6: London

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Hicimos karaoke mientras todos tomábamos y bailábamos, la música resonaba y nuestros malos cantos también, Leah parecía pasárselo bien al igual que yo. 

— Parece disfrutar la fiesta, ¿no? — Pregunta Mauro viéndola con una sonrisa

— Sí, eso parece. — Dije — ¿Vendrá?

— Dijo que lo intentaría, estaba terminado de alistar las maletas. — Explicó — En el caso hipotético de que no viniera, ¿estarás bien?

Asentí mientras terminaba de mi vaso — Al menos lo intente, ¿no?

— Sí, al menos ...

— Nunca me sentí tan estúpida como hoy. — Comenté con una sonrisa — ¿Será el alcohol o el hecho de saber que fui la amante?

— Kayla ...

— Fui la puta amante, Mauro. — Dije riendo — Que bajo he caído, qué vergüenza, así no me criaron mis padres ... — Me levanté del sofá y le extendí mi mano — Elige: Cantamos o vivimos esta canción.

— ¿Alguna de esas opciones te harán sentir mejor? — Asentí — Entonces hay que vivirla.

Nuestros amigos estaban cantando "Adán y Eva" de Paulo Londra, así que nos unimos a ellos y comenzamos a cantar y a bailar la canción mientras debíamos de una botella.

— "El perdedor" — Articule, con un poco de dificultad — La cantarás conmigo, denle el micrófono a Mauro, nos toca.

La canción comenzó a sonar y todos se unieron en coro, cantando con emoción y despecho, pero cuando llegó la parte que dice: "¡Ay ve! Y dile que lo odio y lo detesto, por tener lo que fue mío, aunque el culpable he sido yo. Que hoy lo considero un enemigo, lamentando mi perdida en la batalla por tu amor.", mi mirada se cruzó con la de London y el resto de la canción se convirtió en un telón de fondo mientras nuestros ojos seguían conectados.

Me hizo una seña con sus ojos y en cuanto la canción llego a su fin, le entregué el micrófono al chico más cercano a mí antes de salir de la casa. 

— Mauro, cuida a Leah, ahora vengo. — Mascullo dirigiéndome a la salida

— Kayla, no lo hagas. — Dijo tomándome del brazo — No vayas.

— Se va en unas horas, ¿qué más da? — Respondí, liberándome de su agarre — Cuando despierte, ella estará de camino a otro maldito país con su jodida novia, así que no tengo nada más que perder, ya no, porque esta noche la perderé para siempre ...

— ¿Cómo puedes perder algo que nunca fue tuyo, Kayla? ¿Por qué lo haces?

— No lo sé ... — Contesté con una sonrisa triste — Pero sé que necesito un cierre, necesito dejarla en el pasado y no podre hacerlo sin antes hablar con ella ...

Salí de la casa y me dirigí hacia la entrada. La encontré sentada en medio de esta, mirando el cielo y fumando un cigarro, me quedé en silencio por un rato, observándola desde atrás, esperando que se termine el cigarro antes de colocarme frente a ella. Intercambiamos miradas sin decir nada.

— London ... — Murmuro mientras ella negaba — Tenemos que hablar de eso, lo sabes.

— ¿Por qué? ¿Por qué no lo puedes dejar? Solo esta noche, Kayla, solo por hoy ...

— Lo siento, no puedo porque cuando llegues a Barcelona borrarás mi número y no volveremos hablar. — Dije poniéndome de cuclillas — Me has gustado desde el primer momento en que te vi, no quise, pero fue inevitable ... 

Mentira de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora