3: Evento

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Pasaron los días y dejé de pensar en lo que sucedió después de la fiesta de Mauro, me enfoqué en terminar los proyectos en los que estaba trabajando y en ayudar a finalizar los detalles para la nueva sede de la empresa.

— Joder, Kayla, que guapa que estas.

— Me lo creería si no fuera porque te he escuchado decírselo a un montón de chicas, muchas de esas veces mentías, Mauro.

— Cierto, pero yo nunca te he mentido, así que créeme cuando te digo que estás guapa.

Sonreí y me puse un poco de perfume — Ponte de una vez la corbata, no pienso llegar tarde por tu culpa.

— ¿Tengo que hacerte recordar que fuiste tú quien se cambió 3 veces de vestido?

Ruedo los ojos — Habla menos y comienza a atarte esa corbata al cuello.

Me acerqué al espejo de mi habitación y con cuidado, coloqué los aretes en mis orejas, eran unos hermosos pendientes de plata con pequeñas piedras brillantes que añadían un toque de elegancia, luego, me coloqué el collar alrededor del cuello, era una delicada cadena de plata con un colgante de cristal que reflejaba la luz de manera deslumbrante, complementaba perfectamente mi vestido y realzaba mi estilo.

— ¿Qué se supone que estás haciendo? — Le pregunté, viéndolo por el espejo

— Lo que me pediste, atando la corbata.

— Pero así no se hace. — Le dije, notando que había cometido algunos errores en el proceso — Acercate, te voy a ayudar.

Se acerco con una sonrisa y deshice lo que había hecho, explicándole paso a paso cómo debía atar correctamente la corbata.

— Listo, no fue tan difícil. — Digo alejándome un poco

Observé cómo se acercaba al espejo y se examinaba el nudo de la corbata, parecía satisfecho con el resultado.

— Déjate de ver tanto, romperás mi espejo. — Le dije, acercándome a él con una sonrisa

— Eres una maldita. — Dijo, dándome un abrazo — Pero así te quiero.

— Qué suerte. — Respondí, entregándole las llaves de mi coche — Te toca conducir, andando.

Nos dirigimos hacia mi coche y nos subimos. Mauro se colocó al volante y comenzó a conducir hacia el lugar del evento, era una ocasión especial, ya que se trataba de un evento exclusivo para las compañías del rubro de la empresa de mi padre.

Una vez que llegamos al lugar, nos dimos cuenta de que los paparazzi estaban esperándonos afuera. Mauro, siendo un caballero, salió del coche y rodeó el vehículo para abrirme la puerta, extendió su mano hacia mí, ofreciéndome su apoyo mientras salía del coche. Acepté su gesto con una sonrisa y juntos nos dirigimos hacia la entrada del evento.

Los paparazzi nos rodeaban, pero yo me concentraba en llegar al interior, Mauro saludó cortésmente a los paparazzi, mientras yo me mantenía enfocada en el objetivo, sin embargo, en un momento, Mauro me pidió detenernos un momento para tomar algunas fotos.

— ¡Mauro, Kayla, por aquí! ¡Una foto juntos, por favor! — Pidió el fotógrafo

— Solo 5 segundos. — Le murmuré a Mauro quien asintió 

Nos detuvimos frente a las cámaras y sonreímos, posando juntos. Aunque no soy fanática de las fotos, entendía la importancia de este momento, los flashes estallaron a nuestro alrededor, capturando la imagen que tanto pidieron.

Después de las fotos, Mauro y yo continuamos nuestro camino hacia el edificio, entramos y nos dirigimos hacia el ascensor.

— Aún no entiendo por qué no te gustan que te tomen fotos. — Comentó presionando el botón del piso

Mentira de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora