo que no le había creído del todo y ahora estoy más preocupada, sabia que aunque esta ciudad fuera tan grande, no sería lo suficiente como para que el yo o mis gemelos nos encontremos

El solo pensar en la idea de que tengo que volver a verlo se me eriza la piel y mi corazón se vuelve loco al punto de hacer que me sienta asfixiada. No sé, si en verdad estoy preparada para hablar con él o para decirle la verdad, o tal vez tenga temor de que rechacé a mis pequeños, eso jamas lo toleraría

—Doctora Maya. Necesitamos su aprobación para la cirugía de emergencia de uno de nuestros pacientes.

—¿Cuál es su estado?...

Estábamos revisando su perfil cuando escuchamos un alboroto afuera, había alguien exigiendo hablar conmigo y luego la puerta se abrió de golpe, en mi primer día de trabajo y ya comienzan los problemas para mi, "Ahora entiendo a mi antiguo superior"

—¿¡Quién de ustedes es el director de este hospital? —mi cuerpo se paraliza al escucha su voz. —¿Quién es?.

Cierro mis ojos y reúno todo el valor para mantener una compostura tranquila y firme, soy una persona responsable y nadie debe intimidarme, "o de lo contrario creerán que soy un tonta e inexperta que debe ser reemplazada"

—Yo soy la directora de este hospital —ladeo una sonrisa —¿En que le puedo ayudar, señor?

El se queda paralizado, la expresión desencajada de su rostro al verme es grandioso, "pero también estoy nerviosa, ansiosa y siento que mis manos comienzan a sudar" el enfermero que se encontraba conmigo me repite lo que hablamos.

—Doctora, firme aquí.

—Llama a su familiares para que firmen.

El enfermero sale dejándome a solas con Víctor, me mira de pies a cabeza incrédulo de que me esta viendo, parpadea y murmura algo, lo invito a tomar asiento y que me diga lo que necesita o cual es el problema para que exigiera verme

—Estas... hermosa Mey. —lo ignoró y le repito mi pregunta, pero sigue observándome —Mey... podemos hablar de lo que pasó.

—No se de que habla.

—Por favor, —levanto mi mano para que deje de hablar. Pero el toma mi mano —Es tan suave como la recuerdo, te ves radiante, mucho más de lo que recuerdo.

—Señor Santoro, —me suelto de su agarre —no le puedo ayudar si solo esta adulándome de esa forma tan impropia. Si no tiene nada importante que decirme entonces le pido que salga y me deje trabajar porque mi tiempo es oro y los minutos que pierdo hablando con usted de cosas insignificantes, los puedo utilizar para terminar aquí e irme a descansar temprano.

Si, estoy mintiendo para no hablar con él, porque de tantos lugares donde podría estar, porque aquí.

—De acuerdo, si así lo quieres, entonces te veo mañana para hablar del otro asunto.

"¿otro asunto".

—Sea directo y dígame lo que quiera decirme ahora.

—¿Quién es el padre de esos niños? Y no te atrevas a mentirme porque sé muy bien que no estás casada y no tienes ningún tipo de relación formal con nadie, no soy estúpido y esos niños parecen tener una edad de cinco años y si calculo bien...

—No se de que habla...

El me toma del mentón con rudeza obligándome a verlo a la cara.

—¿Quién es el padre de esos niños, mey?

placer Ilicito Donde viven las historias. Descúbrelo ahora